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EL 14 DE JULIO SE CUMPLEN 49 AÑOS DE LA DESAPARICIÓN DE ESTE PESQUERO PALMERO, UNA EXTRAORDINARIA HISTORIA DE ALCANCE MUNDIAL AL SER EL ÚNICO BARCO QUE SE HA PERDIDO DE MANERA EXTRAÑA Y DELIRANTE EN VARIAS OCASIONES, OTORGÁNDOSELE LA CATEGORÍA DE BARCO FANTASMA, AL ENCONTRARSE POR ÚLTIMA VEZ CON UN ÚNICO CADÁVER A BORDO. CUATRO HOMBRES PERDIERON LA VIDA A BORDO Y HOY POR HOY ES POR DERECHO PROPIO, UNO DE LOS «EXPEDIENTES X» CANARIOS MÁS IMPORTANTES

 LUIS JAVIER VELASCO QUINTANA

velascoluisjavier@gmail.com

Efectivamente, solo falta estar atentos a historia de nuestro país para descubrir que es rico en sucesos cuando menos extraños, como es el incidente del Fausto; un caso que aglutina una serie de misterios consecutivos con la particularidad de su actual desconocimiento por parte del gran público. Las Islas Canarias no podían ser una excepción, antes bien y al contrario, tienen una larga tradición de enigmas y misterios que la ponen en uno de los primeros puestos nacionales.

El Fausto era un barco de pesca que tenía base en el puerto de Tazacorte (La Palma), muy presente en la vida diaria de sus habitantes gracias a que era uno de los motores de la actividad económica de su localidad, destacando entre los demás pesqueros. Su tripulación habitual estaba constituida por: Ramón y Eliberto Concepción Hernández, patrón y motorista, de 47 y 42 años respectivamente, hermanos y primos de Miguel Acosta Hernández, marinero de 43 años; y también por Viterbo Acosta Acosta, de 41 años marinero y primo de Ramón y Eliberto, y sobrino de Miguel. Eran los cuatro tripulantes fijos del Fausto. Con ocasión de las fiestas de la Virgen del Carmen, se aprovechó el parón en las actividades pesqueras para fletar a este pesquero para el traslado de plantones de plataneras desde La Palma hasta El Hierro, donde se estaban implantando unas fincas piloto para la adaptación de este cultivo. A tal fin, el Fausto hizo un primer viaje de dos días hasta allí el 14 de julio de 1968, transportando una importante carga de vegetales. Días más tarde, se repitió otro traslado, pero esta vez de explosivos y materiales para el adecentado de las fincas. Ramón, Eliberto y Miguel zarparon para El Hierro, permaneciendo Viterbo en su localidad como responsable y presidente de las fiestas patronales Del Carmen.

Por eso, la tarde de aquel sábado 20 de julio, el Fausto recaló con sus tres tripulantes en el embarcadero de Las Puntas (municipio de Frontera), donde descargaron su carga de explosivos para el proyecto empresarial palmero que se iba a promocionar en dicha isla. Aquí es donde entra en juego el cuarto tripulante desaparecido en el Fausto: Julio García Pino, de 27 años, un apreciado mecánico natural de El Paso (La Palma), que llevaba una temporada trabajando en El Hierro como jefe de mantenimiento de un pozo motorizado en las fincas de La Hoya del Verodal, al oeste de la isla. Julio tenía motivos sobrados para estar realmente desesperado, cuando se enteró de que su hijita de mes y medio de edad, Nieves Luz, estaba muy enferma y le iban a administrar antibióticos inyectables. Motivado por esto y con el fin de estar en su domicilio lo antes posible, acompañando a su mujer Luz María Cruz Toledo y su hijito de cuatro años Julín, en lo que pudiera surgir, decidió regresar cuanto antes. Pero el barco de línea regular pasaba por Valverde (la capital de El Hierro) el martes, quedándole aún casi tres días para poder regresar en él. Inmerso en el más lógico agobio, se enteró casualmente que esa misma tarde llegaba el pesquero palmero a traer los explosivos, y que regresaba vacío. Animado por este repentino «golpe de suerte» se acercó al embarcadero donde habló con los tres tripulantes y estos le permitieron de buen grado ir con ellos en el viaje de regreso. Contento por este giro de los acontecimientos, telefoneó a su mujer rápidamente, para pedirle que estuviera en el puerto de Tazacorte entre las 8 y las 9 de la mañana del día siguiente, el domingo 21 de julio de 1968… La suerte de estos cuatro hombres quedó sellada para siempre cuando, a las 02,30 h de esa madrugada, zarparon para nunca volver a pisar tierra firme.

