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Desde hace unos meses tengo el privilegio de presentar en Televisión Canaria La Isla Misteriosa, una aventura en la que combinamos el género cinematográfico con el documental, incluyendo reveladoras entrevistas en plató con invitados de los que irremediablemente, y por fortuna, siempre aprendemos. Más allá de enigmas y misterios clásicos que también tienen su lugar, el programa nos permite explorar otros muchos aspectos de nuestro pasado, dando visibilidad a episodios y personajes singulares, con frecuencia poco conocidos, pero sin duda fascinantes y que invitan a reflexiones de mayor alcance. Este es el caso de la guerrera palmera Guayanfanta, descrita como alta, fuerte, bella y de tez blanca, cuya historia contamos con detalle este mismo martes en el programa.

Su figura simboliza el coraje y la rebeldía que mostró el pueblo benahorita contra los conquistadores, y más allá de la proeza en combate que la ha mitificado, y del justiciero desenlace en el que desembocó todo el episodio, la historia de Guayanfanta nos brinda una inmejorable oportunidad para conocer el desatendido peso específico que la mujer tenía en la sociedad indígena. La prehistoriadora palmera Amelia Rodríguez, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, deja bien claro en su visita a La Isla Misteriosa los múltiples roles que desempeñaba la mujer, y cómo en La Palma en particular, quién sabe si como algo que formaba parte de acervo cultural, o por las necesidades del momento, no dudó en coger las armas y usarlas con fiereza y eficacia ante el invasor.

José Gregorio González

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