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Romanos en Lobos

En la tarde de este 15 de mayo de 2017 pude asistir a la presentación de la memoria de las excavaciones realizadas durante 2012 y parte de 2013 en Isla de Lobos, alrededor del supuesto yacimiento romano localizado a pie de mar. Hace un año ya había visitado la exposición articulada por los cabildos de Fuerteventura y Tenerife para dar difusión a las investigaciones y hallazgos realizados. Debo reconocer que en estos últimos años este asunto me ha tenido dividido. He oscilado desde el entusiasmo al escepticismo en un par de ocasiones, y ahora estoy en un punto de moderada aceptación, máxime considerando que ayer la arqueóloga vinculada al Museo Arqueológico de Tenerife, Mercedes del Arco Aguilar, contextualizó los hallazgos de Lobos en los lejanos tiempos de la Piedra Zanata. Las heridas causadas por esa piedra siguen abiertas, pero lejos de desechar lo que podían contar en el evento decidí darle una oportunidad.

Es difícil, considerando lo politizada e instrumentalizada que ha estado en líneas generales la arqueología canaria durante décadas, posicionarse sobre la fiabilidad de las propuestas sin tener acceso a los informes técnicos. Hay odios enconados, unos conspiran contra otros, algunos bien situados usan los servicios como mercenarios o francotiradores de otros que anhelan ascender escalones en los departamentos, centros y oficinas en los que se reparte el pan. Pero es harina de otro costal.

Por fortuna Canarias, intelectual e ideológicamente hablando en lo concerniente a los temas arqueológicos e históricos, ya no es la finca amurallada y electrificada en las que las ideas innovadoras eran sofocadas sin llegar a ver la luz, golpeadas mortalmente si lograban levantar la cabeza (léase “ninguneadas” o “ridiculizadas”) o gestionadas por la puerta de atrás cuando venían desde fuera (léase, reservadas a la élite y selectivamente filtradas) Hoy la globalizaciones y las nuevas tecnologías de la información han dinamitado los guetos intelectuales y la endogamia que se ha querido perpetuar en Canarias en ciertos ámbitos, y la información y las ideas fluyen, encuentran eco, no pueden ser silenciadas, generan curiosidad, debate, interés…en fin, esto es tema para otro momento.

La presencia de un asentamiento romano en Lobos, hace unos 2.000 años, destinado a la explotación de púrpura a partir de moluscos del género Stramonita, ya no parece una especulación salvaje, una idea de locos que buscan protagonismo. No parece que sea una triste confusión con los restos de un naufragio de un barco romano, los vestigios históricos de los pescadores de Fuerteventura, un elaborado fraude…aquello, a la vista de los informes, parece claramente romano, al parecer de la órbita gaditana si consideramos que la forma de la cerámica, pero en especial el propio barro, proceden de allí. Trozos de los recipientes de plomo usados para el procesado, morteros para el machacado de las conchas, ánforas para contener salazones y derivados de la uva…son algunos de los materiales recuperados. Más de 600 detalladas páginas repletas de análisis que apuntan en esa dirección. La réplica, sí realmente se quiere hacer con rigor, debería formularse en los mismos términos.

José Gregorio González

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