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UFOLOGÍA EXÓTICA I

Episodios insólitos y controvertidos de la ufología

UNA DE LAS SEÑAS DE IDENTIDAD DEL FENÓMENO OVNI ES LA PRESENCIA DEL FACTOR “ABSURDO”, CON EL QUE SE DEFINEN SITUACIONES INSÓLITAS E INVEROSÍMILES OCURRIDAS EN EL TRANSCURSO DE LOS CASOS Y QUE DE ALGUNA MANERA PARECEN NO ENCAJAR CON EL DESARROLLO DE LOS HECHOS ACONTECIDOS. SIN EMBARGO, LEJOS DE ESTE CURIOSO FACTOR QUE EN OCASIONES AÑADE CREDIBILIDAD A LOS INCIDENTES, NOS ENCONTRAMOS CON OTROS “ABSURDOS” EN UFOLOGÍA, COMPUESTOS POR PERSONAJES, RELATOS Y ACONTECIMIENTOS EN LOS QUE LA PICARESCA, LO INCREIBLE Y LO ESPERPÉNTICO SUELEN SER LA NOTA PREDOMINANTE.

La ufología, mal que nos pese a los que consideramos que existen argumentos de sobra para abordarla con absoluta seriedad, se ha convertido en las dos últimas décadas en un cajón desastre, en un saco sin fondo en el que siempre han tenido cabida las historias más increíbles y rocambolescas, junto a los ejemplos más claros de oportunismo y picaresca. En este artículo recogemos tan sólo algunos ejemplos de ese “ruido” o distorsión presente en muchas disciplinas científicas, y que aquí contemplamos como la parte más exótica de este mundo de maravillas, absurdos y complejas ramificaciones que llamamos ufología. Además, considerando la potencia con la han irrumpido los delirios y rocambolescas propuestas de la inmensa mayoría de los “exopolíticos”, el asunto no es en absoluto despreciable. Aquí reunimos relatos e iniciativas bastante pintorescas que habitualmente quedan relegadas a la sección de curiosidades de los medios generalistas, pero que aquí aglutinamos sin el menor atisbo de ofensa o polémica a sabiendas de que para algunos aficionados e investigadores estos episodios pueden ser en todo punto creíbles. Sobra decirlo, pero lo decimos: los implicados merecen nuestro sincero respeto.

CURIOSOS SECUESTROS…DE ALCES

Para cualquier persona mínimamente escéptica cualquier relato en el que se describa un secuestro o abducción realizada por parte de presuntos extraterrestres difícilmente puede ser tomada de forma literal. Más allá de que el testigo cuente su verdad y  de que además lo haga con solvencia y credibilidad, la afirmación que se pretende sostener requiere de pruebas que vayan más allá del testimonio, y casi nunca llegan esas pruebas. Hay explicaciones alternativas que nos permiten conciliar ambos aspectos, la verdad-credibilidad con la imposibilidad de la literalidad. El debate sería largo. Sin embargo, en ufología existen casos ciertamente insólitos, contrastados en muchos ocasiones hasta el límite de admitir al menos una duda razonable sobre la realidad física de las abducciones. Aunque también existen otros calificables como exóticos. Uno de los más populares es sin duda el de Linda Cortile, investigado por Budd Hopkins, un caso más de abducción si no fuera porque la protagonista aseguró que Javier Pérez de Cuellar, ex secretario General de la ONU, fue testigo de los hechos junto a dos de sus guardaespaldas. Todo habría sucedido en la madrugada del 30 de noviembre de 1989 en las cercanías del puente de Brooklyn, aunque no se haría público hasta el verano de 1992, tras varios años de sesiones de hipnosis y gestiones de diversas índole encaminadas a confirmar los hechos descritos por Cortile, un ama de casa neoyorquina. El caso se complicó tanto, que al final se aseguró que hasta el propio Pérez de Cuellar había sido abducido y que Linda le habría trasmitido un mensaje ecológico para el planeta. Y aquí con lógica nos preguntamos, sí Pérez de Cuellar fue abducido, ¿por qué los aliens no le dieron el mensaje directamente?.

En España también vivimos un affaire realmente sorprendente en muchos aspectos a finales de la década de los ochenta y comienzos de los noventa del siglo pasado, cuando Gerardo Gutiérrez, de origen vasco aunque afincado en Tenerife, aseguró haber mantenido varios encuentros con extraterrestres. Uno de los puntos más exóticos de su relato se dio cuando declaró que en una de sus visitas a una base submarina alienígena, en la que se llevaba a cabo una reunión con militares y autoridades políticas del más alto rango de todo el planeta, comprobó que al igual que él, como testigo estaba presente nada más y nada menos que Andrés Aberasturi. De más está decir que preguntando sobre el particular, al popular periodista le faltó tiempo para ironizar y bromear con el asunto.

