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LA INVOLUCIÓN DEL TERROR

Paradojas de la historia del cine

         El miedo es una emoción innata en el ser humano, para algunos considerada un mecanismo de defensa. Nos hace ponernos alerta ante aquello que no conocemos o creemos que afecta a nuestra seguridad.      

Muchos directores, desde siempre, han intentado provocar ese miedo en la gran pantalla, a veces con más acierto que otras, y desde el inicio de la creación de los hermanos Lumière, no han sido pocas las incursiones del terror en este ámbito.

Desde los grandes Lon Chaney (“El Jorobado de Notre Dame”, “El fantasma de la Ópera”) y Boris Karloff (“Frankestein”, “Drácula” y “La Momia”) con sus camaleónicas interpretaciones que todos recordamos como, hasta nuestros días, la evolución de este tipo de cine parece no caminar pareja al evidente avance tecnológico. Aun a día de hoy me sigue sobrecogiendo aquella famosísima escena de una de las óperas primas del cine de terror, incluída en la version del director: la aclamada “El exorcista”. Me refiero a  la de la pequeña Regan descendiendo las escaleras en arácnida postura. O aquella fantástica película que todos bien conocemos por la archifamosa escena de la pelota botando escaleras abajo hasta los pies del protagonista, llamada “Al final de la escalera”.

No pocas de estas peliculas nos infundieron el miedo en nuestras almas. Aun recuerdo ver “El Resplandor” y no ser capaz de asomarme a ningún pasillo sin el temor de verme a las fatídicas gemelas al final de ellos, o entrar en la ducha sin tener en mente la imagen de aquel horroroso espectro que envejecía en cada momento de la escena. También recuerdo no poder entrar a los vestuarios masculinos de mi colegio por temor a que un payaso asesino saliera del sumidero como un poseso, como pasaba en la gran obra de Stephen King llevada al cine , “It”.

Todos esos temores que nos infundaban de pequeños estas películas parecen haberse diluído con el tiempo a pesar de los avances tecnológicos en la industria, y cada vez es más fácil ver cine de terror que no da miedo en absoluto. Me vienen a la mente ahora “The messengers”, “No tengas miedo a la oscuridad”o los desafortunados remakes de “Poltergeist” (2015) y “La señal” (2016), son algunos de los ejemplos más claros de ese cine sin alma y sin esencia, donde se ha perdido la capacidad para atemorizarnos. Teniendo la tecnología mas vanguardista a su disposición, la preocupante falta de ideas en el cine nos ha llevado a todo un aluvión de sustos fáciles y predecibles, con una atmósfera muy poco cuidada y que al terminar su visualización nos deja una especie de Deja vù en nuestro cerebro, dando paso a un desesperante bostezo y esa frase cada vez más extendida a la salida de un cine: – “Esa película no da ningún miedo”.

Pero en tiempos de escasez, siempre hay una pequeña luz que nos ilumine, y tal vez ésa sea la que nos deja uno de los prometedores directores de terror de hoy: el malayo James Wan, que ya nos ha dejado varias pinceladas de su gran talento, con incursiones como “Insidious” I,II,III (la última como productor), “The Conjuring” I y II, más conocidas en España como Expediente Warren.  Éstas están basadas en los casos investigados por el matrimonio formado por Ed y Lorraine Warren, Demonólogo y Médium,  que intervinieron en los casos más famosos de polteregeist e infestaciones demoníacas durante las décadas de los 70`s y 80`s. Como productor ha trabajado en la, por ocasiones, sorpendente “Nunca apagues la luz”, del director novel de origen Sueco, David F.Sandberg. Sin duda un oasis donde todos los amantes del cine de terror pueden pueden poner sus esperanzas de cara a un más que incierto futuro en la industria cinematográfica.

Tal vez en algún momento podamos volver a disfrutar de nuevos y terroríficos proyectos que vuelvan a atemorizarnos, como lo hacían los grandes maestros del  terror de antaño, aquellos que conseguían que volviéramos a mirar atrás en el camino a casa, por miedo a que Freddy Krueger o Jason Voorhees nos estuvieran persiguiendo. Esos directores y guionistas sabían cómo hacer para que nos creyéramos estar viviendo esas historias.

David DC

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