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LA ESPAÑA MALDITA

Rutas por el lado más evocador del misterio

La inventiva del periodista Lorenzo Fernández Bueno le ha llevado a firmar cerca de una veintena de libros, títulos imprescindibles para los amantes del misterio y de los aspectos más heterodoxos de la historia en nuestro país. Ha cultivado diferentes géneros literarios y se desenvuelve en radio y televisión con la misma naturalidad y solvencia con la que cautiva a sus lectores. Su aventura más reciente lleva por título “La España Maldita” (Luciérnaga 2016), de la que hablamos para Claves del Camino.

La España Maldita parece un proyecto irrealizable sí consideramos que cristaliza cuando su autor, el periodista Lorenzo Fernández Bueno acepta el reto de asumir la dirección de la revista Año Cero mientras mantiene la de Enigmas. Se convierte, sin pretenderlo y con un arrojo que corta el hipo, en la persona con la mayor capacidad de decisión en la historia de la prensa de misterio en nuestro país, al tener a su cargo las dos principales cabeceras en un momento muy particular para este tipo de temáticas en papel. Por un lado la única “competencia”, la revista Más Allá, lucha por reinventarse y resistir en los kioscos, y por el otro, la irrupción de las revistas de historia tiende a acaparar un cierto número de temas y enfoques que encontraban hueco y lectores en las publicaciones fronterizas. Así lleva desde diciembre de 2015, timoneando junto a sus respectivos equipos ambas revistas y logrando que cada una tenga su sello, su impronta particular. Sin embargo Lorenzo Fernández, que en la primera semana de junio estará en Las Palmas participando el Congreso Internacional del Misterio, se convierte en protagonista esta semana de nuestro espacio en prensa gracias a su nuevo libro, La España Maldita.

–Había que ponerle un título, y la España Maldita intimida, sin duda, ¿pero condiciona los contenidos que el lector se va a encontrar, casi como una hoja de ruta?

No es mi intención que el lector se lo tome como un título que lo va a condicionar a los largo de 320 páginas. Quizás es más una invitación a que descubramos que detrás de cada leyenda, leyenda negra, claro está, puede haber una historia con nombres, apellidos y suficientes argumentos para pensar que, por qué no, pudo pasar. Creo además que el concepto maldición evoca buenas historias que a todos nos apetece escuchar. ¿Te suena Tutankamón? Cien años después su maldición sigue despertando mucha curiosidad. ¿Por qué no airear entonces esas que tenemos más cerca?

–Los periodistas del misterio pocas veces, por no decir nunca, suelen ser testigos de aquellos hechos asombrosos que convierten en crónica. Con esa premisa, ¿Lorenzo Fernández ha sentido “lo maldito, lo “extraño” de algunos de los lugares de los que hace inventario en este libro?

Bueno, tienes que partir de la idea de que si no fuera así, pasaríamos de ser periodistas objetivos a testigos subjetivos. Además, en mi caso, te puedo decir que tengo el nivel de evolución de un canto rodado. No percibo ni siento lo que otros u otras son capaces de describir con detalles. Pero no te negaré que hay lugares en los que la propia historia actúa como la mejor de las advertencias. Sí a esto añadimos ciertas dosis de sugestión, hasta gente como yo podemos llegar a sentir que es mejor marcharse de ciertos lugares cuanto antes.

–Novela y ensayo…y dentro del ensayo libros en los que ha biografiado a exploradores, crónicas de hechos inexplicables, monografías sobre auténticos expedientes x, manuales de consulta rápida, guías de misterio, historia oculta…¿Cuál es la zona de confort de Lorenzo Fernández, el género, el tema preferido?

Todos y ninguno. Quizás por eso sigo experimentando. Me divierte el ejercicio de investigar, de viajar y de escribir. La forma que finalmente tenga para mí es lo de menos. El objetivo fundamental es que el lector se divierta, al menos tanto como yo lo he hecho en el proceso creativo del libro. Con eso ya me doy por satisfecho. La etiqueta que llevará, el lugar que ocupará en las librerías, es el propio libro el que finalmente te la pide.

–¿Hay un tema tabú, uno del que no quiere escribir Lorenzo Fernández, o no ha escrito pudiendo hacerlo?

No me gusta todo lo que tiene que ver con el demonio. No me gusta porque suele ser un reflejo de esa parte oscura que anida en el alma de todo ser humano.

 -La España Maldita recuerda, sin leerlo, a las obras de una referencia como Juan García Atienza. Nadie como él –aunque otros sean más recordados o populares- ha sido capaz de describir y filosofar sobre la España desconocida y heterodoxa, la de leyenda…¿Condiciona pensar en ello?

