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¡CUIDADO!… TUS MOVIMIENTOS TE DELATAN.

A todos nos ocurre que cuando tenemos una conversación con alguien de la familia, algún amigo, conocido o desconocido, “sentimos” que podemos o no confiar en él, presentimos…, nos da la sensación de que nos miente o que nos está diciendo la verdad y siendo está siendo honesto…o no. Las sensaciones derivadas de estas situaciones cotidianas nos llevan a considerar que tenemos o reconocemos en otras personas, ante sus comentarios y actuaciones un sexto sentido. ¿Cómo llegamos a esto?.

Pues porque nuestro subconsciente interpreta el lenguaje corporal de las personas y nos informa de lo que ve. Así, las personas que decimos que tienen un sexto sentido hacia los demás, simplemente son personas muy receptivas del lenguaje corporal, y se fían de la información que les da el subconsciente.

Ya hace casi cuatro décadas que se reconoce la importancia del lenguaje corporal, llamado también comunicación no verbal, y se sigue estudiando su complejidad.

Las personas transmitimos mucha cantidad de información en pocos segundos con nuestros gestos, posturas y miradas, lo que hace que los estudiosos del lenguaje corporal utilicen para sus conclusiones en muchos casos, grabaciones realizadas fotograma a fotograma de sujetos voluntarios, o no. Estos gestos no pueden interpretarse por separado, sino dentro de un conjunto de acciones y movimientos que además debemos asumir que se realizan dentro de una situación emocional, social, etc.

En el estudio del lenguaje no verbal aparecen claramente interrelacionadas las grandes áreas del conocimiento: Psiquiatría, antropología, etología, sociología y por supuesto, la psicología.

Según el polifacético Allan Pease, quién ha pasado por toda clase de trabajos a lo largo de su vida (ventas, música, formador), pero es bien reconocida su labor como autor de obras sobre lenguaje corporal, relaciones humanas y comportamiento social, muchos de ellos junto a su esposa, Barbara Pease, entre los que encontramos los populares Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas o Por qué los hombres mienten y las mujeres lloran, aproximadamente el 70% de la información nos llega por la vista, el 9% por los oídos y el 21% por el resto de los sentidos.

Otros autores como El Dr. Lair Ribeiro, médico cardiólogo y nutriólogo brasileño con más de 15 best sellers a sus espaldas entre sus libros de autoayuda, inteligencia aplicada y sistemas de comunicación, entre ellos, Los pies en el suelo, la cabeza en las estrellas (1998), Inteligencia aplicada. Usted tiene un potencial mayor de lo que imagina (2003) o La comunicación inteligente (2006), el 7% de la información nos viene por lo que decimos, el 38% por el tono y el 55% por el lenguaje corporal.

Otros autores dan otras cifras, pero todos coinciden en que el lenguaje corporal supone más de un 50% de la comunicación.

Muchas personas asisten a cursos de comunicación, presentaciones, ventas y gestión del talento, en los cuales se inciden en aspectos relacionados con técnicas para mejorar la forma de comunicarse, pero no se les advierte que sólo se les forma en muchos casos, en el aprovechamiento de unicamente un 9% de su capacidad de comunicación. Estos cursos serían más provechosos si aprendiéramos a entender e interpretar las señales no verbales y a mejorar nuestra expresión corporal, ya que las señales no verbales quintuplican a las orales en su influencia. De hecho, existen estudios mediante los cuales se ha comprobado que si no existe una congruencia entre el lenguaje verbal y el no verbal, las personas nos fiamos más del lenguaje corporal, muchas veces de forma inconsciente.

Los primeros minutos de una entrevista o de una conversación con un desconocido son cruciales para que se forme una buena impresión de nosotros; si no es así, luego esa impresión es muy difícil de cambiar. Es por eso, que en los diferentes cursos de gestión de ventas y recursos de acción personales, nos recomiendan: Vestir bien, ir aseados, presentarse con puntualidad, mostrar interés en la información que recibimos, mirar a nuestro interlocutor a los ojos, presentarnos con una sonrisa y un apretón de manos adecuado, etc.

La mayoría de las personas no somos conscientes de la importancia de un buen apretón de manos. En el saludo entre dos personas, nos transmitimos mucha información inconsciente el uno al otro que influirá en nuestra relación posterior.

