SUMA Y SIGUE, OTRAS 6 LEYENDAS URBANAS
Siguen sin ser todas las que son, las que existen en este rico universo de las creencias, pero completando las seis leyendas urbanas presentadas el pasado domingo 23 de julio, aportamos otros seis relatos de misterios que nunca lo fueron, episodios que a pesar de lo inverosímiles que resultan y de las argumentadas explicaciones que los desmontan, sigue serpenteando como reales.
Secuestro en el centro comercial
Sin duda la clave para que una leyenda urbana triunfe y perdure a lo largo del tiempo está en que resulte plausible, en el hecho de que su trama resulte verosímil. Este primer caso que nos ocupa es ejemplarizante en este sentido. Lamentablemente el secuestro de menores es una realidad a la que nuestra sociedad debe hacer frente ocasionalmente, generando tales incidentes un potente clima de alarma, indignación e incertidumbre social. Este es el caldo de cultivo en el que en nuestra sociedad actual triunfan los rumores con categoría de viral relativos a secuestros de menores en centros comerciales. La historia es sencilla y por muchos conocida, dado que es muy probable que nosotros mismos hayamos recibido las alarmas en nuestros propios dispositivos móviles, a través de la redes sociales, chat, o WhatsApp. Estos mensajes corren como la pólvora alertándonos de que se están dando secuestros en los garajes o dentro de conocidos centros comerciales, en ocasiones indicando hasta el tipo y color del vehículo al que son llevados las víctimas. En algunas versiones se indica que al pequeño se le ha rapado el pelo, cambiado la ropa e incluso drogado para facilitar el delito. En el relato viral es habitual que dicho secuestro se haya visto frustrado tanto por la intervención de otros clientes del comercio o por la de un agente de la ley que fortuitamente está de paisano y fuera de servicio en la zona, provocado en un caso u otro la huida del lugar los secuestradores. Precisamente este detalle, la huida, es clave para que la difusión de la leyenda tenga éxito, pues deja abierta la amenaza de un nuevo intento al que todos podemos estar expuestos. Es fácil comprender la potencia de estas historias que nos invitar a estar especialmente atentos
Cabeza de Perro: El pirata que nunca existió.
La figura evocadora de los piratas siempre ha tenido un halo seductor, tanto por su espíritu rebelde y aventurero como por el hecho de ir asociado ineludiblemente a la posesión de tesoros, de cofres atestados de monedas y preciadas joyas. Es icónico que estén ocultados en lugares secretos, enclaves perdidos que han sobrevivido al propio pirata, despertando en muchos el anhelo de ser encontrados. En Canarias tenemos varios piratas o corsarios relevantes, el más famoso de los cuales es en la actualidad Amaro Pargo. Sin embargo no siempre fue así, ya que por siglos el reinado estuvo centrado en la mítica figura de Cabeza de Perro. Manuel de Paz dedicó un interesante estudio al personaje, poniendo de relieve que sus hipotéticos lances, de haberse desarrollado, lo hicieron en dos periodos históricos incompatibles, finales del siglo XVI y la segunda mitad del siglo XIX. El primero tiene su espacio principal en Lanzarote y sus costas, vinculándose los lances de este Cabeza de Perro con otra figura legendaria aunque puede que bastante más real, la de Ana Viciosa, la humilde pastora que enamoró al pirata y terminó llevándose a la tumba el secreto de su tesoro. La tradición popular ha ligado esta historia a ciertos lugares, roques, playas y cuevas en tierras lanzaroteñas, aunque la historia más rigurosa descarta que existiera aunque no que pudiera estar inspirado en algún personaje de aquellos tiempos.
En todo caso el triunfo de Cabeza de Perro en tiempo recientes se lo debemos a Aurelio Pérez Zamora, quien en sus novelas habitualmente combinada a personajes reales con otros de ficción. Él es el que recrea desde un enfoque estrictamente literario y de ficción el segundo escenario temporal de Cabeza de Perro, al que en su novela Sor Milagros o Secretos de Cuba hace llamar Ángel García y nacer en Igueste de Candelaria. Por allí y por Punta del Hidalgo se dice que escondía sus tesoros, aunque hay quien lo ha buscado en Güímar y hasta en as Islas Salvajes. Su nombre estaba relacionado con su poco agraciado aspecto y al parecer con la empuñadura de su puñal, muriendo ajusticiado en el Castillo de Paso Alto o alrededores. Lamentablemente la historia tampoco confirma su existencia, pero la potencia del mito llevó a que algunas personas llegaran a sugerir que asistieron a su apresamiento cuando arribada a Tenerife desde el Caribe y a su posterior fusilamiento.
