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Juan Ignacio Moreno-Luque Casariego

Juez del Tribunal Superior de Justicia de Canarias

Autor de “La decisión de Pilato. Un caso difícil para un prefecto romano del S.L.”

 

Es posible que no exista un personaje en la historia de la Humanidad sobre el que se haya escrito y debatido tanto como Jesús de Nazaret.  Por eso resulta sorprendente que hoy en día alguien pueda reinterpretar y reflexionar de forma novedosa sobre los textos evangélicos, llenando además con una lógica desconcertante algunas de las lagunas que estos presentan. El magistrado Juan Ignacio Moreno-Luque Casariego lo hace en “La Decisión de Pilato”, una obra que con el subtítulo “Un caso difícil para un prefecto romano del S.I”  analiza la figura del mandatario romano que tuvo en sus manos el destino de Jesús.

 

“No es valentía confesar la fe, sino cobardía no hacerlo” Esa es la rotunda y sucinta respuesta con la que nuestro interlocutor aclara nuestra, tal vez, injustificada extrañeza por comprobar cómo abiertamente abraza el cristianismo. Sin embargo, La Decisión de Pilato no es un libro que necesite de la fe, ni un tratado filosófico ni teológico, sino una obra que con rigor analiza desde el punto de vista jurídico y con el auxilio de la historia, el proceso seguido contra Jesús. Moreno-Luque es también miembro de la Sociedad Española de Sindonología y su libro ha sido editado por el Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias, sorprendiendo a propios y extraños por la lucidez de algunos de sus planteamientos. Con habilidad reconstruye el incendiario escenario político y social de los hechos, con un Pilato en el punto de mira del Cesar y un Jesús que más que evitarlos, parece precipitar los acontecimientos.

 

-¿De dónde le surgió el interés por revisar el juicio de Jesús y la figura de Pilatos?

Hay que partir de la “afición por la historia”, pero en este caso confluyen además varias circunstancias que hacen más interesante el episodio. Por una parte, mi interés por el tema de la historicidad evangélica, que me llevó a un estudio sistemático de las fuentes canónicas, que es preciso ordenar para dar un orden al relato evangélico de la Pasión.  Además, lo atractivo que es para mí la historia de Roma, y especialmente su organización administrativa y judicial; no en vano mi especialidad en la judicatura es el contencioso administrativo. Por último, como cualquier juez interesado en la religión, resulta enigmático desentrañar qué circunstancias llevaron al prefecto romano a ordenar la ejecución de Jesús, cuando estaba convencido de su inocencia.

 

-Es difícil responsabilizar a Pilatos de la muerte de Jesús, ya que parece querer todo lo contrario, pero eso no le quita importancia al hecho de que tradicionalmente no haya sido visto de forma muy benévola por el cristianismo, principalmente por no imponer su criterio.

Eso es solo una verdad a medias.  Es inapelable que Pilato (técnicamente más correcto que Pilatos) fue el responsable último de la ejecución. Jesús fue ajusticiado por un piquete de ejecución romano, pero los primeros cristianos sabían que quienes prendieron a Jesús y lo entregaron como un proscrito fueron los jerarcas judíos.  En el fondo Jesús fundó una nueva religión y el conflicto entre judíos estuvo servido. Las fuerzas romanas en la zona eran limitadas, como se demostró posteriormente en la rebelión judía del año 66, y fue entendible para los judeocristianos que vivieron los acontecimientos, que el Gobernador tenía poco margen de maniobra ante la presión ejercida por el Sanedrín, que debió de ser terrible. Así que la literatura cristiana original no fue beligerante frente a Pilato; es más, existen escritos apócrifos como el “Evangelio de Nicodemo”, o las “Actas de Pilato”, que “justifican” en cierto modo la actuación del romano. Por tanto la mala fama de Pilato cuaja en Occidente, más concretamente en Roma, donde los cristianos perseguidos por el poder romano identificaron esa persecución, con la de Pilato a Jesús, estableciendo un paralelismo que no tiene equivalencia histórica.  