LA PRIMERA DESAPARICIÓN

La mañana del domingo fue pasando, y la extrañeza en el nutrido grupo de personas que aguardaban en el puerto la llegada del Fausto, fue en aumento. El dueño (Rafael Acosta, conocido por Fafo), familiares, amigos de los tripulantes y Luz María esperaron durante horas en vano; pero en cierta forma, existían muchas causas que podrían justificar su retraso, como alguna avería, parada del motor, enredo de redes en la hélice, etc. Siempre se confió en la pericia de los tripulantes y en las buenas características marineras del pesquero; algo les habría tenido que suceder, pero la fe estaba puesta en un regreso nocturno con feliz resultado. Por eso, a medio día del lunes 22, viendo Rafael Acosta que sus intentos por localizar al Fausto eran estériles, bien a través de los intentos de comunicación por emisora de radio, como por el envío de otro de sus barcos al rescate, lo puso en conocimiento de las Autoridades de Marina. Esa misma tarde y como primera actuación, despegó desde Gran Canaria un avión CASA 2.111 “Pedro” comisionado por parte del SAR 802 Escuadrón, que pese al intenso rastreo, no localizó ni un solo indicio que condujese al Fausto. A la vista de los resultados, en días posteriores se intensificó la búsqueda, ampliándose el número de aparatos en el aire y la superficie a escudriñar en el océano y litorales isleños. La opinión pública seguía al minuto cualquier novedad al respecto y la expectación era muy elevada. Mientras, la preocupación principal estaba en la alimentación de los cuatro desaparecidos, porque se sabía que en conjunto, no llegarían a los 20 kg de fruta a bordo, aparte del agua; la desesperación de los familiares ganaba terreno. Habían zarpado de regreso de una forma muy precaria. La prensa escrita rápidamente tuvo hueco en las primeras páginas para este incidente y llegó a todos los rincones de Canarias.

EL FAUSTO AL FÍN ENCONTRADO

Prometedora, como el final de una incómoda pesadilla, la noticia pronto corrió por toda La Palma y por el Archipiélago: el Fausto había sido hallado por un buque mercante inglés. Efectivamente, a primera hora de la madrugada del 25 de julio, el Duquesa, de la naviera londinense Houlder Brothers, había localizado al Fausto gracias a una luz que movían a modo de señal. Una vez el mercante se hubo detenido al costado del pesquero pudieron tener comunicación con sus tripulantes, gracias a la presencia de tripulantes que dominaban el idioma español. Los ingleses los atendieron durante varias horas y los tranquilizaron, tanto como para que ellos decidieran regresar a La Palma por sus propios medios, a bordo del Fausto. Atendiendo a los mensajes emitidos por la Radio Costera de Tenerife, el capitán del Duquesa, Raymond Phillips, envió un mensaje informando del hallazgo: «A las 00,00 horas del día 25, habían dado con el “Fausto” en la posición 28º 15´Norte y 19º 45´Oeste, mencionando que los cuatro tripulantes se hallaban sin novedad, sin averías, y que se les suministró agua, víveres, tabaco, y suficiente gasoil para regresar a su puerto base en Tazacorte a toda velocidad». Así pues, horas antes del amanecer, el Duquesa y el Fausto se separaron y éste se encaminó hacia el Este, en el rumbo sugerido por el capitán inglés; no debían de tener ningún problema a la hora de encontrar su isla, ya que La Palma es muy alta y montañosa. Phillips estimó su llegada a Tazacorte sobre las 19,00 h de aquel 25 de julio, y así lo trasmitió.

