COMPARTE:

Atardece en algún lugar de Asia. Un pesado bulldozer avanza impasible por un sector de selva tropical. En su lento progreso destroza todo a su paso, chocando de lado contra una alta palmera que sacude su plumosa copa. De allí sale volando apresuradamente un grupo de grandes murciélagos frugívoros, destartalados por la potente embestida mecánica. Estos “zorros voladores” abandonan así su lugar de descanso, planeando más tarde hasta los galpones de una cercana y silenciosa granja. Acoplándose bajo las planchas de zinc, se refugian nuevamente. Antes de caer dormido uno de ellos regurgita un poco de fruta que había ingerido hace un rato. Esta cae al suelo, donde un cerdo hambriento y curioso la ingiere. Casi de inmediato su sistema inmunológico se ve asaltado por un agresor microscópico: El virus murciélago, inofensivo para el mamífero alado, trata de adaptarse a su nuevo huésped porcino, infectándolo.  

Murciélagos, virus y mutaciones

Un gran murciélago frugívoro tropical puede pesar casi 2 kg. y es una máquina alada perfecta. Perteneciente al grupo los Quirópteros, del latín, alas membranosas, son los únicos  mamíferos que pueden volar de manera sostenida. Debido a ello despliegan un consumo rápido de oxígeno, que asimilan en grandes volúmenes, pudiendo sostener altos índices cardíacos, lo que consume mucha energía, con más de 700 pulsaciones por minuto (en humanos ronda los 70 / minuto). Este altísimo ritmo fisiológico surge de esa adaptación al vuelo, y quizás sea la clave también para que no caigan enfermos contagiados por la gran cantidad de coronavirus (término dado por la “coronita” de proteínas que adorna su estructura) que albergan. Estos forman parte de la carga vírica, o viroma, que el murciélago transporta a todos lados, y que no le afecta para nada. Es decir, debido al sobresfuerzo fisiológico y celular que el vuelo acarrea, el murciélago se torna inmune. ¿Pero cómo? Básicamente la demanda de energía del vuelo es tan grande que las células del cuerpo se descomponen y liberan fragmentos de ADN que luego flotan desordenadamente, lo que podría indicar una invasión de un organismo que causa enfermedades (patógeno). No obstante la evolución en los murciélagos ha debilitado ese sistema, que normalmente causaría inflamación al combatir virus etc. Los quirópteros han perdido algunos genes involucrados en esa respuesta, lo que tiene sentido porque la inflamación en sí puede ser muy dañina para el cuerpo. Presentan una respuesta inmune debilitada pero aún activa. Esta respuesta “suave” puede permitirles un equilibrio de respuesta efectiva pero no excesiva contra los patógenos (de ahí que sobrevivan con tal carga vírica en su sistema). Hoy día el origen del coronavirus, que lamentablemente azota al mundo en una Pandemia global, es aún desconocido, pero muchos investigadores opinan que esta conectado a ciertas especies de quirópteros Asiáticos, y que por lo tanto, evolucionó a partir de su viroma. El mecanismo, hipotéticamente, sería algo así: Cuando un quiróptero sangra, defeca, orina, saliva o deja  caer algún alimento que haya masticado al suelo, estas sustancias, cargadas de coronavirus murciélago, pueden entrar en contacto con otros animales. Tanto de manera casual o accidental, el coronavirus entra en el nuevo huésped que lame, huele o come dichas sustancias y fluidos. Una vez allí, empieza a cambiar ya que el coronavirus murciélago debe adaptarse al nuevo sistema inmune del novedoso huésped, tratando de infectarlo. Este proceso “evolutivo” puede ser más o menos rápido, aunque también puede llegar a durar años, estimado en 20 en este caso actual. Tras ese tiempo, que es difícil de calcular, el coronavirus murciélago ha cambiado genéticamente y es algo distinto a lo anterior, una nueva variante en este caso hipotético, de coronavirus. El responsable de la Pandemia actual ha sido el denominado científicamente SARS-CoV-2 o 2019-nCoV, de la familia de los Betacoronavirus (la séptima variante en infectar al humano) y la enfermad que causa COVID-19 (SARS deriva del inglés y significa Síndrome Respiratorio Agudo Severo). Fue identificado por primera vez el pasado año en Wuhan, provincia de  Hubei, China. Este  SARS-CoV-2 es 96% genéticamente idéntico a ciertos coronavirus presentes en murciélagos asiáticos, como el denominado RaTG13 (obtenido de la especie de murciélago de nariz de herradura Rhinolophus affinis) haciéndolo único y completamente novedoso. Esa mínima diferencia a nivel genético es crucial para que  el  nuevo virus se ancle, mediante una “espina de proteínas” a las células respiratorias humanas (en el receptor  ACE2) infectándolas. Además, podría ser la clave tanto en la eficacia del anclaje (como se desprende del estudio publicado en Nature el 17 de Marzo de 2020), en la virulencia y en el alto índice de contagios. Teniendo ya el cómo pudo surgir inicialmente el COVID-19, y su mecanismo de infección, nos falta el donde. Todo apunta a que en Noviembre / Diciembre 2019 hizo su aparición en el mercado mayorista de Wuhan, tras quizás años indetectado y evolucionando en el medio salvaje por selección natural (recombinándose o mutando). Allí podemos encontrar desde marisco a todo tipo de animales a la venta, tanto domésticos como salvajes, incluyendo mamíferos, aves y reptiles. En torno al 2 de Enero de 2020, unas 41 personas son hospitalizadas inicialmente con neumonía por SARS-CoV-2, estando dos tercios vinculadas al mercado. Este cerraría el 1 de enero de 2020 para ser saneado y desinfectado. Treinta y tres de las 585 muestras ambientales obtenidas allí mostraban patologías asociadas al COVID-19, según el Centro Chino para el Control y Prevención de Enfermedades. Todo apunta a que esta zoonosis (infección transmitida por animales) pudo ser el origen de la Pandemia. No obstante aún no se ha identificado al animal intermedio que pudo transmitir el virus de murciélagos a humanos, aunque también puede haber un contagio directo, y como vamos a ver, otras posibilidades.

