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ROSWELL Y CANARIAS, UNA RELACIÓN INSOSPECHADA

Es muy probable que pocos estén al tanto de la manera en la que Canarias también forma parte de la historia global del Caso Roswell. Puede resultar algo anecdótico, pero la lectura final es que nuestras islas, de una manera u otra, juegan al máximo nivel en esto del misterio, como personalmente no nos cansamos de repetir. Algunas de esas claves canario-roswellianas están vinculadas con Javier Sierra y con quién firma estas líneas. Veamos unos ejemplos.

Canarias, visionado exclusivo de la autopsia. La Orotava fue el primer lugar de España en el que se proyectó de forma íntegra la película de las filmaciones. Fue el 25 de noviembre de 1995 y Javier Sierra la acababa de conseguir. Le habíamos invitado a nuestro congreso de misterio, en su séptima edición. Más de 500 personas reunidas en el Teobaldo Power se convirtieron en protagonistas de aquella exclusiva.

En Canarias, nos comimos al extraterrestre de Roswell. Parece una locura, y quizá lo fue, pero el artista Oliver Behrmann y el restaurador Carlos Gamonal unieron su talento y su chifladura en 2008 para crear la performance gastronómica Alien at the Hotel. En la misma, representada a lo largo de los años en Canarias, Madrid, Londres y Berlín, ambos recreaban la película de las autopsias y terminaban invitando al público a comerse al extraterrestre, cuyo cuerpo era de gelatinas y gominolas. Sus órganos eran exquisites. En la representación de Londres alquilaron el atrezo en el mismo entorno donde se grabó la película original, por lo que los artista sospecharon que era el mismo.

Las Cañadas, sede del Roswell Canario. Una de las historias más extravagantes de la ufología canaria describe la caída de un objeto en Las Cañadas del Teide en torno al 11 de octubre de 1992, junto con el operativo militar desplegado durante varios días para recuperarlo y borrar las huellas. De una parte de la Operación Montaña de Fuego, como al parecer se habría denominado todo el episodio, habrían sido testigos involuntarios cuatro jóvenes, que al intentar acceder a Las Cañadas en la noche del día 11 se encontraron la carretera cortada en la zona de El Portillo. Su curiosidad les llevaría a internarse por senderos y contemplar un despliegue militar que no dudaron en asociar a una operación secreta. Por aquellas fechas el acceso estaba prohibido por un destacado desprendimiento en las inmediaciones del teleférico. ¿Fue una tapadera o el producto del propio impacto del supuesto objeto? Eso piensan, incluso hoy, los testigos. De ser un objeto, ¿fue algo terrestre, convencional o experimental, o algo por completo ajeno a nuestra tecnología? Ese punto no lo tienen claro.

Un tripulante viviendo en Canarias. Por razones obvias, somos y siempre seremos discretos con este caso que tuvimos la ocasión de gestionar, y en parte investigar, conjuntamente con Javier Sierra. De forma inesperada se presentó ante nosotros un canario que nos narró una historia por completo increíble, a la par que asombrosa en parte de su desarrollo. Su vida se puso patas arriba cuando, primero en sueños y después por otras vías, accedió a información que le convenció que él tenía una relación directa con uno de los tripulantes del OVNI estrellado en Roswell. Según su relato, ese alien seguían vivo en una instalación secreta y reclamaba su ayuda para poder escapar y regresar a su lugar de origen. Varios peritajes psicológicos no detectaron ningún trastorno. Era alguien normal que contaba algo increíble. Su convicción fue de tal calibre que, literalmente, se hipotecó para ir en busca de respuestas nada menos que a Roswell…pero esa es otra historia.

ROSWELL Y EL ETERNO ENCUBRIMIENTO OVNI

Javier Sierra acaba de presentar la edición actualizada de Roswell: Secreto de Estado, libro en el que analiza el caso más polémico de la ufología internacional.

Posiblemente el conocido como Caso Roswell sea el incidente más famoso de la historia de la ufología, esa obstinada disciplina que intenta arrojar luz, sin demasiado éxito, sobre la naturaleza última de los OVNIs. Además de ser el más popular, el episodio de Roswell es también el más controvertido. Básicamente, para los recién llegados, la historia pivota alrededor del supuesto accidente de un platillo volante en el desierto de Nuevo Méjico durante los primeros días del mes de julio del año 1947. Los restos de aquel objeto siniestrado -platillo volante o no- fueron recuperados poco después por la Fuerza Área, cuyos efectivos habían sido alertados por los lugareños que rondaban, o vivían, en las granjas más próximas a la zona cero. Hay que tomar en cuenta que desde finales del mes de junio de aquel año la prensa de Estados Unidos, así como la de buena parte del mundo, se venía haciendo eco de la observación en los cielos de extrañas aeronaves con forma discoidal. Eran los famosos platillos volantes, denominación surgida en aquellos días de un error periodístico a la hora de describir la forma de vuelo de las extrañas aeronaves, y no su aspecto. Asistíamos por entonces, en aquellos primeros días del verano de 1947, al nacimiento de la era moderna de los OVNIS. Y es en ese clima, y en la concurrencia de diferentes factores, en el que se produce algo único e irrepetible. La propia USAF emite un comunicado oficial el informado el 8 de julio de aquel sobre la recuperación de los restos de unos de esos platillos volantes de los que todo el mundo hablaba. Candidez, precipitación…quién sabe. El impacto de aquella noticia fue de tal calibre que terminó dando la vuelta al mundo, de manera que en menos de 24 horas un nuevo comunicado, también de la Fuerza Área, desdecía el anterior identificando los restos recuperados como pertenecientes a un globo. En pocas horas, posiblemente sin premeditación, ambas lecturas contrapuestas habían dado forma a las primeras líneas de una larga historia de encubrimiento gubernamental sobre el tema OVNI, un secreto de estado repleto de mentiras y complejas maniobras que perdura hasta nuestros días. Y es que no sólo se trató de una supuesta aeronave de origen no humano, sino también de sus supuestos tripulantes, así como del estudio del material recuperado para su réplica mediante tecnología inversa en instalaciones y programas secretos.

