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LAS EXTRAÑAS EMISORAS DE NÚMEROS.-

Una de las causas que me hicieron querer la radio, “poner la oreja” en las diferentes frecuencias del espectro radioeléctrico, yendo mas allá de las emisoras locales de mi provincia, dándole vueltas al dial de receptores de onda corta, buscar en el maremagnum de señales y ruidos que salen del altavoz de un aparato de radio, desde hace más de cuarenta años, era…es, escuchar algún tipo de transmisión que me hiciera….haga, imaginar que estoy participando de algún tipo de transmisión misteriosa.

De adolescente, soñaba con de repente, entre el ruido blanco de una frecuencia vacía de onda corta, o moviendo el dial, escuchara de repente frases del tipo:

-“Soy el 143 no recibo el oscilador”.

-“Eso viene de la sala de operaciones”.

Estas fueron escuchadas el día 3 de Noviembre de 2001 por un radioaficionado europeo en una frecuencia donde se oían habitualmente recitar series de números. Podríamos explicar este tipo de transmisiones diciendo simplemente que son transmisiones de espías, y quedarnos “más anchos que largos”.

Pero lo que sin duda te eriza el vello, es detener tu búsqueda en las frecuencias de onda corta, porque de repente escuchas por primera vez, con voces de mujer, hombre, o incluso niños, con una sonoridad metálica, impersonal, robotizada, recitar una secuencia de números: …siete, ocho, tres, cinco, siete, siete, cero…

Desde mediados de la Guerra Fría, una serie de estaciones de radio transmiten día y noche extraños códigos y señales al mundo entero, lejos de los ojos y oídos del gran público. Ningún país reconoce poseerlas, pero no paran de emitir. Con los años,  se han sumado otras aún más raras e inquietantes.

Los radioaficionados y radioescuchas no se rompieron la cabeza para ponerle nombre a estas extrañas transmisiones, por no encontrar uno  mejor se les conoce como, estaciones de números.

La razón es sencilla: De forma incansable a determinadas horas y frecuencias exactas, esas voces emiten series de números agrupados de cinco en cinco o de seis en seis cifras, intercalando a veces algunas palabras o sintonías musicales, siempre igual…siempre la misma música, que viene a advertir que a continuación vienen los números. En inglés, en ruso, incluso en castellano.

De forma oficial, ningún país ha reconocido su existencia ni tampoco vierten opiniones sobre las, supuestamente, originadas por otras naciones. Simplemente, están ahí.

¿ Transmiten mensajes en clave para sus agentes repartidos por todo el mundo?

Al transmitir en onda corta, el alcance de la transmisión se multiplica gracias al fenómeno conocido como propagación ionosférica. Esto unido a que estas transmisiones son cortas y en algunos casos repetitivas, reforzaría la hipótesis de que fueran transmisiones dirigidas a espías o infiltrados de unos países en otros, ya que son transmisiones de “una sola vía”; no se espera respuesta de quien la recibe.

La radio es un medio muy eficaz de comunicación. No conoce fronteras y permitiría la comunicación con agentes en cualquier parte del mundo, solo necesitan un receptor y una clave para descifrar lo escuchado. Se supone que los agentes receptores utilizarían las que se llaman libretas de un solo uso, que les permiten descifrar un código indescifrable para escuchas indiscretas, ya que no hay patrón.

Las libretas de un solo uso, son manuales necesarios para que el receptor del mensaje pueda realizar un “descifrado por sustitución o por transposición”. Su uso sería tan sencillo como combinar cada palabra, letra o número del mensaje con la correspondiente palabra, letra o número de la libreta, según una combinación patrón, sólo conocida por el receptor. Aún siendo tan simple, es “supersegura” si no se conoce ese patrón para descifrarla. Su éxito residía, reside, en usar una clave aleatoria por completo y no volverse a usar nunca más en ninguna otra transmisión,  ( de ahí el apelativo de “un solo uso”) lo que en la práctica resulta más fácil de decir que de hacer.

La tecnología ha ido evolucionando en estos últimos tiempos, pero las evidencias de muchos radioaficionados y “cazadores de emisiones” que han hecho de la búsqueda y escucha, incluso de intentos de descifrar a estas estaciones de números su hobby, indica que esta forma de comunicación todavía se pueda estar utilizando. Su tecnología puede ser simple, antigua, obsoleta…tan solo unos alambres conductores usados como antenas y un viejo transmisor de onda corta, indudablemente pueden ser todavía la mejor opción para transmitir órdenes o instrucciones a agentes “dormidos” o infiltrados sobre el terreno.

Rupert Allason, autor especializado en temas de espionaje, que firma muchos de sus artículos como N. West asevera: “No hay una forma más cómoda y conveniente de comunicarse con un agente; estas transmisiones facilitarían a los países la comunicación con su personal en terreno enemigo, o en territorios donde no es fácil utilizar las comunicaciones convencionales”.

El receptor puede estar en cualquier parte y los mensajes no pueden ser rastreados. E imaginemos…. Cualquier espía puede llevar una pequeña radio de onda corta en su equipaje sin necesidad de ocultarla; son de libre uso, o comprarla en el país al que llega, y estar pendiente de esas transmisiones según las instrucciones que ha recibido; días, horas y frecuencias de transmisión, antes de “salir de casa”. Las emisoras de números son emisoras fantasmas; no se sabe dónde están, ni tampoco quién está detrás de esas emisiones. Nadie reconoce oficialmente su existencia. Están ahí, sin más explicaciones.