El apretón de manos tiene ser seguro y firme, pero acorde a la persona que tenemos en frente. La mano “muerta” da impresión de debilidad, de poco o débil carácter. Por otro lado, dar la mano muy fuerte, puede mostrar agresividad, El apretón debe adaptarse a la persona que tenemos enfrente. Debemos de tener en cuenta para darlo nosotros, o para ver como nos lo dan, que una palma hacia abajo para iniciar el apretón de manos, es signo de autoridad o creencia de éxito; por el contrario la palma hacia arriba indica sumisión, con datos antropológicos tan antiguos como , parece ser que se hacía para mostrar que no se llevaban armas en la mano. Damos así la mano cuando, de manera consciente o no, cedemos el control de la conversación a la otra persona, y adoptamos una acción sumisa. El término medio de dar la mano de forma vertical, indica igualdad, aunque tendríamos que ver si se extiende el brazo, si se da la mano con  él recogido, si se inclina el cuerpo hacia la otra persona, si se le atrae hacia uno….

Transmitimos confianza poniendo además la mano izquierda sobre la derecha del otro, pero sólo si lo  conocemos, ya que de lo contrario, produce el efecto contrario. También podemos coger con la mano izquierda el brazo o el hombro para transmitir confianza. De hecho, cuanto más alejada esté la mano izquierda de la muñeca, más sentimiento expresamos. Es decir, expresamos más sentimiento poniendo la mano sobre el hombro del otro, que sobre la muñeca.

En fin, múltiples aspectos todos a estudiar de forma mucho más pormenorizada que en este artículo, que sólo intenta despertar el interés por el lenguaje no verbal, su utilización, análisis y consecuencias.

La programación neurolingüística (PNL) es una estrategia de comunicación, desarrollo personal y psicoterapia, creada por Richard Bandler y John Grinder  en California (Estados Unidos), en la década de 1970. Sus creadores sostienen que existe una conexión entre los procesos neurológicos («neuro»), el lenguaje («lingüística»), y los patrones de comportamiento aprendidos a través de la experiencia («programación»), afirmando que estos se pueden cambiar para lograr objetivos específicos en la vida.

Bandler y Grinder afirman que la metodología de la PNL (programación neuro lingüística) puede «modelar» las habilidades de personas excepcionales y luego esas habilidades pueden ser adquiridas por cualquier persona.

Bandler y Grinder también sostienen que la PNL puede tratar problemas como fobias, depresión, trastorno de movimientos estereotípicos, enfermedades psicosomáticas, miopía, alergia, resfriado común y trastornos del aprendizaje, a menudo en una única sesión. La PNL ha sido adoptada por algunos hipnoterapeutas y en seminarios dirigidos a empresas y organismos.

El análisis de la evidencia científica revela que la PNL es esencialmente una pseudociencia desacreditada en algunos sectores, los cuales afirman que tiene numerosos errores fácticos, y no produce los resultados afirmados por sus defensores.

La PNL defiende que según la forma en que tienen de pensar, existen tres tipos principales de personas las cuales adoptarán un tipo de lenguaje verbal y corporal:

Kinestésicas: (Aproximadamente 45% de la población)

Piensan a través de sentimientos. Usan lenguaje relacionado con los sentimientos: siento que no está bien, tengo la impresión de que esto está bien. Son sensibles al tacto y al olfato. Son personas que hacen las cosas despacio. Son personas que se acercan mucho a otras al hablar.

Visuales: (Aproximadamente 35% de la población)

Piensan a través de imágenes. Usan lenguaje relacionado con la vista: ya veo lo que quiere decir, no lo tengo claro, podríamos enfocar el tema. Son personas que hacen las cosas rápido, ya que las imágenes son rápidas. No se acercan mucho al interlocutor (necesitan ver todos los movimientos).

Auditivas: (Aproximadamente 20% de la población)

Piensan a través de sonidos. Usan expresiones del tipo: me suena extraño, ya he escuchado lo que ha dicho. Hablan pausados, dan mucha información, y son reflexivos. Se acercan más al interlocutor que los visuales.
Es cierto que todos somos a la vez visuales, auditivos y kinestésicos. Aunque predominen una o dos de las formas de pensar en cada uno de nosotros, la tensión, el interés o el estrés, hace que usemos la forma de pensar que predomine en nuestro inconsciente. Lo ideal es que cuando nos comuniquemos con alguien adaptemos nuestro lenguaje, velocidad y expresiones al tipo de persona que es nuestro interlocutor, así nuestro mensaje llegará más claro.