ROSWELL, SECRETO DE ESTADO

En el mundo de habla hispana pocos conocen este caso como Javier Sierra, periodista y Premio Planeta 2017. Desde que tuvo su primer contacto directo con el mismo allá por 1991, no ha dejado de tenerlo en su afinado radar, visitando sus diferentes escenarios en repetidas oportunidades, entrevistando a los testigos supervivientes, cruzando datos con los principales investigadores, diseccionando los reiterados y contradictorios informes oficiales que se han emitido con el paso de los años, e incluso, formado parte de algunos de los más recientes capítulos de su intrincada trama. En estos días Diario de Avisos compartió impresiones con Sierra, con motivo del relanzamiento de la obra de investigación que dedicó a este enigma allá por 1995, Roswell: Secreto de Estado, libro que el autor presenta con el sello planetario Booket. Lo hace actualizado y en el marco del renovado interés gubernamental por los OVNIs, un interés que ha incluido reiteradas sesiones en el Senado de EE.UU., la creación de comisiones de investigación por parte del Pentágono y la NASA, efectistas declaraciones de políticos y ex militares, emisión de informes evaluativos oficiales, así como filtraciones de casos y filmaciones de lo más sugerentes. Un escenario soñado por los investigadores de no ser por lo excesivo, y sospechosamente orquestado, que resulta.

Al respecto Sierra, cotejando la dinámica de Roswell con la situación actual, se muestra optimista “Hay algo bueno en todo esto: con Roswell la ufología se ha hecho más crítica ante esas supuestas “pruebas” que aparecen cada cierto tiempo. Todo lo que hemos aprendido como sociedad en el caso Roswell es aplicable a lo que sucede hoy en otros ámbitos”

¿Otros ámbitos? ¿Más allá de los OVNIs?

Si. Existe una guerra total ahí fuera entre información y desinformación, y el “campo de pruebas” de ese combate fueron los ovnis en los años 40 y 50. Por eso creo que este es un libro que deberían leer los ciudadanos en general, pero los estudiantes de periodismo en particular.

El interés por el caso te llevó a estar tan cerca del mismo que incluso viviste de primera mano una de sus últimas ramificaciones, la presentación en 1995 de una película que mostraba una supuesta autopsia a uno de los tripulantes de Roswell…

Así es. Lo viví muy de cerca. La historia fue trepidante y doy cuenta de ello también en el libro. Han tenido que pasar casi tres décadas para que los implicados en el fraude de la famosa “película de las autopsias” hayan confesado el fraude. Hoy sabemos, gracias a ellos, que esa filmación se creó como una broma, sin atender a los detalles del caso Roswell, y que fue impulsada por una “mano negra” para tapar el interés político que en 1995 existía sobre aquel oscuro incidente de la Guerra Fría. Creo que este libro es perfecto para comprender el nacimiento de lo que hoy llamamos “fake news” en la sociedad que vino tras la II Guerra Mundial.

Lo describes en detalle en el libro. Lo de la falsa autopsia empezó como una broma y alguien se vio tentado por su potencial económico. Todo sucede en un momento clave y sus consecuencias fueron tremendas.

Después del fenómeno viral que supuso la publicación de las “autopsias de Roswell” en los 90, y que frustró los esfuerzos serios que desde la política americana se estaban haciendo por desenterrar el incidente y averiguar qué pasó realmente en julio de 1947, lo cierto es que la ufología quedó muy tocada en su credibilidad.

¿Estamos asistiendo hoy, con tantos titulares, a un revival de aquello, a un remake de lo sucedido con la filtración de la autopsia?

Es muy posible, ya que hoy estamos en un momento parecido. Han surgido nuevos esfuerzos políticos por pedir responsabilidades en EE.UU. sobre aquel caso y se habla en el Capitolio sobre ovnis estrellados como nunca antes…

¿Pero…?

Pero a la vez, los medios se llenan de filmaciones dudosas de ovnis o de momias falsas que se pretenden colar como alienígenas. Estoy convencido de que esto forma parte de una misma estrategia de contaminación del tema, que busca mantener en la sombra lo que podría ser la mayor conspiración informativa de todos los tiempos. Sé que parece una frase de “Expediente X”, pero todo apunta en esa dirección.

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