El pájaro cochino, aberrutando la muerte.
Hace unos años conocimos, de la mano del incansable y meticuloso historiador e investigador tinerfeño Joaquín Carreras Navarro, la historia del llamado “pájaro cochino”, que recibe tan peculiar nombre en tierras de Tegueste. Al respecto dice Carreras que se trata de un pájaro de mal agüero, nocturno y estacional, que habita en lugares prácticamente inaccesibles y emite un sonido llamativo e inquietante que recuerda al llanto de un niño. “Su sonido –nos apunta este investigador– era reconocido como un augurio de muerte en el lugar donde se oía. Si por ejemplo se posaba sobre un tejado y “lloraba”, sobre todo si era tres veces, la población consideraba que alguien de esa casa moriría pronto. O en todo caso por las cercanías. Si una persona moribunda oía su canto, consideraba que ya había llegado la hora de dejar este mundo.”
¿Qué aspecto tiene? Dado que oficialmente no existe es comprensible que nadie sepa con certeza cómo es esta criatura que aberrunta la muerte, aunque cabe precisar que lo que acontece de verdad es que las descripciones no encajan en tamaño, plumaje, color o forma del pico. Eso convierte al “pájaro de la muerte” en especial y mítico dentro de la tradición mágica que ya de por sí suele acompañar al mundo de las aves.
Momias, cristales y dinosaurios.
¿Recuerda el lector el affair mediático de hace un par de años, especialmente activo en redes sociales, relativo al supuesto descubrimiento en el sur de Tenerife de la Cueva de la Mil Momias por parte de una tinerfeña? El asunto murió informativamente hablando hace mucho, presa del desencanto que irremediablemente provocó la creciente fabulación de la instigadora, incapaz obviamente de presentar prueba alguna de lo que decía. Evitaremos dar el nombre completo de Carmen, pero las hemerotecas están a un “click” para quien desee refrescar la memoria. Lo que aquí nos interesa es recordar que además de esa mítica necrópolis, que sin duda pudo existir y puede que siga a buen recaudo en algún lugar, la “descubridora” aseguraba que en ella y junto a cientos de cuerpos había encontrado todo tipo de objetos y mapas con la ubicación por toda la isla de otras grandes necrópolis con cientos de momias. Cada día Carmen regalaba a sus seguidores en facebook nuevas emociones, -aún lo hace pero con muchísimo menor impacto- muchas veces bajo la forma de vocablos guanches, a los que llamaba “gachumbas”, que encontraba en infinidad de rocas grabados o escritos en incontables pieles curtidas que sirvieron de soporte a los libros escritos por la Civilización Gachumba. Cristales de cuarzo, fósiles de dinosaurios, cientos y miles de piezas arqueológicas…la historia alcanzó un punto álgido cuando comenzó a anunciar la celebración de una rueda de prensa internacional, amparada por poderosos mecenas y un equipo multidisciplinar de científicos comprometidos a sacar “toda la verdad” sobre los guanches-gachumbas. Incluso llegó a seleccionar a un grupo de 25 elegidos que tendrían el privilegio de trabajar, además cobrando por ello, en el estudio de la Cueva de las Mil Momias. Tras varios aplazamientos justificados en risibles excusas, de la rueda de prensa nunca se supo nada…y ya han pasado varios años, un tiempo con muchas disidencias y desencantos, pero también con gente muy fiel y nuevas incorporaciones que tímidamente mantienen el interés. Lo más reciente tiene que ver con la grabación de psicofonías¡¡ Han leído bien. A pesar de asegurar poseer una desbordante y abrumadora cantidad de información física que cambia hasta límites insospechados la historia de Tenerife, Canarias y el Mundo, Carmen amplia el espectro buscando captar las “voces de las almas”, almas guanches ligadas a los lugares en los que vivieron, murieron o fueron sepultados.
