COMPARTE:

Este fin de semana el Hotel Maritim de Los Realejos, en Tenerife, acogió la tercera edición del evento EL VUELO DEL ALMA, organizado por su incombustible promotora Mayte Padrón, junto a un trabajador equipo de personas que se dejan la piel para que todo salga fenomenal y nadie se quede sin ser atendido en sus requerimientos. El Vuelo empezó siendo algo así como un “encuentro con médiums“, pero como todo aquello que tiene vida propia y está conformado por un engranaje de infinitas variables, ha ido modificando su formato para permitir explorar aquello que llamamos alma y trascendencia de múltiples maneras. Este fin de semana muchas de las doscientas personas que participaron del Vuelo del Alma resonaron con los mensajes de sus guías y espíritus acompañantes transmitidos a través de Marilyn Rossner y Felipe Henriquez, vibraron con el sonido y el lenguaje de la música de Emiliano Toso, Patricia Ebrat y Sara Veneros, y asistieron a una lluvia de inspiración e ideas reveladoras gracias a Hugo Semoloni, Pilar Fernández y Alicia Hamm.

Conscientes como somos en Crónicas de San Borondón de la complejidad inherente a la organización de un evento como EL VUELO DEL ALMA, tenemos que descubrirnos para aplaudir con sinceridad y gratitud a Mayte Padrón y su equipo por perseverar antes las dificultades, por sacar fuerza para resolver con solvencia las contrariedades que salen a nuestro encuentro para convencernos, de tarde en tarde, que tiremos la toalla y llevemos una vida más tranquila. Nos consta que esos momentos no se ven recompensados por el dinero, necesario en el engranaje pero mucho me temo que justito, sino por los apoyos y acompañamientos, la inventiva e inspiración, la sensación de servir a un bien mayor, los guiños del Universo….en fin, GRACIAS y espero egoistamente que la balanza continúe inclinándose hacia el lado de futuras ediciones, pero de no poder ser así, GRACIAS también, ya que nada de lo hecho hasta ahora será el balde.

No nos vemos en absoluto tentados a realizar valoraciones. Allí escuchamos muchas. Y todas tenían en común el aprendizaje, ya fuese por proximidad y resonancia con lo expuesto, o por disentir con algunas de las ideas compartidas. Qué ambas lecturas coexistan en un entorno de afecto, conciliación, inclusión, complicidad…es aleccionador, esperanzador, es…¡SABROSO!

Un abrazo para quienes permitieron este fin de semana que su alma volara.

 

COMPARTE: