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“Oro azul”  la conspiración del agua o

El control del mundo a través de sus recursos acuíferos

Esta investigación la hice hace casi 12 años para Esencia21, el digno y para algunos el mítico antecesor de Crónicas de San Borondón. Hace unos meses vi un debate hablando sobre el mismo tema en “4º Milenio” y me sorprendió ver que no se dijo nada nuevo de lo que ya en su momento escribí en este trabajo, incluso sentí que faltó comentar aspectos importantes sobre el asunto que en este artículo se aportan. Así que, con el permiso de José Gregorio González, lo rescato de mis archivos.

En los últimos meses hemos vuelto a oír hablar del problema de la sequía en España que va empeorando cada año y las posibles medidas de restricción para muchas zonas del país. Pero este problema que se va incrementando cada vez más, no nos afecta sólo a nosotros. Imágenes que hace no mucho nos hubieran parecido increíbles o de ficción, empiezan a verse en nuestros televisores a través de los noticieros con titulares como “sequía en el Amazonas” o “las cataratas de Iguazú se secan”. Según Ismail Serageldin, Vicepresidente del Banco Mundial, “Las guerras del siglo que viene serán provocadas por la falta de agua.”…y quizás la guerra estratégica o comercial haya empezado ayer.

Estrategias gubernamentales

Lss zonas con las mayores reservas de agua e índices de lluvias son mayoritariamente pertenecientes a países de bajo índice de desarrollo y por tanto fácilmente manipulables por  el 4º poder: las grandes multinacionales, de las que hablaremos más adelante porque no menos son las posibles manipulaciones de estado.

Hacia el 2004 en el llamado Acuífero Guaraní, una de las reservas de agua más importantes del mundo que está en la triple frontera (Brasil, Argentina y Paraguay), los Estados Unidos con la excusa de la existencia de supuestas bases terroristas de Hamas, Hezbollah y Al Qaeda, incrementaron su presencia militar a través de los acuerdos internacionales de lucha contra esa nueva amenaza para el mundo.

Elsa M. Bruzzone, Secretaria del Centro de Militares para la Democracia Argentina (Cemida), organización no gubernamental (ONG) por los derechos humanos fundada en los años 80, que suele adoptar posiciones izquierdistas y está integrada por militares retirados y por civiles, decía con suspicacia respecto a ese tema: “La inoperancia y actitud de los gobiernos locales, atentos exclusivamente a sus intereses particulares y no a los nacionales, ha favorecido el incesante avance de Estados Unidos y ha puesto en peligro la soberanía de los países del Acuífero Guaraní y de toda la región.”.

Ella sostiene que el control del agua y no otra cosa eran las verdaderas intenciones de los Estados Unidos. Y añade: “Se tiene conocimiento de otro acuífero en el continente americano. Si bien sus límites reales se desconocen, se extendería desde la zona de Yucatán, en México, hasta Panamá. Esto explica la proliferación de bases estadounidenses en la región y la presión que se ejerce sobre los gobiernos locales para que acepten el Plan Puebla Panamá. Ambos instrumentos garantizan a Estados Unidos el control militar y económico de la región, cuyo control político ya posee.”

Probablemente, entre los demás gobiernos poderosos del mundo habrán planes y estrategias para asegurarse algún poder sobre este recurso esencial, aunque en este caso solo hagamos alusión a los USA, sobre todo por el peso de quien hace estas declaraciones tan contundentes.

Según un informe de Jim Lobe, el analista de la doctrina estratégica de EEUU, Michael Klare, afirma: “Las guerras futuras tendrán lugar en Asia central y el mar Caspio, donde esos recursos siguen siendo abundantes y los gobiernos demasiado débiles para protegerlos”. Pero al parecer las consecuencias más inmediatas ya se dejan sentir en el Medio Oriente: el río Jordán, que quieren controlar los israelíes, así como los ríos Eúfrates y Tigris donde pretenden “sitiar” a Irak. Klare, profesor de la Universidad de Hampshire, advierte que no sólo EEUU desarrolla estrategias para controlar esos recursos, sino que todas las potencias regionales desarrollan planes para aumentar su acceso al agua  para la próxima generación. Así lo explica en su libro “Resource Wars: The New Landscape of Global Conflict” (“Guerras por los recursos: El nuevo paisaje de conflictos mundiales”).

Un ejemplo reciente es el de Uruguay durante “las Mesas Temáticas de Debate” (MTD) del 2006, donde el Ejército Nacional presentó un documento sobre la defensa y política exterior en el que se hace un análisis del valor estratégico y la importancia de los recursos hídricos para establecer su posición en el mundo. Teniendo en cuenta que  su territorio entra dentro del mencionado “acuífero Guarani”, conscientes de su importancia en un futuro cercano.

No podemos dejar de recordar ante todo esto algunos viejos experimentos para intentar convertir  el control de los elementos en un arma estratégica en las “guerra frías” o en las tradicionales. Y otros más recientes como los trazos químicos dejados por misteriosos aviones en diferentes partes del mundo, incluso en España,  alejando la lluvia, conocidos por su nombre en inglés: chemtrails.

En Junio de 1996 Tamzy J. House, coronel del ejército del aire norteamericano, y dos colaboradores suyos, hicieron una presentación con el título “Weather as a force multiplier: Owning the weather in 2025” en la comisión estratégica de la dirección del ejército del aire. Presentó este informe que consiste nada menos que en una explicación sobre métodos  para controlar el clima mundial como muy tarde para el 2025 con medios tecnológicos militares. Este informe se puede leer en una web del US-Air Force.

Pero quizás el mayor peligro, como decíamos antes, venga del que para muchos es uno de los poderes más importantes que mueve los hilos del mundo: “las súper-multinacionales”.

Las influencias del mercado

También en el mundo de las súper-multinacionales se mueven estrategias y posibles conspiraciones por obtener exclusivas o control sobre este recurso vital. Estas poderosas empresas que en muchos casos mueven más dinero e influencias que algunos estados, siempre están en el punto de mira hasta de los conspiranoicos más moderados, a veces con más o menos razón. Juzguemos ahora cuál es el caso.

“Las grandes multinacionales ejercen presiones sobre los gobiernos nacionales con el fin de obtener la privatización, la desreglamentación y la eliminación de las barreras al comercio y a las inversiones, dando impulso a las exportaciones, y lograr que se renuncie en general a los controles del estado sobre la economía, para crear una sola economía mundial.” Esto es lo que sostiene en su imprescindible informe del 2001 titulado “EL ORO AZUL” Maude Barlow, Presidenta nacional del Council of Canadians (Consejo de los Canadienses) y Presidenta del Comité sobre mundialización del agua del IFG y galardonada en 2005 con el Right Livelihood Award, llamado Premio Nobel Alternativo.

Para algunos, la primera gran guerra del agua en el S. XXI estalló en Bolivia, cuando el Banco Mundial determinó que, para poder renovarles  un préstamo de 25 millones de dólares, debían  privatizar los servicios de agua. En  cuanto esto ocurrió, en Cochabamba (con más de 500.000 habitantes) entre enero y febrero del 2000 el servicio municipal pasó a Bechtel, una gran empresa estadounidense. El precio del agua subió de forma notable. Los habitantes en decenas de mil tomaron las calles en protesta por las subidas  y cortes de suministros, llegando a convertirse en una huelga general hasta el punto de hacer salir del país a la susodicha empresa. Una esperanzadora muestra de que todavía el poder de las masas tienen algo que hacer ante el gran engranaje que a veces parece cernirse sobre las personas de a pie.

Los tratados de comercio global es el arma más poderosa con la que cuentan las multinacionales del agua, tales como El Tratado de Libre Comercio para el Norte (NAFTA), el Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles (GATT) y la Organización Mundial del Comercio (OMC). Definen el agua como una mercancía dando pie a que las multinacionales la intenten utilizar como tal y no como un recurso natural que pertenece a la humanidad.

En el ranking mundial de multinacionales que luchan por acaparar mercado, en primer lugar dos pesos pesados franceses: Suez Ondeo y  Vivendi Universal (segundo grupo mundial de comunicación, telecomunicaciones y entretenimiento detrás del estadounidense AOL-Time Warner), que controlan el 70 %  del mercado del agua a nivel mundial  (da grima denominar como mercancía un bien vital y que tanto porcentaje pueda llegar a estar bajo el control de pocos). De esta última hablaremos con más detalle ya que nos toca muy de cerca. Seguidas por las estadounidenses Neron Azurix y la ya mencionada Bechtel por su expulsión de Bolivia por sus propios y nada satisfechos “clientes”.

El IV Foro Mundial del Agua celebrado en México en marzo del 2006, que se supone vela por la protección y uso correcto de susodicho bien, también despierta las suspicacias de los activistas y antiprivatización, que celebraron otro foro alternativo apoyado entre otros por la ya mencionada Maude Barlow debido a las sospechas de conspiración y la mutua desconfianza.

Su intento por conseguir un mercado en constante expansión para sus servicios, que incluyen los del agua, Vivendi Universal ha ido forjándose un papel político, promoviendo unas nuevas normas globales para el comercio internacional de los servicios de agua. Vivendi es de los pocos en el mundo que se sienta en los dos grupos de presión más poderosos: La Coalición de la Industria de los Servicios de los USA y el Foro Europeo de los Servicios, que actualmente está negociando el Acuerdo General sobre Comercio y servicios (GATS) en la Organización Mundial del Comercio.