Quimera vírica: ¿Virus de diseño?

Año 2015. En un laboratorio secreto de Bio-Seguriad nivel 3 un grupo de científicos americanos y chinos crean algo quimérico, quizás más próximo a una pesadilla que a un sueño. Los responsables de tal ensayo estaban vinculados a la Universidad de Carolina de Norte, Chapel Hill, EEUU, y al Instituto de Virología de Wuhan, que forma parte de la Academia de las Ciencias China. De manera muy ambiciosa un fragmento de virus SARS-CoV, usado a modo de chasis, sería modificado acoplándole un segmento proteínico superficial proveniente del coronavirus murciélago SHC014-CoV. Esta “espina proteínica” sería la encargada de anclarse a las células respiratorias humanas. ¿Qué se pretendía con este rompedor experimento de pura ingeniería genética?

  • Demostrar que hay coronavirus en murciélagos que pueden infectar directamente al humano, sin necesidad de un animal intermedio donde evolucionaría, como algunos ensayos previos ya habían demostrado parcialmente.
  • Analizar lo que los investigadores denominan “ganancia de función”, es decir, estudiar el aumento en la virulencia, la facilidad de propagación o la gama de patógenos peligrosos para el huésped infectado artificialmente. Al hibridizar todo organismo se refuerza conociéndose como vigor híbrido en biología.

Este tipo de investigaciones ha creado un amplio debate, donde hay básicamente dos posturas: Los que justifican dichos ensayos y los que opinan que es peligroso e innecesario. Resulta curioso que el Gobierno Norteamericano declarase justo en esas fechas una moratoria para prohibir este tipo de experimentos, que consideraron potencialmente peligrosos. No obstante, y tras estudiar el caso, el Instituto Nacional Americano para la Salud Humana (NIH) daría luz verde para la creación del virus quimera. Como señalamos, paradójicamente cancelaría investigaciones vinculadas al SARS y la MERS (Síndrome Respiratorio del Medio Oriente, una enfermedad mortal causada por un virus que salta esporádicamente de camellos a personas) justo por aquel entonces. ¿Cuales fueron las conclusiones de tan arriesgada empresa? Veamos algunas y ciertas opiniones derivadas de este polémico ensayo de bio-ingeniería realizado en 2015:

