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Apenas queremos traer a nuestra web CSB una breve semblanza del tesoro arquitectónico, histórico, y en algunos aspectos iniciático, de la Catedral de Santa Ana, en la ciudad de Las Palmas, en Gran Canaria. En muchos lugares encontrará el lector referencias y efemérides históricas sobre su devenir, promotores y catálogo artístico, de manera que aquí nos ahorraremos todo ello y simplemente diremos que se empezó a construir hacia el año 1497, cuando en Tenerife todavía guerreaban los guanches alzados y en América se andaba en el inicio de un choque cultural que cambiaría el continente.

La catedral, enclavada en el barrio de Vegueta, acuna para los amantes del misterio, de lo insólito y de lo heterodoxo muchos atractivos. Visitarla en días pasas me refrescó la memoria sobre algunos de ellos, y el entendimiento que uno va adquiriendo con los años, me hizo ver otros muchos. Siempre me encandilaron las marcas de canteros que pueblan sus piedras, señales de un código oculto que sólo los maestros del oficio de la piedra conocía. Oficio, el de los constructores, del que emergería la masonería. Eran signos que marcaban cómo construir, pesos, proporciones, medidas, direcciones…y que además señalaban al autor de la obra. Sólo los iniciados en el oficio sabían interpretarlos. Algunas de tales marcas, por mucho que hoy se las quiera trivializar, tenían un fuerte contenido simbólico, como es el caso de las esvásticas. En la puerta del Patio de los Naranjos el recordado Antonio de la Nuez Caballero quiso ver letras chinas, y allí siguen, desafiando a la cautela.

Me apasiona esa catedral, híbrida de estilos artísticos como consecuencia del largo periodo en el que se estuvo gestando. Hay claves potentes por doquier, incluso en las advocaciones que allí se atesoran. Es alucinante contemplar hoy, sabiendo todos sus significados ocultos, al gigantesco San Cristóbal, en un mural único en Canarias y propio de grandes templos europeos. Y sin duda, ver el cuerpo del Obispo Buenaventura Codina expuesto, clamando la llegada de un milagro que lo eleve a los altares, en cuando menos sintomático….la tumba del gran Viera y Clavijo, y el museo, con piezas únicas, algunas tan paganas como la de un San Sebastián que recuerda en todo al pagano Adonis.

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