La conocida sentencia de “los ojos son el reflejo del alma” confirma que mucha de la información que nos llega sobre las personas, lo vimos en otro lugar de este artículo, nos la pueden facilitar nuestros ojos. Así también nos indican su estado de ánimo y si está diciendo la verdad o está mintiendo.

Estos movimientos oculares que comentamos a continuación pueden ser muy difíciles de percibir, y no son aplicables a todas las personas, pero si podemos tomarlos en cuenta en el 90% de las personas diestras y un 10 % de las zurdas, datos que no podemos tomar “solos” , sino sumados a más información no verbal que nos de nuestro interlocutor

Cuando una persona está mirando hacia la derecha está creando, pero si mira hacia la izquierda está recordando. Si la persona mira hacia arriba está “pensando” imágenes, si mira hacia el centro está “pensando” sonidos y si mira hacia abajo está “pensando” sentimientos. Así podemos para complementar información “crear” una tabla con todas las posiciones donde los ojos estén mirando.

No es posible crear imágenes, operaciones matemáticas o razonamiento abstracto sin mirar hacia arriba. Por eso es un error que los profesores corrijan a los niños cuando hacen esto. A veces, por culpa de malos profesores, un niño puede pasar de ser una brillante persona a ser un estudiante mediocre.

Existen algunas opiniones sobre que la posición de los ojos también está relacionada con la memoria. A veces la falta de memoria de algunas personas se debe a que miran hacia el lado erróneo cuando intentan recordar las cosas.

Parte del empeoramiento de la memoria de las personas al envejecer, se debe a que nuestros músculos ópticos se deterioran con la edad, y por eso movemos menos los ojos, dificultando así el acceso a la información. Esas personas pueden hacer ejercicios con los ojos y su memoria se verá reforzada.

Como ya hemos dicho, todo el cuerpo facilita información que complementa a la oral ante un interlocutor. La posición de las manos y de los brazos son los más importantes a tener en cuenta cuando tratamos con personas.

Las personas que se comunican de forma sincera enseñan las palmas de las manos, mientras las personas poco sinceras tienen las palmas hacia abajo.

Siempre que se enseñen las palmas se denota sumisión o intención de agradar; las palmas hacia abajo por el contrario, da idea de autoridad, lo cual puede crear conflictos si la comunicación se presenta entre personas de igual grado o situación social , personal o profesional. El puño cerrado y señalar con el dedo, es un signo de hostigamiento, y no será bueno pedir así las cosas.

Cuando vemos a alguien frotarse las manos, nos informa de una expectativa positiva. Si ese movimiento es lento, creará desconfianza.

Otra información diferente se transmite con las manos en triángulo; transmiten seguridad y decisiones tomadas, aunque si va unidos a otros signos negativos, no habrá trato.

La información que podemos observar ante los cruces de brazos o piernas, es claramente una actitud de defensa o nervios. Ante estas condiciones no es bueno que negociemos o tratemos temas importantes, así que habrá que intentar que la persona adopte una actitud abierta. La mejor forma de hacerlo es darle algo para que lo sostenga o pedirle que nos enseñe algo. Otras formas de hacer que las personas tomen actitudes abiertas son: preguntarles qué opinan, cambiar de argumento o de enfoque del tema tratado.

Si se actúa cara al público se adoptan actitudes de disimulo como: una mano agarra a la otra por delante del cuerpo; se toca el reloj o la pulsera, tocarse los puños de la camisa, poner carpetas o bolsos sobre las piernas…etc.

Agarrar con la mano contraria una de las muñecas, puede dar idea de autocontrol, teniendo en cuenta que cuanto más se agarre la otra mano, más autocontrol se intenta.

Otras posturas son claramente referenciadas ya sin necesidad de muchas explicaciones como la agresividad o autoridad agresiva que se transmite con las manos en las caderas, que puede cambiar a un intento de cortejo o ligue por parte de hombres a mujeres. A veces se suaviza metiendo las manos en los bolsillos dejando afuera los pulgares apuntando hacia los genitales.

También la colocación de las manos en la cara nos pueden transmitir información, la mayoría de los casos negativa. Así taparse la boca es síntoma de mentir, o de pensar que la otra persona que habla miente, llegando a acciones de disimulo en muchos adultos que se toca disimuladamente el puente entre la nariz y la boca, por ejemplo.