 
¿Que nos dicen las fuentes históricas ajenas al cristianismo sobre Pilatos, su origen, poder, creencias….?

Las fuentes no cristianas lo tratan como un personaje aborrecible, pero no son objetivas. Son principalmente judías, Flavio Josefo y Filón de Alejandría, y  no debemos olvidar que ambos escriben con posterioridad a la destrucción de Jerusalén por los romanos, y especialmente de su Templo. Lo hacen con resentimiento, cargan las culpas de la rebelión judía sobre el invasor romano que ocupaba su territorio. Por eso el juicio  sobre Pilato de las fuentes judías es peor que el reflejado en los escritos cristianos, que imputan la destrucción de Jerusalén al extremismo y al fanatismo de gran parte del pueblo judío. Pilato no sale mal librado.

 
-¿Resulta bastante paradójico que Pilatos, siendo esencial en el desenlace de los acontecimientos relacionados con los últimos días de Jesús, no haya contando con más espacio y detalles en los evangelios?

Los evangelios son escritos muy poco detallistas en todo lo que no tenga relación con el mensaje cristiano. Desconocemos muchas facetas de la vida personal de Jesucristo que quisiéramos saber; sus gustos, sus aficiones, su carácter;  y es porque los evangelios son una glosa de recuerdos orientados a lo esencial de la revelación “Hombre-Dios”, de ahí que prácticamente del proceso solo nos ha llegado que el gobernador había concluido la inocencia de Jesucristo frente a la acusación judía. Es resto tenemos que deducirlo  sobre la base del conocimiento en el proceder de la justicia romana. Esa es la tarea que aborda el libro.

 

-¿Los textos apócrifos o la tradición añaden algo sustancial sobre su vida o personalidad?

No, en este caso los apócrifos sobre la pasión son muy tardíos  (S IV), y se trata de escritores seguramente gentiles que ensalzan la figura de Pilato o de Tiberio de una manera apologética. Se ve descaradamente que son fraudulentos e imaginativos. Los he leído, y nada he podido aprovechar para mi libro que no se dijera ya en los evangelios canónicos.

  
-¿Tuvieron los evangelistas una fuente dentro de palacio que les informó del contenido de las conversaciones e interrogatorio a Jesús?

Sin duda. Los diálogos y la actitud de Jesús frente a Pilato es muy precisa y esta testimoniada. El propio evangelio de San Juan nos cuenta como el apóstol se pudo introducir en el Palacio de Caifás gracias al parentesco con una sirvienta,  y debió de presenciar los hechos que allí nos narra, mientras que Pedro no pudo hacerlo y quedó en el patio esperado, lo que dio lugar al episodio de las negaciones. Algo similar tuvo que suceder en el pretorio con Pilato, debido a que seguramente había sirvientes o ayudantes que tenían parentesco o amistad con discípulos de Jesús y les contaron lo sucedido. Otra posibilidad es que como atestiguan las fuentes orientales, la esposa de Pilato, Claudia Procula, que sí parece que estaba al corriente de todo, se convirtiera finalmente al cristianismo y pudiese narrar algunos episodios.

 
-Por qué motivo la detención, interrogatorio, juicio, castigo….recaen sobre Pilato y los romanos, en vez de sobre los propios judíos? ¿No tenían capacidad legal para juzgarlo?

La zona de Jerusalén y Samaria, a diferencia de Galilea y Perea, se hallaban bajo el control directo de Roma. Era territorio ocupado militarmente, y administrativamente una prefectura, con todas las competencias judiciales. Por eso el proceso fue romano.

 
-Pero esa situación no se produjo con El Bautista, él si fue ajusticiado por judíos…

A San Juan el Bautista lo detuvieron en el territorio de Galilea, regido por el etnarca Herodes, que tenia autonomía concedida por Roma, no era un territorio sometido a la jurisdicción romana, ni ocupado militarmente.  Herodes tenía plena potestad para ejecutar a quien quisiera, como así hizo con el Bautista.