  • El estudio concluyó además que el SHC014-CoV cultivado de manera aislada crecía muy mal sobre células humanas y no afectaba a ratones de laboratorio.
  • No obstante el SHC014-CoV ya ha superado barreras críticas, como ser capaz de adherirse a los receptores humanos e infectar eficazmente las células de las vías respiratorias humanas. Es un hecho que no podemos ignorar.
  • Sin los experimentos el SHC014-CoV no sería visto como una amenaza. Anteriormente, los científicos habían creído, sobre la base de modelos moleculares y otros estudios, que no debería ser capaz de infectar células humanas.
  • Los resultados del estudio “mueven este virus de candidato patógeno emergente a un peligro claro y presente”
  • La evaluación de las modalidades inmunoterapéuticas y profilácticas basadas en el SARS reveló una eficacia deficiente.
  • Tanto los anticuerpos monoclonales como vacunas no lograron neutralizar y proteger contra la infección con CoV utilizando la nueva espiga proteínica del SHC014-CoV
  • Otros experimentos en el estudio mostraron que los virus de murciélagos salvajes necesitarían evolucionar para representar una amenaza para los humanos, un cambio que puede que nunca ocurra, aunque no se puede descartar.
  • El único impacto de este trabajo es la creación, en un laboratorio, de un nuevo riesgo no natural.
  • Los consejos científicos revisores deberían considerar estudios similares, donde se construyen virus quiméricos basados en cepas salvajes, demasiado peligrosos.
  • La quimera vírica creada creció extremadamente bien en células humanas, hasta tal punto que un virólogo del Instituto Pasteur declararía “si algo así saliese del laboratorio nadie podría predecir su trayectoria”.

Esta última afirmación resulta desconcertante, sobre todo extraída de una comunicación científica publicada en la revista Nature el 12 de Noviembre de 2015. Si lo que se exponía en el comunicado eran cuestiones técnicas respecto a la creación del virus artificial, su conexión con el patógeno murciélago, los elementos analizados y algunas consideraciones y conclusiones científicas al respecto ¿Por qué aquella afirmación, que parecía salir de la nada advirtiéndonos, como de soslayo, de algún peligro? ¿Ha podido esto ocurrir en el pasado? La lacónica respuesta es si, como se desprende del informe publicado el 22 de Abril de 2004 en el New England Journal of Medicine. Allí se describe el episodio de contagio por SARS de un estudiante de microbiología en un laboratorio de Singapur. Este informe  es clínicamente significativo porque documenta la ocurrencia de SARS desde que la epidemia mundial terminase en julio de 2003. La explicación más probable es que el paciente adquirió la infección en el laboratorio que trabajaba. La evidencia más potente que apoya esta afirmación fue la presencia de SARS-CoV en la muestra del virus del Nilo Occidental con el que había estado trabajando tres días antes de los síntomas. La enfermedad del paciente fue leve y sus hallazgos radiológicos se desarrollaron tarde, lo que hizo que el diagnóstico dependiera de un alto índice de sospecha y la disponibilidad de pruebas de laboratorio confiables. Un retraso en el diagnóstico en entornos hospitalarios aumenta el riesgo de que el brote se extienda y finalmente llegue a la comunidad. Este es el desafío que enfrentamos ahora para prepararnos para el próximo resurgimiento del SARS, remata el informe. Moviéndonos de vuelta a Wuhan, la ciudad alberga dos instituciones muy importantes relacionadas con el manejo de virus. El primero es el Instituto de Virología ya mencionado, una instalación valorada en 30 millones de Euros,  de Bio-Seguriad nivel 4 (el máximo) y el más avanzado en toda China, donde se ha experimentado incluso con ébola. El segundo, también en Wuhan, es el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (ubicado a escasos 250 m. del mercado de Wuhan) y donde también se han realizado ensayos con coronavirus murciélago. Según fuentes Británicas de la comisión de emergencia Cobra, que lidera Boris Johnson, el virus pudo haber escapado de alguno de estos laboratorios. Hay indicios ligados a un artículo de Febrero de 2020 (El posible origen del 2019-nCoV, de Botao Xiao y Lei Xiao) donde personal contaminado con sangre, orina y posiblemente parásitos (garrapatas) de murciélagos de laboratorio habrían salido del  Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, guardando auto cuarentena temiendo haber contagiado a ciudadanos y familiares. Y es que en el pasado ya se han dado casos similares, también en China. En 2004 una fuga del Centro Chino para el Control y Prevención de Enfermedades, Beijing, causó un brote de síndrome respiratorio agudo severo (SARS), matando a una persona e infectando a otras cuatro. El gobierno chino dijo que el escape fue resultado de negligencia y cinco altos funcionarios del Centro Chino para el Control y Prevención de Enfermedades “fueron penalizados”. Para el profesor Richard Ebright, experto en bio-seguridad del Instituto Waksman de Microbiología de la Universidad de Rutgers, Nueva Jersey, Norteamérica, las medidas de contención de algunas instituciones chinas son deficientes. Ebright argumenta que “los científicos del Centro para el Control de Enfermedades y el Instituto de Virología estudiaron algunos virus con solo seguridad de nivel 2, en lugar de nivel 4, el recomendado, ya que el 2 solo proporciona protecciones mínimas contra la infección de los trabajadores de laboratorio”. El sampleo del virus, el cultivo, el aislamiento o la infección animal representarían un riesgo sustancial de contaminación para cualquier trabajador del laboratorio, y este podría a su vez esparcirlo a los ciudadanos. Ebright concluye que “la evidencia parece descartar que el SARS-CoV-2 es una construcción de laboratorio, pero no se puede desestimar un accidente de laboratorio”. A pesar de negar la veracidad de los informes extraídos del dossier Cobra, Beijing ha emitido nuevas leyes que exigen un mejor manejo de los virus y las instalaciones para garantizar la “seguridad biológica”.

