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Entrevista a Javier Sierra.

Periodista, Premio Planeta 2017 y creador de Otros Mundos en #0 Movistar

 

Ha conseguido lo que parecía imposible en el saturado y repetitivo panorama televisivo español, crear una serie de misterios diferente, un producto distintivo, con sello propio. Otros Mundos, timoneada por Javier Sierra en #0 de Movistar, concluye en estas semanas de confinamiento una exitosa segunda temporada. En este contexto propio de una novela de ciencia ficción, Diario de Avisos ha querido saber más del escritor que nos ha guiado por otros mundos.

-Una pandemia, población confinada, fronteras cerradas, divergencia política, la sanidad en riesgo de colapso, la ciencia a contrarreloj, la cruda amenaza de una economía apocalíptica…¿parece el argumento para una novela, aunque no tengo claro sí de las que le apetecería escribir a Javier Sierra?

Quizá una novela, no. Vivimos un momento que es más fuerte que cualquier escenario imaginado y creo que sería hacerle un flaco favor al lector. Sin embargo, sí es una situación que me invita a filosofar sobre qué ocurrirá después de esta crisis. Si echas un vistazo a la peste negra del siglo XIV, por ejemplo, descubrirás que después de sufrir una plaga que se llevó a 50 millones de europeos a la tumba… la civilización “inventó” el Renacimiento. Decidimos pasar página a tantos años de feudalismo y superstición y crecimos como especie. Tal vez esta nueva plaga nos traiga algo así. Quiero creerlo.

-El aislamiento y encierro, con su considerable reducción de estímulos distractores, parece el escenario ideal para un escritor…¿es realmente así? ¿Estás gestando otro posible Premio Planeta como el que ya obtuviste en 2017?

¡Aunque quisiera no podría volver a ganar un Planeta! Las bases del galardón son claras desde 1952: ningún autor que lo consiga puede volver a presentarse. Aunque tienes razón en tu primer planteamiento. Este “encierro” es un momento favorable para la creación literaria. Te obliga a dejar a un lado la intensa actividad pública que invade las agendas de los escritores contemporáneos y te da la coartada perfecta para estudiar, pensar y escribir. ¡Estoy ya en ello! Esta crisis va a ser la madre de grandes obras artísticas, ya verás.

Las circunstancias han hecho que la segunda temporada de Otros Mundos llegue en un momento idóneo donde hay un aumento considerable del consumo televisivo. ¿Tienes datos que permitan confirmar una mayor repercusión?

Sí. MovistarPlus ha detectado un aumento exponencial del consumo de sus series, y OTROS MUNDOS no ha sido una excepción. Desde que se anunciara el estreno de la segunda temporada, las visualizaciones bajo demanda de la primera temporada aumentaron y la acogida de los cuatro estrenos que hemos tenido en marzo ha sido sensacional. El confinamiento ha descubierto esos “otros mundos” televisivos a mucha gente.

-¿Es OTROS MUNDOS la serie que Sierra siempre quiso hacer? Hay que reconocer que no se parece a los formatos habituales de los espacios y series de misterios y enigmas.

Quizá es bueno recordar que antes de que “Cuarto Milenio” llegara a la pequeña pantalla, Carmen Porter y yo presentábamos un espacio similar –casi una precuela— en Telemadrid. Se llamaba “El otro lado de la realidad” y emitimos dos temporadas. Después llegó el éxito internacional de mi novela “La cena secreta” –5 millones de ejemplares, publicada en 43 países—y me alejé de las cámaras. Cuando quise volver “Cuarto Milenio” hacía un excelente trabajo, así que incubé con tranquilidad un formato nuevo que me permitiera una aproximación a los grandes misterios desde una óptica tan emocional como racional… y nació OTROS MUNDOS. En el fondo tiene algo en común con mis novelas: cuenta con recursos de ficción –recreaciones de cine, banda sonora original…- y con cosas que son reales. Esa forma de contarlo llega más.

-¿Sería correcto decir que es una serie sobre Javier Sierra, o más bien de los misterios del mundo vistos a través de los ojos de Javier Sierra? Te advierto que, a veces, también yo me veo en tu papel…

¡Eso es lo que busco! Que el espectador recuerde ese niño que fue y lo que sintió cuando oyó hablar por primera vez de ovnis, de fantasmas, de animales “imposibles”… Y a partir del asombro que nos provocaba siendo niños, desarrollo un relato en el que explico qué queda de esos misterios, que hubo o hay de verdad o mentira en ellos. Es un viaje desde la emoción que desemboca en la razón.

-¿No da algo de vértigo verte retratado, desnudarte en tu infancia y juventud? Supongo que valoraste que el exponerte así es dar munición a quienes habitan en la zona gris…

Lo pensé mucho, desde luego. Pero decidí hacerlo porque el mundo es para los valientes. Además, ¿qué tiene de malo mostrarse como uno fue? ¿Qué hay de reprochable en haber sido un niño curioso, preguntón, que se fascinaba con lo misterioso? Hoy sigo siendo ese niño, solo que ahora puedo ir en busca de respuestas que entonces solo podía imaginar.

