Hoy lunes 29 de abril de 2019 las redes sociales se han encendido en la esfera canaria para comentar, lamentar y puede que hasta celebrar en algunos casos, el adiós de EL DÍA TELEVISIÓN y RADIO EL DÍA. Malas noticias para quien firma éstas líneas, pensando en la merma que supone el cierre de medios informativos y la pérdida de trabajo para los profesionales que en ellos trabajan. La inmensa mayoría, por no decir todos, son amigos y viejos compañeros. Mi vinculación con El Día arranca en 1991. A veces siento vértigo al pensar que mis Claves del Camino en el periódico están a nada -si es que resisten- de alcanzar 30 años de existencia. Empecé siendo el colaborador más joven del periódico y creo que hoy debo ser el más veterano, que no es lo mismo que el de mayor edad. Después vino la oportunidad de hacer nuestro programa Esencia de Medianoche en Radio El Día, con Pepe Moreno de director en aquella primera etapa. Y nos fue bien, francamente bien, durante varías temporadas, hasta que ante la falta de retribuciones por el espacio que hacíamos decidimos escuchar propuestas y recalamos en la naciente Canarias Radio, donde mutamos de Esencia de Medianoche a lo que llamamos Crónicas de San Borondón, nuestro lugar definitivo en la radio de misterio. Lo paradójico fue que saliendo de Radio El Día para Canarias Radio La Autonómica se produce nuestro aterrizaje en El Día Televisión, donde Víctor Padrón y su equipo nos fichó y brindó confort y recursos para hacer algo que tímidamente habíamos experimentado durante unos meses en Teidevisión Canal 6. Así nació en El Día Televisión “Canarias Mágica“, una extraordinaria oportunidad de hacer televisión por la que siempre me sentiré agradecido.
David Heylen, Daniel Trujillo Fox, Fernando Hernández y ocasionalmente Gustavo Sánchez, me acompañaron en esta aventura de tele local con alcance insular, en un programa como el nuestro que tenía vocación regional y que, con inventiva y amigos, lograba incorporar temas nacionales e internacionales. Arrancamos con Canarias Mágica en la primavera de 2008 y anduvimos hasta 2010 o 2011, justo ahora no lo recuerdo muy bien. Unos 70 programas y varios más en preparación hasta que, bruscamente y con la crisis financiera, decidieron comenzar a contener el gasto. De una semana para otra pasábamos de tener presupuesto a no tener ni un euro, por lo que optamos por no continuar gratuitamente.
Recuerdo aquellos años como una aventura apasionante, de aprendizaje. Hay quien critica lo local, lo definen como cutre, de ligas inferiores…viendo lo que nos solemos encontrar en lo local en Canarias puede que en parte lleven razón, pero también es escuela y hermandad, un salario con el que comer o pagar la hipoteca…en la tele de primera división los negocios -no siempre diáfanos y muchas veces inmorales- permiten comprar grandes casas, coches caros y fabulosas vacaciones para unos pocos, a costa de una tropa de trabajadores que lucha por llegar a fin de mes. Dicen que en la tele todo es mentira y en parte es verdad. Aquellos con los que trabajé en el Día Televisión perfectamente habrían estado a la altura de cualquier empleo en las “teles de verdad”.
María José, nuestra cámara y editora principal, fue parte del moderado éxito que tuvo Canarias Mágica. Recordándola a ella, tengo presente a todos los que allí confluimos. Ignoro sí éramos o no lo más visto de El Día Televisión, posiblemente no lo éramos, pero sí que destacamos por ser creativos, pertinaces, por pensar que cada programa era un reto y cada reportaje una oportunidad de contar cosas que nadie había contado antes con nuestra pasión y entusiasmo. Nos esforzamos al máximo es ser rigurosos, en cuidar los detalles, en contar cosas capaces de sorprender. Y lo conseguimos. Artesanalmente y a veces logrando que pareciera avanzado. Ahorrando para dar el salto a otras islas y contar algunos de sus misterios. Pienso en especial en Fernando y David saliendo casi cada semana a reportajear, y yo armando el puzzle, escribiendo guiones, minutando los totales, buscando recursos visuales, presentando…y minutos antes de grabar cada programa, metiendo los rótulos en el programa a veces con apellidos inventados -mi nivel de despiste a veces es soberbio- e improvisando las presentaciones cuando terminaba la cabecera y desde control me daban la orden de comenzar. Por aquel plató en muy poco tiempo pasaron cientos de temas e invitados, y posiblemente un centenar largo de pequeños reportajes, la mayoría de temas canarios. En aquel plató se forjaron amistades, en aquellas modernas sillas como las que tuvo El Hormiguero senté a mi hijo con una edad ajena a vanidades que le impide recordar aquel momento inmortalizado en fotos: lo hicimos para simular una entrevista con Fernando y no era más que un síntoma más de que aquello nos gustaba, apasionaba y divertía. Creo que para todos aquellos programas y reportajes solo hubo un enfado, un único enfado por una acumulación de retrasos ante un invitado que debía volar ese mismo día. El porcentaje, desde luego, no es propio de las teles de primera.
Hace mucho tiempo que tengo claro que Canarias Mágica no iba a regresar, y las esperanzas de retornar con otros formatos tiende a chocar una vez tras otra con una realidad nada halagüeña, por unos motivos o por otros, pero siempre con similar resultado. Por eso, sin duda, pongo poder y valor adicional a nuestro Canarias Mágica. Hoy, que nos dicen que El Día Televisión no continuará, pienso con gratitud y alegría en aquella experiencia de la que nadie nos privará.