¿Arma biológica disfrazada de Pandemia “artificial”? ¿Los virus al servicio de los grandes capitales?

Como hemos visto todo apunta a que el punto de salida del virus actual fue China,  concretamente el mercado de Wuhan, ubicado en una región periférica fácilmente controlada por el gobierno Chino a posteriori. Ese seria el epicentro y de ahí irradiaría a todo el mundo. Esto pudo, a grosso modo, suceder de dos maneras:

  1. Hipótesis natural. Un coronavirus murciélago que evoluciona o muta en animal huésped y luego pasa a humanos (o sin animal huésped). Una infección animal (zoonosis) hubiese sido el punto de arranque de la Pandemia, que empezaría infectando ciudadanos de la ciudad y del mercado de Wuhan. No obstante esta hipótesis tiene su detractores: Hay mucho personal científico que opina esto no es factible debido principalmente a que las poblaciones asiáticas llevan conviviendo, y consumiendo, carne de por ejemplo, murciélago, desde hace miles de años. En todo ese tiempo nunca se había registrado nada así. El escenario de zoonosis es por lo tanto débil a sus ojos. Además para rematar este apartado la Pandemia ha seguido un patrón de distribución mundial anómalo. Para muchos el patógeno parece haber ido a “saltos” sin mostrar un patrón geográfico lógico, no correspondiéndose con algo “natural” (recordemos que el virus del ébola tuvo una expansión muy localizada en África). Desde un supuesto epicentro Chino este coronavirus se extiende a Irán y luego casi de inmediato a Europa (Italia y España). Desde allí parece que afecta solo a países desarrollados occidentales, como otros europeos y finalmente Norteamérica, causando un total debacle allí. Por ello podemos preguntarnos ¿por qué no hay más contagios en países aledaños a China, como Mongolia, las repúblicas ex-soviéticas de Asia Central, Rusia, India, Pakistán o el sudeste Asiático? Muchas de estas regiones además dependen prácticamente al 100% del gigante asiático, prácticamente en todo tipo de suministros,  mercancías e infraestructuras, estando en estrecho contacto, por vía aérea y terrestre, con el mismo. Algunos opinan que en estos países no se han hecho test suficientes para detectar la epidemia, o que no tienen recursos para hacerlos, de ahí la baja visibilidad en casos. Sin embargo la letalidad del virus es relativamente alta, especialmente en países con sistemas sanitarios deficientes, como los mencionados, por lo que el número de decesos sería seguramente alto en esas zonas, teniendo que haberse reflejado ya en las redes mundiales de noticias.
  2. Hipótesis artificial. Como se ha demostrado, que un virus escape de su confinamiento controlado es del todo posible, y una tarea no demasiado complicada. Algunos expertos, inmunólogos y epidemiólogos, opinan que los laboratorios donde se manipula este material son auténticas bombas de relojería, mas peligrosos incluso que los lugares donde se crean cabezas atómicas o material radiactivo. Un virus quimérico, o algo similar al SARS-CoV-2 con el que todo el mundo lucha actualmente, pudo haber sido liberado, de manera intencional o accidental, desde el instituto de Virología de Wuhan (como pone de relieve el poco conocido artículo de Febrero de 2020 “El posible origen del 2019-nCoV, de Botao Xiao y Lei Xiao, ya eliminado del portal de publicaciones científicas ResarchGate). Allí tal vez fue donde se creó la quimera vírica y tanto chinos como americanos estaban detrás del experimento. Desde allí y por proximidad, el reservorio animal del mercado de Wuhan pudo ser un sitio donde el virus o bien se replicase o mutase, incluso evolucionado durante algún tiempo, para luego pasar a humanos. Esta línea de razonamiento es bastante atrevida, pero puede ser lógica, y muchos así lo piensan. Además casa bien con el patrón anómalo de distribución geográfica arriba mencionado, que, pintando un escenario aún mas negro, pudo haber estado planeado. Si lo vemos así, la Pandemia pudo estar orquestada, y sus causantes ser expertos en jugar al “ajedrez económico mundial”.