En absoluto. Me tomo este libro como un homenaje a alguien a quien leí y admiré. Él sembró en un joven adolescente la curiosidad por conocer nuestro país de otra manera. Y te puedo asegurar que en esa mente en formación surgió el sueño de poder visitar los lugares que aparecían en los libros de Atienza. Sueño cumplido y superado, porque jamás pensé que acabaría escribiendo un trabajo, siendo humilde, con las trazas y las hechuras de los que décadas atrás despertaron en mí el amor y la curiosidad a partes iguales por este país nuestro, tan antiguo, tan rico y tan diverso.

TERRITORIOS PARA EL ASOMBRO

Fernández logra inventariar, de manera ágil y directa, rincones de todo el país en los que resulta casi imposible no impregnarse de la densa atmósfera de misterio que se respira en ellos. Desfilan por sus páginas rincones apasionantes de la España templaria en los que la fuerza de lo telúrico danza en sintonía con leyendas, arte y arquitectura cargada de mensajes herméticos, junto a un selecto número de enclaves arqueológicos que resultan especialmente fascinantes por el desafió que aún hoy plantean a los historiadores. En La España Maldita tienen hueco también lugares como el ayuntamiento y catedral de Jaén con sus respectivos espectros, las ruinas fantasmales del aquel pueblo de duro recuerdo como es Belchite, el bosque encantado de Orrius, las apariciones fantasmales de Sierra Espuña, la leyenda negra de Los Rodeos, o “expedientes x” tan mediáticos como el del Palacio de Linares, el museo Reina Sofía o el sanatorio de Moncayo.

También figuran en ese cuaderno de campo convertido en libro leyendas tan sugerentes como las del hombre pez de Liérganes, la Cueva de Hércules, el lago encantado de Banyoles, el duende de Ladrillar, el mártir de Cambroncino, o el hombre lobo de Allariz…junto a paseos por pueblos como Marmellar, Matarraña y sus cárceles o el incombustible Ochate.

–¿Qué nos enseña la España Maldita? ¿Qué puertas y hacia qué destino abre al lector?

Que detrás de una buena leyenda puede haber una buena historia; que el concepto maldito es tan amplio que harían falta más páginas para poder desarrollarlo en su extensión; que el hombre y algunas creencias ha sido en ocasiones la peor de las maldiciones; que nuestra historia es amplia, pero a veces se olvidan aspectos tan nuestros como los que aparecen en este libro; que la curiosidad es el primer síntoma de inteligencia y este libro está lleno de preguntas… Creo que es importante que sea el lector el que abra sus propias puertas según vaya avanzando en la lectura de este libro, que descubra que lo que durante años pensó que era leyenda no lo es, que la historia oficial ha ninguneado historias paralelas extraordinarias… En fin, son reflexiones en voz alta.

–¿Hay hueco para una Canarias Maldita también en su libro?

 Por supuesto. Esta España Maldita sería menos maldita sin la Luz de Mafasca, sin el Alma de Tacande, sin la morada de Guayota o sin las tibicenas, por poner unos breves ejemplos…

–¿Hay algún elemento distintivo, un código de barras “Made in Spain” que permita distinguir los misterios españoles de los de otros lugares del mundo?

Es complicado, porque lo que me he encontrado a lo largo de este viaje de años ha sido que hay misterios que sólo se producen en el norte, otros en el sur, otros en… En fin, que hay leyendas propias de cada lugar, porque las creencias o la geografía han dado pie a que únicamente germinen allí donde han aparecido, y otras historias que sí poseen una dimensión más nacional, e incluso internacional. Pero lo interesante de nuestro país es atender a lo descomunal de la variedad, de la diferencia… Porque das una patada a una piedra y te sale una leyenda que en tiempos pasados se consideró certeza, y motivos no faltaron para que así fuera, con su personalidad propia, que nada tiene que ver con otras que se producen a apenas unos kilómetros. Por eso te digo que este es un trabajo de comienzo, pero sin posible final….
–En 2016 te convertiste en un rara avis en el mundo editorial, al asumir la dirección de la revista Año Cero manteniendo la de Enigmas, hoy por hoy las dos referencias más solventes del sector. ¿cómo es posible sacar adelante ambos proyectos? ¿Cuál es la clave para esa bicefalia editorial?

Creyendo que los sueños, si los perseguimos con ilusión, honestidad y mucho esfuerzo, se pueden hacer realidad. Y yo no puedo evitarlo, soy un soñador…

José Gregorio González

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