Nuestro campesinado, también aquí en Canarias, ha interpretado desde antiguo a los cuervos como animales inteligentes, el pájaro que más sabe. Verles en sus entornos naturales es un espectáculo fascinante, y cuando se han acostumbrado a interactuar con los humanos, sobrecoge comprobar la naturalidad y aparente inteligencia que parecen mostrar. Ello no implica que la mala fama no le acompañe. El historiador y escritor tinerfeño Joaquín Carrera Navarro ha recogido abundantes referencias populares al respecto en sus investigaciones “Los campesinos consideran que un cuervo posado encima de una casa graznando aberrunta muerte en la misma. O cierto número de cuervos pasando por la izquierda es mal presagio (igual que por la derecha no es mala seña). O un cuervo parado mirando fijamente a alguien es como para echarse a temblar y rezar. El cuervo “sabe” cosas, y el campesino descifra “su lenguaje” de una manera particular”
La cuestión es que la ciencia pura y dura se ha empeñado en darle la razón a lo que desde antaño el ser humano ha deducido a través de la observación, tal y como se desprende de un reciente estudio publicado en la revista Science, producto de una investigación realizada por fisiólogos de la Universidad de Tübingen dirigidos por Andreas Nieder. Los autores del hallazgo midieron la actividad cerebral en dos cuervos entrenados a los que se había “encomendado” una tarea visual, picotear una luz al aparecer una figura de luz en una pantalla, y además de registrar actividad sensorial básica se toparon con que había un tipo de actividad secundaria al mostrarles ciertas figuras. De alguna manera la actividad anómala no tenía que ver con el estimulo directo, sino con algo parecido a un procesamiento subjetivo de lo percibido sensorialmente.
“La mayoría de estos estímulos visuales eran brillantes e inequívocos, -informan los autores- pero algunos eran tan débiles que los cuervos no siempre podían distinguirlos. Los cuervos fueron entrenados para informar si habían visto algo usando luces rojas y azules. En algunos ensayos, una luz roja significaba que los cuervos deberían picotear la pantalla si veían algo y una luz azul significaba que no se requería respuesta. En otras pruebas, la luz azul se usó para decirle al pájaro que picoteara la pantalla si no habían visto nada y la luz roja significaba que podían sentarse allí”