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¡Con frecuencia nos hemos ocupado en nuestra web y programa Crónicas de San Borondón de la búsqueda científica de vida, incluso inteligente, fuerea de la Tierra. Los exoplanetas son un vivero importante; también las Esferas de Dyson, supuestas megaestructuras teóricas construidas para aprovechar la energía total de un estrella; y por supuesto, entre otros territorios, las señales de radio tan protagonistas en los programas SETI. 

Las tecnofirmas, evidencias directas o indirectas de tecnología y desarrollos inteligentes en otros lugares del Universo, se han hecho muy populares. Buscar contaminación atmosférica provocada por fábricas, luces artificiales de potenciales ciudades o dispositivos, o las alternación de parámetros “naturales” provocados por la propia actividad vital de los seres vivos, son algunos objetivos. A este grupo se ha venido a sumar otro, algo distinto, que centraría la búsqueda de esas tecnofirmas en los océanos de lejanos planetas. La propuesta tiene que ver con el Deuterio, un isótopo pesado del hidrógeno, cuya proporción en ese agua exoplanetaria sería un indicador de la actividad de vida extraterrestre inteligente. Así lo propone en un reciente estudio el Dr. David C. Catling, profesor de Ciencias de la Tierra y el Espacio en la Universidad de Washington. Este investigador sugiere buscar marcadores duraderos de tecnología extraterrestre midiendo el deuterio en el agua de los planetas que vayamos identificando como idóneos para el desarrollo de la vida. El autor presupone que el desarrollo de una civilización inteligente conduciría en su futuro al uso de tecnología de fusión nuclear que podría afectar la composición del agua de un planeta. La proporción del deuterio e hidrógeno en el agua se vería alterada, disminuyendo el primero como consecuencia de procesos de generación de energía mediante la fusión de deuterio-deuterio, considerando que este isótopo es un combustible potencial para una civilización avanzada. Además, una alta proporción de deuterio puede indicar que el agua ha estado presente durante mucho tiempo en un planeta, lo cual es un factor favoreable para la habitabilidad del mismo.

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