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Kirguistán y el enigma del hombre salvaje: Más preguntas que respuestas

El Hombre Salvaje de Asia Central es un misterio dentro de un enigma. En este artículo el lector encontrará muchas preguntas, una clara indicación de la frase anterior. En un país como Kirguistán, donde el 90% son montañas y la altura media es 2.700 m. el presunto… ¿bípedo peludo? tiene un montón de lugares para esconderse en valles y barrancos, donde puede llegar a pasar desapercibido de manera indefinida. ¿Estamos hablando de una nueva especie de primate? ¿O tal vez un mamífero desconocido, tal vez de la familia de osos? ¿Población relíctica de Neandertales? ¿Prehistórico representante de nuestra pasada evolución humana desarrollándose en aislamiento hacia una forma desconocida? El Kar (кар) Adam (адам), literalmente hombre de la nieve en kirguís, o Ksy Giik, hombre salvaje, como los locales se refieren al mismo, permanece oculto. Enormes cordilleras con picos de más de 5.000 m. y vastos valles alpinos permanecen sin descubrir, inexplorados. Hay grandes áreas, miles de km2 donde no vive nadie, ni siquiera pastores o cazadores. Para dar un ejemplo rápido, la provincia de Naryn, donde se ha registrado actividad del hombre salvaje recientemente, tiene una superficie de aproximadamente 46.000 km2, más grande que los Países Bajos (42.540 km2), pero con sólo aproximadamente 200.000 habitantes (el país holandés tiene una población de 17 millones de habitantes). ¿Es posible que, en estas áreas remotas, alternando agrestes montañas con laderas exuberantes y boscosas, pequeños grupos de primates desconocidos todavía vaguen en libertad, lejos del escrutinio científico? Si es así, ¿cómo sobreviven? Bien, si nos alejamos del espacio, como lo hacemos cuando examinamos el planeta Tierra con el moderno software satelital disponible en Internet, podemos ver parte de la solución y el principal problema ligado al enigma del hombre salvaje. Su desolado hábitat, montañoso, extenso y difícil de alcanzar no está fragmentado, ni es reducido. Esta es una zona geográficamente hablando gigantesca. Podría comenzar en la cordillera de las Tien Shan (en Kirguizo “las montañas celestiales”) que comunican al sur con el vecino, altamente inexplorado y salvaje Tayikistán, a través de las inmensas y omnipotentes montañas Pamir y las Trans Alai. Allí se encuentra el pico Lenin (Lenin Chokusu), en el Pamir Kirguizo, que se eleva a 7.134 m. sobre el nivel del mar. Esta impresionante cordillera, de donde se han obtenido huellas del hombre salvaje, así como muchos testimonios y avistamientos, conecta entonces con la el Hindu Kush, frontera natural entre Afganistán y Paquistán. En esas regiones, el zoólogo español Jordi Magraner investigó durante más de 10 años el Barmanu, el nombre local para el hombre salvaje, recogiendo muchos testimonios, historias y avistamientos reales. Desafortunadamente, Jordi fue asesinado por los grupos Talibanes en 2002, en un desafortunado acto de venganza no resuelto, quizás fruto de una posible “manipulada” desconfianza hacia un “espía” extranjero o simplemente mucha mala suerte. Desde las zonas de estudio de Jordi, y a través de la cordillera de Kunlun, las omnipresentes montañas se unen al infame Karakorum, donde el monte K2 descansa en silencio, mortal. Es uno de los pocos ocho miles que no ha sido escalado con éxito en invierno, todavía. Esta zona es el hogar de las montañas más altas del mundo, conectando luego con el famoso Himalaya y el monte Everest, un área que comprende aproximadamente, en total, más de un millón de km2. Este es el territorio del hombre salvaje, y allí esta como pez en el agua, explotando y valiéndose de un rico conjunto de ecosistemas, a priori desfavorables, solo aptos para los más adaptables, inteligentes y recios animales. A lo largo de estas montañas y valles, que conectan Bután con Rusia, a través de la cordillera del Altái, una población bastante estable, pero muy escasa, que tal vez ni siquiera llega a los 2.000 individuos, puede permanecer invisible. Si pensamos en el fantasma de las montañas, el leopardo de las nieves, con una población total de alrededor de 5.000 individuos, diseminados en más o menos el mismo territorio, podemos entender lo difícil que puede ser localizar al hombre salvaje. Porque el Kar Adán, o Ksy Giik, y sus primos orientales, Almas mongoles, los diferentes tipos de Yeti del Himalaya, los Barmanus afganos y los Chuchunaa siberianos combinan la resistencia, la adaptabilidad a las montañas, la velocidad, la inteligencia y la sensibilidad del gran gato blanco con, lo que parece, un intelecto. Esta condición, normalmente asociada a las especies sociales, trae obvias ventajas para la supervivencia en un territorio tan salvaje y extenso. Un espacio en el que hay un montón de presas disponibles también. Desde grandes herbívoros como muflones salvajes, donde destacan el Marco Polo o el Siberiano, íbices euroasiáticos (ambos las especies más grandes del mundo) a ciervos, cabras y animales domésticos, roedores y marmotas, pasando por muchas especies de ratones y jerbos, insectos, invertebrados y aves. Donde el agua está por todas partes en la forma de torrentes alpinos y ríos, encontramos también infinidad de cuevas, aptas para la hibernación y el refugio. Masas forestales, repletas de bayas y brotes, praderas subalpinas, bosques de frutales y nogales, encinares, zonas de pastos, cordilleras que forman un laberinto de montañas y valles … al final un ecosistema muy parecido al que nuestros antepasados, Cromañones y similares, habitaron hace unos 15.000 años. En Kirguizistán y otras porciones de Asia central el tiempo se ha detenido de alguna manera, y la naturaleza se ha mantenido menos alterada, no tan afectada por las devastadoras actividades humanas. Aquí el impacto ha sido más suave, al menos en ciertas regiones, por lo que uno puede percibir, ese sentido, un halo prehistórico, indómito y ancestral. Tal vez algo más, tangible, biológico y verdaderamente salvaje, ha permanecido.

 

 

Gustavo Sánchez Romero

Marzo 2017, Bishkek, Kirguistán

Canal YouTube (videos y pases de diapositivas de Kirguistán, y Asia central):

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