La maravillosa noticia fue recibida con mucho entusiasmo por los familiares, amigos y la opinión pública. No olvidemos que toda Canarias estaba en vilo ante esta situación. Por eso, fue un gran indicativo el detalle de que gente de toda La Palma se fuera acumulando –de forma espontánea- en el puertito de Tazacorte, con la ilusión de ver llegar por fin a los cuatro palmeros extraviados. Incluso, la Ayudantía de Marina de La Palma orquestó la salida de varios barcos de pesca para que fueran al encuentro del Fausto y lo escoltaran en su regreso, atendiendo cualquier necesidad que les surgiera. El gentío acumulado en el puertito fue abrumador y las colas en la carretera se mantuvieron hasta las diez de la noche…; pese a todo, resultó una gran decepción cuando a las 19,00 horas regresó la flotilla de falúas y del Fausto no se supo nada, absolutamente nada. Nuevamente solo quedaba el camino de la resignación y la esperanza de que el pesquero regresara en horas nocturnas a puerto. Tal vez se hubieran retrasado con cualquier cosa. En esta situación cobró mucha fuerza el curioso dato del punto en el que fue encontrado el Fausto, demasiado al oeste de La Palma(a unos 175 km), tanto que ni los aviones del SAR lo buscaron por aquella zona, dado lo ilógica que era. Se tenía que confiar en que más tarde o más temprano estos cuatro hombres regresaran, y ya aclararían los cuantiosos misterios que se iban planteando.

LA SEGUNDA DESAPARICIÓN, LA MÁS INEXPLICABLE DE TODAS

El asunto del Fausto ya se estaba tornando serio porque, dos desapariciones seguidas rompían de plano con toda lógica. Por eso, cuando los rayos del sol comenzaban a irrumpir en Canarias la mañana del 26, ya habían despegado cuatro aviones “Pedro” del Ala 46 de Gran Canaria, con una misión: ¡la caza del Fausto! Y no era para menos, ya que en esta ocasión, se tenía un punto de origen donde comenzar la búsqueda (el Punto FAUSTO, que fue el del encuentro con el Duquesa). Así que, estas cuatro aeronaves militares se repartieron el espacio marítimo en el que el pesquero debía de estar forzosamente, según los cálculos náuticos pertinentes, y el objetivo era claro: localizarlo y enviar a uno de los dos buques de la Armada destacados en el dispositivo de rescate y que estuviera más cercano. El buque hidrográfico “Castor” estaba cartografiando un bajón submarino al oeste de La Gomera, y se unió a la búsqueda del Fausto a medio día del 25 de julio, desplazándose hacia el Punto FAUSTO. El remolcador de altura RA-5 lo haría 24 horas después, en la jornada del 26, zarpando desde Las Palmas de Gran Canaria.

Como los resultados del dispositivo aeronaval de rescate estaban resultando nulos, contra todo pronóstico, y el área a rastrear era cada vez mayor, se solicitó el apoyo de otras aeronaves destacadas en la península, se comisionaron dos aviones DC-3 y DC-4 de Getafe, y la adición de dos hidroaviones Grumman Albatros de la base antisubmarina de Jeréz de la Frontera. El 29 de julio zarpó también desde Las Palmas el RA-2 para sumarse a la búsqueda, haciendo lo mismo la fragata Magallanes, con lo que estaban ya en la búsqueda cuatro buques de la Armada. Cada día que pasaba era una angustia sin fin para los familiares y paradójicamente, pese a lo aparatoso del rescate, no se tenía ni un solo dato sobre el paradero del barco. Incluso, se ordenó a la Guardia Civil que rastreara cuantas calas y resguardos habían en las costas de La Palma, La Gomera y El Hierro, por si acaso el Fausto estuviera resguardado en alguna de ellas. Como una broma pesada del Destino, no se volvió a saber nada del motopesquero. Consecuentemente, a los quince días de campaña aeronaval completamente estéril, habiendo rastreado aguas del Sahara, Islas Salvajes y haber escudriñado el equivalente a la superficie de la Península Ibérica en aguas adyacentes a Canarias; tras haber superado la cifra de 1.000.000 de pesetas de la época, finalmente el Fausto fue oficialmente dado por desaparecido el 7 de agosto, día en que llegó a Las Palmas de G.C. el último barco destacado: el RA-2. El dispositivo aeronaval fue desmantelado escalonadamente; para entonces el misterio en todo este asunto y los chismes, junto a los rumores de lo más variado, estaban ya desbocados, muchos de ellos injustificados y muy crueles, lo que supuso un nuevo sufrimiento para los seres queridos de estos cuatro hombres desaparecidos.

