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Ya hemos podido ver LA TRIBU DE LAS 7 ISLAS, de Armando Ravelo. Es una lástima que vaya a estar tan poco tiempo en cartelera, pero es de agradecer que al menos haya contado con algunas salas de cine y días para que, quienes realmente tenían interés, tuvieran la opción de disfrutarla. Y digo bien, disfrutarla. Pocas veces, por no decir nunca, había disfrutado tanto viendo una película. Ocurrió en la sala 11 de Multicines Tenerife. Y, ese disfrute, no tiene bastante más que ver con el contexto y sus significado, que con la propia cinta, que obviamente no estará entre mis mejores películas pero sí entre las que siempre recordaré.

Una de las mejores cosas que cabe pensar de LA TRIBU DE LAS 7 ISLAS es lo que habría logrado su director contando con suficiente presupuesto. Me parece increíble el resultado alcanzado con los pocos recursos y al mismo tiempo me frustra pensar en aquellos que seguramente dieron la espalda al joven director cuando llamó a sus puertas en busca de apoyo.

Planos que realzan nuestro paisaje, una música absolutamente imprescindible para elevar la cinta, una historia amena y divertida que le sirve al director para contar muchas cosas relacionadas con la cultura, forma de vida y creencias de nuestro antiguos. Unos efectos especiales humildes pero dignos que sin duda ayudan al público familiar a mantenerse atento, un margen para la ficción que en el “bosque de la verdad” me resultó sugerente y entrañable, el poder del símbolo…

No soy experto en cine, no estoy capacitado para hacer una crítica artística ni me interesa escucharla para esta película en concreto…hablo como espectador, como testigo de un olvido permanente hacia toda creación canaria que no venga con apellidos de realengo y se pliegue al tuburonismo…hablo como alguien que se ilusionó oyendo hablar de San Borondón, sintió un leve escalofrío viendo la renovación de Magec, o que perdió un par de risas con las cosas del Aranfaibo …Enhorabuena a todos los que hicieron posible este proyecto.

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