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Duró tres días, del 16 al 18 de marzo de aquel 1950. Eran otros tiempos, de eso no cabe la menor duda. Hoy sería difícil encontrar un caso de éstas mismas características cuyo misterio resistiera apenas sesenta minutos. Sin embargo, la flota de ovnis que sobrevoló la localidad de Farmington en la mañana del 17 de marzo ante la atónita mirada de sus poco más de 5000 habitantes, mantiene casi todas sus incógnitas intactas 70 años después.

La invasión del “colosal ejército de platillos volantes”, como tituló The Farmington Daily Times en su ya histórica edición del 18 de marzo de 1950, nunca fue aclarada y se sumó a la abundante casuística que por entonces comenzaba a acumularse a lo largo de Estados Unidos, y de manera especial en aquellos meses, en el estado de Nuevo México. Aquellos platillos comenzaron a ser visibles en torno a las 11 de la mañana prolongando su desfile pasado el mediodía, volando a una velocidad estimada de 2000 km/h y a una altitud de unos 7.000 metros. Algunos platillos fueron descritos como de color rojo y realizando acrobacias, además de cambios de dirección en ángulo recto, sin ruido ni restos visibles de vapor o estelas de combustible. Para el investigador David Marler, que ha seguido con extraordinario detalle durante muchos años este incidente, estamos ante “uno de los casos más dramáticos y mejor documentados en la historia del fenómeno OVNI”. Los testigos se acumulaban en las calles y hasta se hacían apuestas sobre la naturaleza de lo que estaban observando. Algunos describieron vuelos rasantes sobre sus propios vehículos, mientras que al menos afirmaría haber observado un objeto con ventajas, “y que podía ver a tres personas adentro con gorras a rayas y uniformes azul marino con botones de latón.”

Eran otros tiempos incluso para las “evidencias”, ya que además de repetirse la observación durante dos días más aunque con menor presencia de aparatos y peores condiciones de visibilidad por la arena y el viento, se localizaron también “hilos de la virgen”, los extraños filamentos asociados a ciertos casos de OVNIs. Con el paso de los días la prensa estadounidense se fue haciendo eco del caso emitiendo juicios desiguales sobre la naturaleza de lo observado: desde naves de otros mundos a histeria colectiva,  pasando por globos meteorológicos…quedando sin explicación el incidente aunque bajo la sospecha de armamento secreto. En eso las cosas sí que parecen no haber cambiado demasiado.

Un enigma indiscutible que siempre quedará en el aire más allá del origen o naturaleza de aquella “invasión” es el de la razón por la que este episodio nunca tuvo la popularidad y perdurabilidad en el tiempo que potencialmente merecía, tanto por la cantidad y calidad de testigos, como por la duración, abundancia de detalles, etc.-, frente a la que si tienen otros como el incidente Roswell bastante más endebles. Se ha teorizado sobre el perfil conservador del pueblo, que evitó hablar más de la cuenta para no quedar estigmatizado, pero esa propuesta no resuelve en absoluto la cuestión.

Fotomontaje de ufoinsight.com


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