 

-¿De qué delitos se le acusó y de cuales era culpable, si es que lo era de alguno?

En cierto modo era un revolucionario.  Ponía patas arriba el sistema teocrático judío.  Rompía todas sus reglas de convivencia,  no respetaba la prohibición del Sabbat; fichaba para su grupo a publicanos colaboracionistas con Roma como Mateo, legitimaba el  pago de impuestos a los romanos,  ordenaba amar a enemigos de Israel como los Samaritanos, defendía a las mujeres en situación de adulterio y sobre todo predicaba todo eso diciendo que él tenía autoridad para ello…al final ante ellos se proclama Mesías de Israel, enviado de Dios…muy fuerte para aquellos hombres. Personalmente comprendo a los judíos, pues asisten al despliegue de potencias por Jesús que tiene su punto culminante en el milagro de la resurrección de Lázaro, -lo que encendió la mecha de los sentimientos populares e hizo que el pueblo lo tratara como Mesías- pero contrariamente se negó a hacer ningún milagro ante el Sanedrín, todo un desafío.

 
-La manera en la que actuó Pilatos se ajustaba a las leyes de la época, o cometió él también algún delito?

Desde mi punto de vista Pilato actuó con cordura y aplicó la justicia sumaria para casos controvertidos “cognitio extraordinem”. Lo reprochable es la condena a pesar de considerarlo inocente, lo cual se explica en el libro.

 
-¿Porqué lo hizo?…¿Qué presión le llevó a no hacer caso a su conciencia y terminar con ese mítico lavado de manos?

Entiendo que la situación romana en la colonia era dificilísima. Pilato no contaba con fuerzas suficientes  para contener un estallido social. Sus consejeros  debieron buscar una solución apaciguadora aun a costa de la justicia, lo que en vista de la situación resulta comprensible. Posteriormente entrega el cadáver a su madre, lo cual es una concesión que justifica un cierto intento de resarcimiento por la ejecución, pues tal medida era contraria a la ley. Creo además, como una reflexión a la que he llegado y que puede ser discutida, que se lava las manos como gesto de desaprobación ante la decisión judicial de los miembros de su Tribunal, y no como siempre se ha pensado, para responsabilizar con ello a los judíos.


-¿Como se habría resuelto correctamente el juicio? Las leyes actuales habrían cambiado también el desenlace?

Carece de relevancia, la justicia está ligada al lugar y al momento. Las circunstancias son determinantes de la responsabilidad. No es lo mismo matar fríamente, que hacerlo en defensa propia.

 
-Usted sostiene como algo innovador que la guardia de la tumba no fue hecha por romanos….

Para mí está claro, resulta absurdo organizar una guardia para custodiar un cadáver  que se acaba de ceder voluntariamente. De mediar tal desconfianza, lo normal hubiera sido no cederlo. Tampoco veo a Pilato plantearse una resurrección. Es indudable que quienes decidieron montar una guardia eran los jerarcas judíos, por eso cuenta el evangelio que a ellos acudieron ante la desaparición del cadáver. Los romanos jamás hubiesen acudido a los judíos como cuenta el evangelio.

 
-Si admitimos un componente trascendente en estos acontecimientos que parecen esencialmente históricos, Pilatos fue una pieza esencial de ese hipotético “plan divino”, con un papel nada agradable pero necesario al igual que Judas…¿Qué opina al respecto?

Que todo parece indicar que los acontecimientos estaban previstos. Jesús adelanto su pasión, y a Pedro le predijo sus negaciones y perjurios. Conocía lo que sucedería, pero esto no resta valor a los comportamientos humanos descritos. Por ejemplo, Judas se arrepintió y se suicidó. Podía no haberlo hecho, o no haberse suicidado y luego unirse a la causa cristiana. Pilato podía haber ocultado su disconformidad con la ejecución.

José Gregorio González

 

La decisión de Pilatos.

Juan Ignacio Moreno-Luque Casariego

181 páginas. La Laguna. 2012.

Instituto Superior de teología de las Islas Canarias

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