EL FAUSTO LOCALIZADO DE NUEVO

Cuando ya no quedaba otra vía que la resignación, cuando la hipótesis de que el Fausto era un barco fugado a Venezuela ganaba fuerza –porque ¿qué otra cosa podría justificar todo este rocambolesco incidente?-, saltó la terrible noticia que nadie quería escuchar: el Fausto había sido hallado de nuevo, pero con un único cadáver a bordo. Y así fue, poco después del amanecer del miércoles 9 de octubre de 1968, el buque mercante italiano “Anna Di Maio”, de la naviera Giovanni Di Maio, divisó a lo lejos la inconfundible silueta de un barco pesquero de litoral, abandonado y sin gobierno en pleno centro del Océano, en aquella gris y plomiza mañana; en un punto situado a 1.200 millas de Canarias y 1.700 de Venezuela. El mercante se aproximó al pesquero y estuvo cinco horas parado a su costado, abordándolo el primer oficial Luciano Ascione y un marinero más, para descubrir la dantesca escena. A resultas del hallazgo, se emitió el siguiente mensaje: «A las 10,54 horas GMT del día 9 de octubre fue encontrado el batel de pesca “Fausto” con matrícula TE-2-12-68 a la deriva, con un único tripulante muerto de hace tiempo en la sala de máquinas del barco y junto a un pequeño aparato de radio. El cadáver estaba completamente desnudo y parecía ser de un hombre joven, no encontrándose a bordo ningún cuaderno de bitácora, documentaciones, etc». Lo importante fue que daban la matrícula del Fausto, con lo que no quedaban dudas sobre si era realmente éste o no. Pero por otro lado, el aluvión de interrogantes no hacía más que acrecentarse: ¿qué fue de los otros tres tripulantes?, ¿porqué no habían papeles a bordo?, ¿porqué estaba desnudo el cadáver, de quién de los cuatro hombres sería? El asunto pintaba muy mal y la tragedia imperaba ya en toda Canarias sin impedimentos. Los italianos amarraron el pesquero a la estela de su buque y procedieron a su remolque con el fin de depositarlo a las autoridades judiciales venezolanas, ya que se dirigían a Puerto Cabello, como punto de escala en su trayecto al Océano Pacífico. La esperanza en el corazón de los familiares se había hecho añicos, como es lógico, pero el peaje de sufrimiento estaba muy lejos de concluir.

LA TERCERA DESAPARICIÓN, CUANDO LO IMPOSIBLE SE MANIFIESTA

La noticia llegó a Canarias como un auténtico huracán, nadie daba crédito a lo que estaba llegando a través de una segunda comunicación del Anna Di Maio; no había corazón ni alma que pudiera soportar este nuevo revés del destino, no existía precedente alguno para lo que las familias de los desaparecidos estaban viviendo. El lacónico telegrama informaba que: «Hoy, 11-Oct., a las 06,30 GMT, 19º 46´ Norte 46º 26´ Oeste perdido batel de pesca “Fausto”. Causa: supuesto echamiento a pique. Entregaremos papeles descubiertos a bordo al Consulado Español de Venezuela. Capitán PD». La pesadilla parecía haber buscado acomodo en La Palma porque no sólo se trataba de la tercera y definitiva desaparición del Fausto, sino que además, el mensaje parecía contradictorio al informar de la entrega de los papeles descubiertos a bordo, en franca oposición al mensaje anterior. La situación era desquiciante de veras y el enigma del motopesquero perdido solo sumaba interrogantes, no respondiendo a ninguna de las cuestiones anteriores. Tendrían que pasar varios días de incertidumbre hasta que finalmente el Anna Di Maio recalara en Venezuela, y descubrir que entre los papeles encontrados a bordo (diversas cartas particulares), había una especie de “diario” manuscrito por el pasajero accidental Julio García Pino. Sus hermanos Pedro y Juan, residentes en aquel país, junto Andrea y Francisca –las hermanas de Ramón y Eliberto-, y Lorenzo, uno de sus sobrinos, tuvieron que afrontar la esperada rueda de prensa en Puerto Cabello, donde recibieron la información detallada que los italianos pudieron dar. El misterio seguía desagradablemente intacto y aumentado. Hasta el día de hoy, no se ha avanzado nada, ni una sola pista que permita responder a la pregunta: ¿qué pasó con el Fausto y sus tripulantes?

CONCLUSIONES PARA UN ASUNTO INCONCLUSO:

El tremendo calado y la profundidad que el Incidente Fausto tiene es tal que, en estas páginas, solo podemos esbozar un breve resumen del mismo; aún existen muchísimos matices más por descubrir. Además, como tema misterioso que es, tiene paradójicos casos de personas que tenían que haber viajado a bordo, en ese último viaje, y por azar del destino no lo hicieron; y Julio García Pino, que no debía de estar, finalmente si lo hizo y se perdió para siempre. No se conoce otro caso igual en el mundo, tal vez no sea el caso de barco fantasma más extraño de cuantos se conocen, pero lo cierto es que es irrepetible por su número de desapariciones seguidas, inexplicables. Las tristes consecuencias de su desvanecimiento persisten hoy en día y las familias quieren respuestas, pero éstas parecen sistemáticamente negadas. Por último, sorprende mucho que a 47 años desde aquel suceso, solo se haya escrito una única monografía sobre el asunto, que detalla pormenorizadamente todos los entresijos de esta increíble historia: “El Fausto, historia y misterio de una tragedia” pretende recuperar la memoria y la honorabilidad de aquellos cuatro hombres desaparecidos. El Destino fue muy cruel con ellos y con sus seres queridos; era necesario que se conociera este episodio con todo detalle y salvarlo así del olvido.

OTROS DATOS

CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS DEL FAUSTO.

El Fausto era una embarcación de pesca artesanal de litoral, enteramente construida en madera de pino palmero. Más concretamente era una trainera, que usaba redes de arrastre en sus capturas. Tenía una eslora de 13,8 m por 3,65 m de manga, con una altura (puntal) de 1,68 m; contando para su propulsión con un motor Lister de 43 hp que le otorgaban una velocidad máxima de siete nudos (unos 13 km/h) a sus cerca de veinte toneladas de desplazamiento. En los años en los que estuvo operativo fue el barco que más capturas conseguía en La Palma, gracias a su moderna arte de pesca. Su propietario era Rafael Acosta Arroyo, quién tras su desaparición, no pudo recuperar su nivel económico; con lo que se le podría considerár como otra de las víctimas –salvando las distancias- de este barco, marcado por la mala suerte. La navegación inicial entre Las Puntas y Tazacorte no llegaban a los 100 km.

EL DIARIO DE JULIO GARCÍA PINO.

Por si no fuera ya bastante la insólita la historia de este barco, tenemos que Julio, el pasajero accidental subido a bordo en la isla de El Hierro, fue redactando a lápiz lo que les acontecía en una libretita. Con toda seguridad iría relatando los detalles de su misteriosa odisea. Pero, por ese mismo azar, alguien tuvo la ocurrencia de arrancarle todas las páginas a la libretita, dejando únicamente la última, en la que se despedía de su mujer y le daba instrucciones para cuando él ya no estuviera entre los presentes. Frases como: “Luz, tú sabes que Dios quiso este destino para mí (…) O nunca le digas a Julín lo que me pasó. Adiós Amor” resonarán para siempre en la memoria colectiva, porque lejos de aclarar nada, aún acentúan más todo este intrincado enigma que hoy día, sigue sin respuesta. ¿Fueron los italianos del Anna Di Maio quienes las arrancaron, en un mal entendido acto de compasión? Por el momento parece ser que nunca lo sabremos.

AUTÉNTICO EXPEDIENTE “X” DE CANARIAS.