Moviéndonos un poco hacia delante, y tratando de envolver este escueto trabajo de investigación, tratemos de desvelar quienes pueden ser los ajedrecistas tras esta enrevesada partida, que puede considerarse macabra. Debido a la escala mundial del problema podemos descartar países o bloques enfrentados ya que el hipotético país dominante que lanzase el virus está ahora mismo inexorablemente infectado por el mismo. Por ello debemos pensar en estructuras o ligas supra-gubernamentales, un conjunto súper poderoso de individuos capaces de poner al mundo, y a las naciones mas potentes, en jaque mate. Esta élite súper millonaria, los “nuevos dueños del mundo”, puede operar en todo el planeta y tendría miembros de distintas nacionalidades, especialmente, aunque no exclusivamente, de países desarrollados. Sus “socios” serían personas y magnates vinculados a sectores clave, como la industria farmacéutica, la bioingeniería, la alimentación, la industria armamentística, las telecomunicaciones, la informática, las finanzas o los medios de comunicación, entre otros. Además ya habrían experimentado en este sentido, al menos en teoría. Y es justamente esto lo que sucedió el año pasado. El 18 de octubre de 2019, el Centro Johns Hopkins para la Seguridad de la Salud, en asociación con el Foro Económico Mundial y la Fundación Bill y Melinda Gates, llevó a cabo en Nueva York el “Evento 201” (anteriormente ya habrían modelado Clade X, 2018, Atlantic Storm, 2005 y Dark Winter, 2001). El Evento 201 ilustra las áreas en las que serán necesarias alianzas público / privadas durante la respuesta a una pandemia severa (por coronavirus y donde fallecerían a nivel mundial unos 65 millones de personas) para disminuir las consecuencias económicas y sociales a gran escala. A día de hoy, la idea tras la pandemia desatada por esta hipotética élite mundial sería sencilla: Aumentar el control político-económico global, posicionándose por encima de cualquier gobierno a nivel nacional. En su agenda, para lograr tal fin, figurarían puntos como:

  • Control poblacional (Eugenesia) de mayores (ahorro y reducción de pensiones)
  • Venta de vacunas, test y tratamientos (conexión directa con la industria farmacéutica)
  • Expedición de certificados y pasaporte sanitarios de inmunidad frente al virus
  • Concentración de poder (reducción del número de bancos, capitales controlados más estrechamente)
  • Debilitamiento económico de ciertas regiones estratégicas (por ejemplo, Europa)
  • Compra de deuda y rescates financieros a escala nacional
  • Inyección de dinero para préstamos y subsidios
  • Compra a la baja de empresas y corporaciones (con el excedente actual del “ahorro” vinculado al desplome del petróleo) principalmente Europeas y Americanas
  • Mayor influencia en la economía y en la política a escala mundial, derivada de los puntos arriba expuestos

Puestos aquí ahora solo podemos apuntar que será el tiempo, y las investigaciones futuras (seguramente aparecerán en el mercado una gran cantidad de libros que analicen esta Pandemia en detalle) los factores que vayan aclarando todo este asunto. Esperamos el virus sea controlado de alguna manera pronto y los tratamientos empiecen a ser efectivos. Tras nosotros quedará un episodio de la historia de la humanidad comparable con cualquier guerra mundial o con escabrosos casos como la caída de las torres gemelas. Nuestra intención ha sido tratar de documentar lo sucedido de manera objetiva, al menos hasta este punto y final.

Gustavo Sánchez Romero

COMPARTE: