PASEOS VERANIEGOS, ENTRE FANTASMAS Y APARECIDOS EN LA LAGUNA Y LAS PALMAS
Las páginas de Canarias Misteriosa recuperan historias clásicas de aparecidos e inmuebles encantados por todas las islas, significándose Las Palmas de Gran Canaria y La Laguna como las ciudades con más tradición.
Una de las claves del notable entusiasmo con el que ha sido recibida la reciente reedición de CANARIAS MISTERIOSA, un clásico y verdadero superviviente del cada vez más volátil sector editorial canario, ha sido la recuperación de historias que siempre han despertado la curiosidad y atrapado el interés de la gente: los cuentos y relatos de fantasmas y aparecidos. “Todos hemos crecido con ese tipo de historias y sentido algún que otro escalofrío cuando en nuestro entorno más inmediato, alguien señalaba una vieja casa como el lugar en el que penaba desde antaño el fantasma de algún malogrado vecino”, explica el autor de Canarias Misteriosa, José Gregorio González. “La mayoría de esos relatos no trasciende de la esfera doméstica, pero cuando se sitúan en edificios de uso público o inmuebles significativos por su ubicación o aspecto, terminan pasando al imaginario popular como espacios encantados e incluso malditos”
El caso más relevante en Tenerife es el de la Casa Lercaro, sede en la emblemática calle San Agustín del Museo de Historia. Allí se ubica el supuesto espectro suicida de Catalina Lercaro, quien se quitó la vida arrojándose a un pozo con el fin de evitar consumar un matrimonio no deseado. “La leyenda goza de un extraordinario arraigo e intenta dar explicación a los supuestos fenómenos paranormales que allí parecen ocurrir, desde observaciones de figuras espectrales y alteraciones eléctricas, a ruidos y movimiento de mobiliario” -explica el autor de Canarias Misteriosa. “La Catalina de la leyenda sabemos que no existió -continúa- y que tampoco hubo en la casa un pozo al que lanzarse, pero si existen espacios intermedios en la leyenda y en los informes sobre fenómenos que permiten entender mejor todo este asunto” Pero el Museo de Historia no es, ni de lejos, el único lugar que hace de La Laguna, según González, una las ciudades más potentes para el turismo del misterio. “La sede del Consejo Consultivo, la antigua Casa Ossuna, la Casa de los Capitanes o el Ateneo de La Laguna, son algunos de los históricos inmuebles laguneros en los que se han ubicado apariciones espectrales de forma recurrente, localizaciones a las que habría que añadir los alrededores del convento de Santa Catalina y la Plaza del Adelantado, donde los antiguos mentideros situaban el deambular de los fantasmas enamorados de Sor Úrsula de San Pedro y Jerónimo Grimón y Rojas”
A la par que La Laguna encontramos en la isla de Gran Canaria a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, y en especial al histórico barrio de Vegueta. Allí se atesora el espacio espectral más notable de la isla, el Palacio de Justicia, levantado sobre el solar -y las tumbas, según la creencia popular- del antiguo convento agustino. “Ese es un espacio que ha generado en la ciudad una exitosa rumorología, aunque los testimonios de trabajadores son contradictorios. Hay testigos de rarezas y otros empleados veteranos que aseguran que todo tiene una explicación natural”, explica González. Al curioso le espera muy cerca de allí otra localización, la Casa Colón con su propia leyenda de apariciones, y no muy lejos, el Conservatorio de Música, que ocupa parte del espacio en el que antaño se erigía el convento franciscano y su primigenia iglesia, arrollados por Van der Does. “Del Castillo de Mata, el Palacete de Rodríguez Quegles o de las ruinas de la vieja Casa del Niño también se escuchan historias de fantasmas, por no hablar de los que afectan a instalaciones de uso militar en las que el hermetismo es mucho mayor. Todas estas historias permiten recorrer la ciudad e indagar en su pasado, con todo el rigor académico, de una manera algo más colorida”, sostiene el autor de Canarias Misteriosa.
De estos y otros casos se ocupa largo y tendido en las páginas de Canarias Misteriosa.