La auténtica odisea vivida por el Fausto y sus ocupantes se puede considerar como un auténtico Expediente X por derecho propio ya que, participaron en su dispositivo de rescate Unidades de la Armada española, del Ejército del Aire, de la Guardia Civil, etc.; y cientos de particulares que prestaron su apoyo, bien con sus embarcaciones, estaciones de radioaficionados o simplemente oteando el horizonte, etc. Para estas repetidas desapariciones no hubo respuestas plausibles que pusieran fin a todo debate, resultando muy extrañas las caprichosas evoluciones del destino con este incidente. A los profesionales de los Cuerpos de Seguridad del Estado y a los entendidos en el mundo náutico siempre les parecieron muy extrañas las desapariciones, por eso resultó más fácil de creer que realmente habían puesto deliberado hacia Venezuela… Cuando no hay explicaciones lógicas se abre la puerta de las especulaciones, aunque parezcan absurdas. Por último y para ahondar más en la intriga, el Expediente del Fausto, custodiado por la Armada Española, aún sigue bajo el epígrafe de Clasificado; es decir, que no es de acceso público.

¿SABÍAS QUÉ?

El infortunio pareció perseguir obstinadamente a este pesquero: justamente trece años antes de su desaparición sufrió una espantosa explosión en el puerto de Santa Cruz de La Palma, hundiéndose en el acto, con un resultado de quemaduras graves en sus tres tripulantes. Además, cambió de manos repetidas veces, tras ser reflotado y pasar más varios años de reformas, lo que fue interpretado como otro mal presagio.

MÁS DATOS EN:

* El Fausto, historia y misterio de una tragedia.

Luis Javier Velasco Quintana.

CSB Ediciones, 358 páginas.

www.elfausto.es

DESPLEGABLE - Relación de imágenes e ilustraciones
Relación de imágenes e ilustraciones

Leyenda de las imágenes:

Fausto 01 a la 04: Imágenes del Fausto en distintos momentos, archivo de Faustino Acosta.

Fausto 05: Composición fotográfica de los tres tripulantes desaparecidos. De izquierda a derecha: Ramón Concepción Hernández, Miguel Acosta Hernández y Eliberto Concepción Hdz; los tres tripulantes habituales del Fausto. Archivo de Luis Miguel Martín Lorenzo.

06: Julio García Pino (el pasajero del Fausto), con su hijo Julín. Cortesía de Luz María Cruz Toledo, desaparecido junto a sus tres tripulantes.

09: Rafael Acosta Arroyo, propietario del Fausto. Cortesía de Sergio Acosta Navajas.

10: Viterbo Acosta junto al autor del reportaje. Viterbo era el cuarto tripulante habitual del Fausto y no fue a su último viaje. Era primo de Ramón y Eliberto, y sobrino de Miguel.

11: Avión DC-3 del Ejército del Aire español sobrevolando el  sur de Gran Canaria. Archivo del Mando Aéreo de Canarias.

12: Derrota del regreso del Fausto. En algún lugar de este trayecto los tripulantes del Fausto se perdieron. Archivo del autor.

13: Hidroavión Grumman Albatros del Servicio Aéreo de Rescate.

14: El buque inglés Duquesa, que encontró al Fausto por primera vez.

16 y 29: Fotos del puerto de Tazacorte el 25 de julio de 1968, cuando una gran multitud aguardaba impaciente el regreso del Fausto, tras su encuentro con el Fausto. Archivo Luis Miguel Martín Lorenzo.

17: El buque italiano Anna di Maio y su primer oficial: Luciano Ascione.

18: Gráfico publicado en el periódico de cuando el Fausto apareció por segunda vez, en  pleno Océano Atlántico.

19, 20 y 21: Recortes de prensa de la época.

22: Testamento de Julio García Pino para su mujer: Luz María Cruz Toledo; en manos de ésta.

23: Pablo Villarrubia Mauso y el autor con la notita manuscrito (testamento) de Julio García Pino.

26: Julín García Cruz, el hijo de Julio, el pasajero del Fausto y el autor del reportaje.

30: Plan de operación aeronaval de rescate del Fausto. Archivo Escuadrón 802 del Servicio Aéreo de Rescate.

31: Avión CASA 2.111 D “Pedro”, del Ala 46 de la Base Aérea de Gando sobrevolando la zona de Pasito Blanco, al sur de Gran Canaria. Cortesía del Mando Aéreo de Canarias.

32: Posición en el mapa del Fausto en su encuentro con el Duquesa. Google Maps.

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