COMPARTE:

Leemos estos días con enorme interés un estudio publicado este mes de abril en la revista Sleep Medicine Reviews, en el que se hace una profunda revisión de la literatura médica existente sobre los crímenes cometidos mientras el agresor duerme, es decir, en estados como el sonambulismo. Suena a película o a excusa barata, pero sorprende descubrir el número de casos en los que los acusados han sido absueltos de homicidios, agresiones físicas, ataques sexuales, etc., con el argumento de no ser conscientes de sus actos como producto de una parasomnia. En el mundo del derecho y de la ciencia forense del sueño se conocen estos episodios por expresiones como “la defensa del sonambulismo”, y aunque no son numerosos, han ocurrido y siguen ocurriendo a día de hoy.

Anna Castelnovo, Matías Schraemli, Carlos H. Schenck y Mauro Manconi, todos ellos especialistas del Instituto de Neurociencias Clínicas de la Suiza Italiana, son los responsables de esta revisión crítica, cuya lectura recomendamos a los lectores más interesados. Trabajaron sobre 16 casos bien documentados, de los que en solo la mitad hubo unanimidad a la hora de culpar al trastorno del sueño de la conducta criminal. En el resto no hubo consenso, quedando claro también que la utilización de ese argumento muchas veces no está fundamentada y es una salida o excusa rápida aportada por los acusados y sus defensas.

Uno de los primeros episodios conocidos de este sonambulismo homicida, atribuidos a este comportamiento involuntario, es pura e incomprobable historia antigua, lo describe el historiador romano Tácito, y concierne al crimen cometido por el pretor Plaucio Silvano contra su mujer, a la que asesinó en estado de sonambulismo lanzándola por una ventana.

COMPARTE: