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La búsqueda científica de vida extraterrestres es un objetivo con bastantes décadas de historias, aunque hasta el momento los resultados hayan sido nulos. Los intentos son sin duda épicos, y aunque en algunos casos la financiación no ha faltado, con frecuencia suele ser escasa, pivotando la continuidad de muchos proyectos en donaciones o en la entrega personal a dicho objetivo de quienes persisten en el intento. Hemos buscado señales de radio y enviado sondas más allá de nuestro Sistema Solar a la espera de respuestas. Escudriñamos el cosmos buscando exoplanetas con condiciones similares a las que tiene la Tierra, y en ellos intentamos detectar tecnofirmas y biofirmas, alteraciones en sus atmósferas que indiquen vida o actividad industrial, supertecnología energética alrededor de sus estrellas, contaminación lumínica, etc. Otros enfoques analizan meteoritos o materiales físicos ajenos a nuestro planeta, formulan propuestas atrevidas como la visita de sondas o naves a lo largo de la historia, incluso la reciente…pero seguimos a la espera. Dicen, es un rumor, de meses, que ese indicio de vida extraterrestre ya ha sido detectado y está en fase de publicación, prevista para el otoño. Es un secreto a voces, pero de ser cierto, aún siendo trascendetal, tampoco cabría esperar nada especialmente cinematográfico. Vivimos permanentemente impactados, así que pocas cosas tienen hoy la capacidad de mantenernos en el asombro.

Ahora ha surgido un nuevo enfoque en la búsqueda de vida extraterrestre, las llamadas Gaiasignatures, o Firmas Gaia, que pone el foco en los procesos, “donde la similitud con la Tierra se define por un continuo de fenómenos planetarios emergentes y entrelazados” El enfoque de las Firmas Gaia viene a suplir o complementar el de las tecnofirmas y las biofirmas rastreadas por los exobiólogos. Su defensores sostienen que hay que repensar el concepto de “planeta similar a la Tierra”, que está basado exclusivamente en aspectos materiales y propiedades físicas, e ir mucho más allá con un enfoque global y hasta filosófico. No sería de extrañar que esta invitación a reflexionar, a replantear la búsqueda con otros parámetros más profundos, encuentre una seria oposición.

Sus promotores, con Michael L. Wong a la cabeza, del Laboratorio de Tierra y Planetas perteneciente al Instituto Carnegie para la Ciencia de Washington, lo explican en detalle en un reciente artículo publicado en Perspectives of Earth and Space Scientists. Los puntos claves de su propuestas son:

  • Un marco basado en procesos puede ofrecer una mejor medida del grado de “parecido a la Tierra” de un cuerpo planetario que las consideraciones físicas o materiales.

  • La búsqueda de vida en exoplanetas puede requerir la búsqueda de “firmas gaia”, señales de una biosfera acoplada con su geosfera de una manera dinámicamente persistente.

  • En virtud del contraste con las cosmovisiones científicas dominantes, la ontología de la relacionalidad intrínseca a un marco basado en procesos para la semejanza con la Tierra puede ayudar a remodelar las interacciones humanas con el mundo natural.

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