Aquí vemos algunos ejemplos de los intentos de esta multinacional de sacar el mayor beneficio al agua de forma abusiva en países como Alemania e Inglaterra en los que los consumidores tenemos más capacidad y medios para defendernos de estos temas: Berlín, el Partido de los Verdes puso una demanda ante los tribunales porque decía que los precios del agua de Vivendi eran anticonstitucionales. El tribunal Supremo le dio la razón a Los Verdes.

En el Reino Unido, una sociedad compuesta por Vivendi, Suez y Bouygues fue condenada por despedir a 3.200 trabajadores después de que el gobierno británico ordenara al consorcio reducir los precios del agua.

Podernos imaginar qué no harán en países en desarrollo para obtener sus objetivos según Tony Clarke y Maude Barlow: “Sin embargo, el historial de los servicios que han prestado hasta el momento, sobre todo en los países en desarrollo del sur del planeta, es a la vez turbio y bien documentado: contratos secretos, incremento de las tarifas, ineficiencia del servicio, cortes del suministro (para los que no pagan), escasa calidad del mismo, casos de soborno y corrupción, además de márgenes de beneficios muy amplios”

Según el libro “El agua de Vivendi: las verdades incuestionables” por Jean Luc Touly, presidente de la Asociación francesa para el Contrato Mundial del Agua, (ex-empleado de Vivendi despedido por denunciar sus acciones fraudulentas), Jean-Marie Messier, el anterior presidente de Vivendi Universal, estafó a 28 millones de ciudadanos franceses abastecidos con el agua por Vivendi Environnement (VE), un grupo afiliado, con el objetivo de especular en el mercado americano.

España y las conspiraciones por el oro azul

En este entresijo de especulaciones salvajes también hay empresas Españolas o subcontratas de las grandes, como el caso de  Aguas de Barcelona (Agbar). La mencionada empresa francesa Suez es la multinacional de agua dominante en América Latina junto con La Caixa, son dueños del 48% de las acciones de Aguas de Barcelona (Agbar). Una empresa transnacional española de servicios que, a su vez, es dueña de centenares de empresas y consorcios relacionados con la gestión de agua, sanidad y servicios ambientales a nivel mundial, pero sobre todo en los países de América Latina.

En Argentina y Colombia Agbar se apoderó de los recursos hídricos, subió las tarifas, volviéndolas inaccesibles para los sectores más humildes  y no cumplió el  derecho a la sindicalización. Suez por medio de AgBar controla también la concesión más antigua de Colombia, en Cartagena y en La Habana, Cuba. Obtuvo el contrato de administración de Puerto Rico que ejerciera Veolia (otro nombre de Vivendi) por siete años. Veolia en América Latina tiene contratos menores a través de Proactiva, su inversión conjunta con la compañía española FCC. Aguas de Bilbao tiene una concesión en Argentina, AGBA (Aguas del Gran Buenos Aires), en una parte de la provincia de Buenos Aires. Esto es en una empresa compartida con la compañía constructora española Dragados/Urbaser y con Impregilo (de Italia). Y otra concesión en Uruguay, Uragua, junto la española Iberdrola. Urbaser y Dycasa, subsidiarias de la compañía constructora Dragados (hoy parte de la constructora ACS), tienen una concesión en la provincia de Misiones, Argentina. Dentro de las multinacionales españolas, las constructoras Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) y Dragados (fusionada con ACS), así como las compañías eléctricas Endesa, Iberdrola, Abengoa y Unión FENOSA están incrementando su presencia en el sector del agua.

En Barranquilla, Puerto Colombia y ahora con la localidad de La Soledad, la empresa Técnicas Valencianas del Agua (Tecvasa)  que no tiene inversiones en España, consiguió por 20 años la concesión del servicio de aguas. Esta empresa fue creada en 1999 para concursar en las privatizaciones del agua en América Latina. En tres años de su fundación poseía cuatro filiales: Metroagua en Santa Marta (Colombia); AAA Dominicana (Santo Domingo, República Dominicana); Amagua en el cantón de Samborondón (Ecuador) y AAA Venezuela, en el Estado Zulia. Tecvasa controla una zona con nueve millones de habitantes en América Latina, con un volumen total de negocios de 180 millones de dólares en 2001.

Además, vemos que las principales cadenas de televisión, emisoras de radio, periódicos, revistas, editoriales, etc. están en manos de seis imperios, con la ya mencionada Vivendi como segunda en el mundo en este nivel, capaces de influir en la opinión pública de todo el mundo haciéndonos ver su lado más bonito para defenderse de su peor enemigo: la opinión pública. Lo que nos hace pensar que todavía tenemos que decir algo para que estas conspiraciones por el poder con cosas tan básicas como el agua, no nos resulten ajenas. Esto está convirtiendo a las ONGS en la voz de las minorías a través de los grupos de denuncia, pro derechos humanos y antiglobalización dándonos la esperanza de que usted o yo aún tenemos algo que decir.

Juan José Sánchez Ortiz 

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