         Quienes se han dedicado a su escucha y estudio las reconocen por rasgos o características distintivas; así por ejemplo Lincolnshire Poacher, transmisión conocida por el nombre de la canción inglesa que suena antes de que empiecen las secuencias numéricas. O “Magnetic Fields,por lo mismo, esta vez una canción de Jean Michel Jarre. Otra emisión de números bastante conocida es la emisora en español “Atención”, llamada así porque es la palabra de alerta antes del inicio de la secuencia de números.

Otras personas han deducido otros posibles usos más siniestros para estas oscuras emisoras; sobre todo, a partir de la aparición de otra denominada el “timbre”, el “zumbador” o UVB-76. Como su nombre indica, suena como un timbre o zumbador pitando veinticinco veces por minuto, 24 horas al día, 365 días al año, en 4625 kHz y otras frecuencias próximas. Durante unos cincuenta minutos al día, de 7:00 a 7:50, transmite con menor potencia; se cree que le hacen el mantenimiento en ese rato. Ha sido trazada (localizada aproximadamente por triangulación) en una instalación militar en Povarovo, cuarenta kilómetros al noroeste de Moscú.

La transmisión se ha interrumpido en ocasiones para pronunciar unas palabras en clave. Con más frecuencia se han escuchado voces y ruidos de fondo, como si hubiera un micrófono abierto todo el tiempo o buena parte de él. De hecho, parece que el pitido no se inyecta directamente en el circuito, sino que se capta del sonido ambiente en el misterioso estudio.

Se ha especulado mucho con el Zumbador. Se le vincula al Estado Mayor de Rusia; grupos de “ins-pirados” lo relacionan con un sistema de seguridad denominado “la mano del hombre muerto”. ¿En que consiste?

Pues en algo tan catastrófico como que si este zumbido cesara (en solitario o junto a otras señales desconocidas), todo el sistema ruso de represalia nuclear se activaría. También se comentó la existencia por esos años de una versión occidental del Zumbador. Era denominada la “emisora de música hacia atrás” por los sonidos que transmitía. Se creía que estaba localizada en EEUU y el Reino Unido, desapareciendo aparentemente en el 2004. Tanto una como otra en caso de ser su función real y no una especulación, ¿estarán ahora en servidores seguros de Internet, en sencillas app’s para móviles, en “interruptores espaciales” en órbita?

Y todavía hay más. Otro sector de “ins-pirados” cree y sostiene que las emisoras de números podrían ser parte de un “mega proyecto de control mental” creado por “vete-tu-a-saber-quien” y los números y pulsaciones, permitirían mantener dormidos (o despertar) a personas bajo algún tipo de control programado.

Algunas emisoras de números con el paso de los años, dejaron de emitir o cambiaron su ubicación como la comentada “Lincolnshire Poacher”,  la cual dejó de emitir, en junio de 2008 y fue sustituida por Cherry Ripe, en Australia. A ambas se las relaciona con los servicios secretos británicos.

También se han escuchado estas estaciones de números en Estados Unidos, sin que se pueda determinar su origen.

Hay testimonios de la escucha de estos mensajes numéricos, desde la Primera Guerra Mundial. Pero fue durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fueron usadas por casi todos los contendientes. La  historia y el cine han dado  celebridad a los “mensajes personales y de familia” desde la BBC de Londres, del tipo: “La tía Henrietta ha llegado bien a Nueva York” o “Mañana celebraremos el bautizo de John”. O el histórico anuncio atribuido a la a la resistencia francesa comunicando el desembarco en Normandía con los versos de la “Canción de otoño” de Verlaine:Les sanglots longs des violons de lautomne / blessent  mon cœur dune langueur monotone“. (Los largos sollozos de los violines del otoño me hirieron el corazón con una languidez monótona).

Después de la Segunda Guerra Mundial, en plena Guerra Fría, las emisiones de números alcanzan su momento de esplendor. Luego irían decayendo en los 70 y 80, aunque quienes se ocupan de monitorizarlas dan un aumento de las mismas en los años 90. En la actualidad han decaído bastante.

Aunque ya no se escuchan como antes, los expertos aseguran que todavía existen las emisoras de números. Es un medio seguro, aunque anticuado, de comunicación. Los ordenadores, teléfonos móviles, tablets, etc…siempre dejan huellas y los datos en los mismos, aunque se borren, existen programas para su recuperación. Pero una libreta y un lápiz o un bolígrafo, son fácilmente destructibles.

Hace pocos años, en 2010, los miembros de una red de espionaje ruso intervenida y desarticulada en EEUU, reconocieron que “habían utilizado transmisiones codificadas de radio y datos cifrados”. ¿Recibirían sus instrucciones a través de las estaciones de números de onda corta?. ¿Existe un acuerdo tácito entre las potencias mundiales sobre estas misteriosas transmisiones?;  y como dijo un alto responsable del Ministerio británico de Comercio e Industria: “…Son lo que ustedes suponen que son. La gente no debería fascinarse con ellas. No son para, digamos, consumo público.”  ¿Quieren que pensemos que estas estaciones no son de nadie, que no transmiten nada de interés?… “Y aquí no hay nada que ver (escuchar)”.

Pero hay datos para todos los gustos. En 1989, pillaron a un espía checo en el Reino Unido con un radiotransmisor y una libreta de códigos. ¿Cómo?; porque por la noche cuando transmitía, se metía en los aparatos de televisión de los vecinos.

La estación “Atención” que ya nombramos, se relacionó directamente con cubanos asentados en EEUU, y que fueron juzgados por espionaje.

Estaciones de números, balizas de letras, zumbidos… Emisoras secretas que nadie reconoce como suyas, que el mundo ignora y que indudablemente forman parte de los mecanismos más secretos y delicados de las naciones. Solo falta decir por otros “ins-pirados” (que hay gente pá toó), que son psicofonías o mensajes de alienígenas al uso. Al tiempo.

Ricardo Martín Díaz

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