De igual manera tocarse la oreja puede tener un significado como que no se quiere escuchar o no gusta lo que se está oyendo.

Dedos cercanos a la boca o introducidos en ella, o lápices o bolígrafos dan signos de aburrimiento o inseguridad. También es un signo de aburrimiento apoyar la cabeza en una de las manos, aunque si observamos que el indice de esa mano está hacia arriba, puede indicar que se evalúa a la persona o la conversación.

La mano en la barbilla puede indicar que se intenta tomar una decisión; en estos momentos es preferible estar callados. Si tras estar meditando la persona se echa hacia atrás indica que no va a haber acuerdo, por lo que tendremos que volver a recalcar los puntos clave.

Hay que tener mucho cuidado de no confundir las posiciones de evaluación con la siguiente posición: índice hacia arriba y el pulgar aguanta la barbilla. Esta posición no es de evaluación, es que la persona está teniendo pensamientos negativos, por lo que debemos intentar que la persona cambie de actitud.

Un signo inequívoco de equivocación es tocarse la nuca o la parte posterior o superior de la cabeza, indicando también si esa actitud complementa a otras reseñadas que la persona que realiza estos gestos es dificil de tratar y bastante negativa.

También existen los llamados ecos; son posturas que se adoptan iguales a las de las personas con las que se habla. Si observamos estas actitudes y gestos en grupos de personas podremos evaluar quien está a favor de quien.
El estado de ánimo afecta a la postura de la persona. Por ejemplo si una persona está triste, tendrá echados los hombros hacia delante, la cabeza y la mirada caída. Pero esta relación ánimo-posturas es recíproca, es decir, que si me siento mal, pero me obligo a ir derecho, a sonreír y a mirar altivamente, pronto me sentiré mejor.

Otro caso donde pueden ayudar posturas físicas es con la gente deprimida. Si estas personas se obligan a andar derechas, con la cabeza alta, a sonreír y sobre todo a mirar hacia arriba, se recuperarán más rápidamente. De hecho, en algunos artículos y libros de diferentes autores, podemos leer que a las personas que están deprimidas se les recomienda hacer deportes donde tengan que mirar hacia arriba, por ejemplo voleibol. Esto se debe a que las personas deprimidas miran hacia abajo (diálogo interno), y esta conversación interna les impide salir de la depresión. El hacer un deporte que les obligue a mirar hacia arriba, les obliga a romper durante un tiempo la tendencia a mirar hacia abajo, mejorando así su estado de ánimo.

Por último hagamos una reseña a las posiciones que adoptamos y lo que transmitimos cuando adoptamos diferentes posturas cuando hablamos, determinando la actitud en la conversación o la orientación que llevará la misma.

Observando los pies y el ángulo que forman con respecto al resto de personas que formen el grupo, podemos considerar que si se forman ángulos cerrados es una invitación a no intervenir, o actitudes abiertas ante el diálogo y la integración en el grupo que está de pie si se realizan ángulos abiertos. Así sabemos si somos aceptados o si debemos retirarnos de ese grupo.

Lo mismo ocurre cuando las personas estamos sentadas; tendemos a dirigir las rodillas o el pie hacia la gente que consideramos interesante.

Así sentados en grupos con posición triangular, se aceptan entre todos si se observan estas posiciones, o se puede ver quien no es aceptado porque se tiende a dejarlo fuera del triangulo por la posición de rodillas o pies del resto. Estas actitudes unidas a las ya comentadas, nos pueden dar idea de quien dirige la reunión, cuando una reunión se está alargando, cuando alguien quiere ponerle fin, etc.

Existe mucha información en la red, algunas comentadas de forma seria y otras dejando aspectos de lado como la complementariedad de muchos gestos y la no fiabilidad al ciento por ciento de todo lo comentado.

Aún así, podemos hacernos idea y crear nuestras propias pautas y reglas en nuestras relaciones familiares, de amistad o laborales, para comprobar el nivel de certeza y veracidad de la información que el lenguaje no verbal da viendo que es cierto que complementa al lenguaje oral en nuestras relaciones, ya sea como ejercicio-juego personal, o con un carácter más serio.

De una manera u otra: Observa…o disimula, según sea menester.

 

Ricardo Martín Díaz.

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