Los falsos geoglifos nazis de Yaiza
Uno de los culebrones del verano, a nuestro modesto y prescindible juicio ligeramente sobredimensionado, está siendo el de la espiral de piedras confeccionada en Las Cañadas del Teide. Aunque no de semejante magnitud, seguramente muchos lectores conocerán otros casos, en otros lugares quizá menos sensibles. Sin embargo, hay un episodio muy llamativo que en su momento destapamos, un gato por liebre que pretendía hacer pasar un geoglifo moderno como algo ancestral. Se trataba de una artística flecha de unos 100 metros que las fotos aéreas mostraban sobre el suelo protegido del Parque Natural de Los Ajaches, en Lanzarote. El escritor grancanario Jaime Rubio Rosales insistió bastante en promover en su blog y medios de comunicación este presunto misterio en 2008, acompañado de otras fotos aéreas de rincones diversos de la isla que mostraban de manera bastante menos definida otras formas. Sin duda, el afán de notoriedad y algo de pareidolia ligaron bien para sustentar el asunto no más allá de unos meses. No obstante, una simple comprobación fotográfica realizada por nuestro compañero David Heylen desmontó el asunto sin margen alguno: una foto aérea de 2004 tomada exactamente en el mismo lugar lo mostraba sin rastro alguno de la llamada “flecha cósmica”, o que es lo mismo, era actual y sin ningún interés histórico ni arqueológico. Curiosamente una artista aventuró la interpretación de que era un mensaje cósmico relacionado con toda la mitología del año 2012, aunque más curioso aún era que esa artista vivía cerca de la zona…Simultáneamente Rubio Rosales lo intentó también con los “Círculos de Yaiza”, formaciones entrelazadas circulares vista desde el aire en la costa lanzaroteña que, en este caso, relacionó con la presencia de nazis en la isla. En este caso la puntilla al asunto se la dio el periodista Hector Pérez Fajardo a través de periódico La Gaceta de Canarias. Fajardo cubrió con olfato el pintoresco asunto y realizó una comprobación de manual: llamó a los responsables de urbanismo del Ayuntamiento de Yaiza, quienes le explicaron que aquellas “misteriosas” huellas eran el producto de una urbanización turística frustrada. Nuevamente Heylen echando mano del archivo de cartografía aérea en línea del Gobierno de Canarias localizó una foto de 1961 sin círculos¡¡ Ni nazis, ni vestigios arqueológico…a pesar de ello Rosales aseguró que en breve revelaría documentos de los servicios secretos británicos que apoyaban su hipótesis. Seguimos esperando por ellos.
Harvey, el falso descubridor de San Borondón.
Todavía se puede acceder al proyecto artístico que gestó el último episodio que deseamos compartir a través de la web www.laisladescubierta.net Es producto de la inventiva y el trabajo de los fotógrafos David Olivera y Tarek Ode, quienes decidieron crear un proyecto de ficción que planteaba el descubrimiento y exploración de la isla de la mística isla de San Borondón en enero de 1865 por parte del naturalista de la Royal Society, Edward Harvey. Un detallado diario de viaje, numerosas ilustraciones científicas de la flora y fauna, y una serie increíble de fotografías tomadas en la propia isla de sus rincones y de los integrantes de la expedición, formaban el grueso del material aportado por Olivera y Ode y presentado en una exitosa e itinerante exposición.
La muestra impactaba y era tremendamente realista, precisamente lo que buscaban los autores, que siendo producto de la imaginación resultara creíble, que hiciera dudar. Se cuidaron de deslizar a la vista de todos varias pistas que, de manera rotunda, diluían las dudas y anhelos de que aquello fuese algo que realmente ocurrió, pero para la inmensa mayoría pasaban desapercibidas. Harvey no existió, la expedición tampoco Muchos compañeros de los medios de comunicación nos convertimos en cómplices del “engaño”, dejando entrever sutilmente que era arte y ficción pero evitando hacer “spoiler” y romper la magia que necesariamente debía acompañar a las visitas.. En fin, el caso es que otros compañeros de los medios informativos menos atentos e incluso algunos investigadores y escritores, por las prisas o por convicción, creyeron literalmente toda la ficción y la difundieron repetidamente como real, incluso en libros¡¡ Un mínimo de lecturas superficiales previas sobre el enigma de la isla de San Borondón o una breve consulta a la biografía existente les habría sacado de dudas sobre la inexistencia de tal descubrimiento. La confusión perdura.
José Gregorio González