-Dedicas un capítulo a un asunto bastante inédito que, en otro tiempo, tal vez te habría traído serios problemas, el de los cosmonautas soviéticos víctimas de la carrera espacial que fueron condenados al olvido…debió de ser emocionante el poder contarlo.

–Dudé mucho si debía dedicar un capítulo a lo que contaban los hermanos Judica-Cordiglia. En 1957, con el lanzamiento del Sputnik soviético, esos hermanos italianos, grandes radioaficionados, decidieron hacer un seguimiento con sus aparatos de radio de las transmisiones rusas de los lanzamientos. Las interceptaron todas… y las grabaron. Gagarin, Tereshkova… ¡todas! Pero decían haber registrado también conversaciones de misiones que terminaron en tragedia. Naves tripuladas por hombres y mujeres que se perdieron en el espacio o se incineraron al regresar.

Cuando fui a verles, uno de los hermanos había fallecido ya, pero el otro accedió a contarme su historia y a darme acceso a todas sus grabaciones históricas. Y, naturalmente, creí que debía de hacer ese programa. Habrá quien lo cuestione acudiendo a las listas oficiales de vuelos soviéticos. Allí no están las misiones perdidas. ¡Y claro que no están! Eran los tiempos de la Guerra Fría y los rusos estaban haciendo propaganda, no ciencia. Ocultaron sus fallos y todavía hoy lo hacen.

-La otra cara de la moneda, confusa sin duda por el proceder oficial, fue el aterrizaje y el encuentro con humanoides de Voronezh en 1989…. ¿Misterioso o humanamente complejo?

— Ambas cosas. El aterrizaje de Voronezh se produjo semanas antes de que cayera el muro de Berlín y la URSS lo usó como pantalla para que no se hablase de los problemas que tenía el Kremlin entonces. Pero allí pasó algo. Me impresionó la certeza de los últimos investigadores del caso, como Alexander Mosolov, que defienden que aquel aterrizaje se produjo para “limpiar de radiactividad” el lugar de descenso. Eran los años de Chernobil, y en Voronezh hay una central nuclear que era gemela a la que estalló y que en 1989 tuvo problemas. Puede ser una coincidencia, claro, pero en este tema de los ovnis es mejor no creer en ellas…

-El Caso Roswell es un tema fetiche para ti. Cuando comenzaste a destacar como novelista, algunos cortos de sesera quisieron usarlo como Espada de Damocles…en tu línea de coherencia y honestidad, ahí está en Otros Mundos.

Ya te lo he dicho antes: no tengo por qué pedir perdón por ser curioso. Lo malo para esos críticos es que, además de curioso soy tenaz. No me importa regresar una y otra vez a un asunto si considero que es importante y el caso Roswell lo es. Con él se inició la política oficial de encubrimiento de los ovnis en Estados Unidos. Y gracias al trabajo que presenté en el último capítulo de OTROS MUNDOS se comprende mejor el drama humano que hubo detrás de esa decisión. La duda, claro, es por qué declararon los ovnis “top secret” tras el accidente de un disco volante en Roswell. ¿Fue porque se dieron cuenta de que estaban ante una tecnología extraterrestre de la que podían sacar provecho? Es una idea muy militar. Yo no me cierro aún a ella. Ni a ninguna otra, por cierto.

-El rigor y la legitimidad de la duda conviven perfectamente con el cariño y la dulzura con el que abordaste el caso de la primera abducida española, Próspera Muñoz, en cuyo relato no se detecta indicio alguno de fabulación, aunque lo que cuenta es difícilmente asimilable.

El caso de Próspera Muñoz es todo un desafío para mí. Conozco a Peri desde hace tres décadas, le he oído contar su encuentro con unos “extraterrestres” en una casita de campo a las afueras de Jumilla cuando tenía 7 años, mil veces. Nunca se ha desdicho, ni ha cambiado su relato. Habla desde la memoria. Lo curioso es que aquellos seres los vio también su hermana mayor, Anita, de 11 años. Y a Ana Muñoz la pude entrevistar por primera vez para OTROS MUNDOS y confirmó palabra por palabra el relato de su hermana. Hoy tienen 80 y 84 años. A esa edad, créeme, no se tiene ya por qué mentir. Esas hermanas vieron lo que dicen que vieron.

-¿Ya estás escribiendo la cuarta temporada? Damos por hecho que la tercera está pulida…

¡Ja, ja, ja! Hay muchos planes, claro, pero de momento el coronavirus ha detenido todos los proyectos televisivos. No hay planes de rodaje ni calendarios posibles. Y, casi mejor. Así me concentro es la escritura. Tengo pendientes cosas que contar.

-Es obligado preguntarte por Canarias…¿formará parte del álbum de recuerdos de Otros Mundos?

-¡Ya forma parte! En la primera temporada abordamos el famoso incidente ovni de Gáldar (1976), pero me gustaría que no se quedara ahí. Canarias tiene muchos misterios que aportar, y tengo vínculos emocionales con algunos… que pienso evocar para Otros Mundos.

 

José Gregorio González

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