Más casos. El 12 de junio de 1999 el piloto comercial peruano Mario Achatar, filmó y fotografió un platillo volador desde la plaza de Armas de Ayacucho, a plena luz del día. El diario peruano pro ovni-extraterrestre EXTRA dio a conocer el asunto meses después, con una entrevista con el testigo que relataba como había sido abducido durante el avistamiento, de lo que nadie se percató a pesar de ser una plaza muy transitada. Descubrió su secuestro por manchas en la piel, señalando que había sido codificado con el número 66, cifra relacionada con otros avistamientos ocurridos en la zona. La guinda al incidente la puso cuando demostrando una inusual modestia declaró: “No puede ser una simple coincidencia. Creo que debido a mi elevada espiritualidad he sido elegido para serviles de fuente de información”.

A pesar de que se cuentan por miles las personas que en Estados Unidos aseguran haber sido abducidos, -incluidos los Simpson- los secuestradores no sólo se interesan por humanos, si hacemos caso de los testimonios relacionados con mutilaciones de ganado en los que se ha descrito el secuestro de animales. Aparentemente sin esas intenciones, el 25 de febrero de 1995 asistimos a la abducción de un alce, atestiguada por 14 trabajadores forestales que repoblaban una zona boscosa de Estados Unidos, y que asistieron atónitos, como es de imaginar, a la aparición de un objeto discoidal que descendió sobre una mana de alces, elevando a uno de ellos en espiral hasta el aparato para luego desaparecer con él. Ignoramos lo que podrá desvelarnos el pobre animal bajo hipnosis, aunque apuntamos que los tripulantes de los ovnis parecen tener predilección por éste animal, toda vez que el 24 de octubre de 1974 el cazador Carl Higdson fue abducido en el Meidcine Bow National Park de Wyoming, encontrando en el interior de la nave a los cinco alces a los que había disparado poco antes.

SEGUROS, AEROPUERTOS, EMBAJADAS…

Ni corto ni perezoso, y ante el abrumador número de abducciones denunciadas en Estados Unidos e Inglaterra, el agente de seguros Simon Burguess decidió en 1996 llevar a cabo una original, divertida y puede que hasta fructífera iniciativa a la par con otras agencias de seguros: poner en marcha una póliza de seguros que cubriera los daños que surgidos ante un hipotético rapto por extraterrestres, incluidos los embarazos. Suponemos que la proverbial desconfianza de las agencias de seguros y la habilidad de los peritos en nómina, argumentaría como un hecho natural cualquier posible abducción que se les presentara, mejor incluso que los escépticos más radicales; ¡todo antes que pagar!. Sin embargo ello no impidió que Joseph Carpenter, electricista de profesión y ufólogo de afición, exigiera a GRIP Seguros, la empresa de Burguess, una indemnización de dos millones de dólares por haber sido abduccido el 8 de octubre de 1996 en Swindon, tal y como estipulaba la póliza que tenia un coste aproximado de unas cuarenta mil pesetas.

Esta es apenas una de las muchas iniciativas exóticas que han surgido inspiradas o a la sombra de la cultura ufológica. Como es sabido, numerosos movimientos pro contacto extraterrestre se atribuyen la titularidad de la representación de los alienígenas en nuestro planeta, a modo de embajadores cósmicos. El caso más conocido es sin duda el de Claude Vorilhon, alias Räel, un francés que en diciembre de 1973 aseguró haber tenido un encuentro con extraterrestres en los alrededores del volcán “Puy-de-Ferrand”, al sur de Francia. Su historia es conocida, posiblemente una de las más excéntricas del ya complejo panorama contactista: primer avistamiento a la edad de un año, piloto de carreras y cantante, conversaciones en astronaves con Jesús, Mahoma y demás profetas, promotor del primer proyecto privado de clonación humana para conseguir vivir hasta mil años como sus amigos intergalácticos, etc. Más de cincuenta mil afiliados en todo el mundo apoyan económicamente el movimiento raëliano, que incluye, ahí es nada, la construcción de la primera ¡embajada extraterrestre!. Aunque lo intentaron en Canarias, al final Vorilhon optó por otros destinos como Israel, Perú e incluso Rusia como lugares en los que adecuar pistas de aterrizaje, refugios, oficinas y todas las dependencias de tamaña infraestructura, de cara a la inminente llegada de los primeros diplomáticos oficiales del espacio exterior. Un parque que de llegar a realizarse en algún lugar podría haberse convertido en una seria competencia del que promovió de forma efímera Erich Von Däniken en Suiza, en torno a la presencia alienígena en la historia.

En España la iniciativa más insólita de este tipo la promovía el contactado tarraconense Genís Rovira, fallecido en la navidad de 2016, quien expresó en algunos momentos su deseo de construir una ciudad autosuficiente, todo ello por indicaciones de extraterrestres de la estrella Epsilon Vannalli, a 7,2 años luz de la Tierra. Esta micro-ciudad, la primera de una red mundial, se levantaría en la Sierra de Montmell, sirviendo de refugio para el holocausto que tendrá lugar en 2013 a consecuencia del paso cercano a la Tierra del asteroide Hercóbulus.

Sí éstas iniciativas privadas – lícitas siempre que no exista delictividad- son cuestionadas, imagínese el lector lo que ocurre cuando algunos buscan promoverlas desde estamentos oficiales. Los “números uno” en este asunto son una vez más los norteamericanos. En el Valle de San Luis, al sur de Colorado, la Comisión del Condado de Saguache aprobó el 5 de noviembre de 1999 un plan para construir una serie de torres desde las que observar ovnis. La idea fue de Judy Messoline, empleada del Parque Natural Great Sand Dunes quien, tras enterarse de varios avistamientos de OVNIs en la zona, propuso y construyó dos pequeñas torres de tres metros de altitud y una pista de aterrizaje por si en algún momento los avistamientos se convertían en encuentros cercanos. El complejo, como es de esperar en cualquier aeropuerto, incluía una tienda de recuerdos “made in The Heart”. Una idea que ya en los años sesenta fue expuesta por el ufólogo Michael J. Campione, quien propuso medidas de seguridad y zonas para el aterrizaje de ovnis en los aeropuertos.

Y es que cuando ufología y política se mezclan, es fácil que surja el exotismo. En los archivos histórico de la ufología siempre se recordará la figura de Sir Eric Matthew Gairy, el fugaz Primer Ministro a mediados de los setenta de Granada, el paraíso insular caribeño, por haber planteado el asunto ovni en las Naciones Unidad. Sin embargo Gairy tenía una concepción muy particular del fenómeno, al que consideraba fruto de civilizaciones extraterrestres que intentaban hermanarse con la humanidad y contactar, incluso telepáticamente. Como es lógico, sus ideas no prosperaron en la ONU.

Cualquier candidato a la presidencia de EE.UU que se precie, y que maneje estadísticas fiables, sabe que prometer “revelar toda la verdad sobre los OVNIs” es una promesa que atraerá votos tanto desde los círculos pro-extraterrestres, como desde las filas escépticas aunque por motivos diametralmente opuestos. Lo hizo Jimmy Carter a finales de los setenta, y desde entonces lo han repetido muchos, entre ellos Bill Clinton, George Bush hijo o la propia Hillary Clinton cuando andaba en campaña. Incluso a Reagan se le atribuye algo similar, además de una insinuación de la peligrosidad de un enemigo alienígena. Hace unas décadas se subió a este carro la empresaria y antigua profesora de la Universidad de Indiana, Heather Anne Harder, una de las candidatas demócratas para las elecciones del año 2000, que se mostraba convencida de que el Gobierno oculta la verdad sobre los OVNIS, y que éstos son como no, extraterrestres. Harder llegó a sugerir incluso la existencia de un plan de preparación de la humanidad para un contacto cósmico. Sin llegar a ese nivel, y en plena fiebre roswelliana el por aquel entonces gobernador del estado de Nevada, rebautizó oficialmente la Gran Autopista 357 con el nombre de la Autopista de los Extraterrestres, debido a la histórica frecuencia con la que los OVNIS se han dejado ver por la zona en las últimas décadas, vinculados como muchos lectores recordarán con la archiconocida “Area 51”. Por esas fechas el congresista norteamericano Steven Schiff ya desaparecido, creía en la posibilidad de un encubrimiento gubernamental, principalmente en torno al caso Roswell, reactivado políticamente por Schiff en 1995. Pocas veces se dan iniciativas como éstas, y lo más frecuente es que los políticos sean, al igual que los militares, acusados de ocultar información e incluso conspirar. Y si no que se lo pregunten a James Gilmore III, gobernador de Virginia demandado en el verano del 2000 por el ufólogo y técnico Larry Bryant, acusado de no defendernos del peligro de una amenaza extraterrestre, ni de los constantes secuestros y experimentos realizados con los abducidos. Toda una negligencia política y una insólita situación judicial, aunque no tan inverosímil como la vivida en Canadá en 1999. Y es que ese año, las tierras canadienses en las que también campan a sus anchas los ovnis, el sasquatch y hasta el equipo de rodaje de Expediente X, se comenzó a tramitar una denuncia sin precedentes, en la que un ciudadano de 33 años, René Joly demandaba a bancos, grandes empresas y al Ministro de Defensa, por formar parte de una conspiración contra su origen marciano. Joly asegura ser el resultado de un experimento de la NASA llevado a cabo en los años setenta, donde junto a material genético extraterrestre y humano se habría logrado un híbrido. “Genéticamente hablando soy un marciano”, aseguraba el demandante, ante la mirada escéptica de la juez Gloria Epstien quién decidió que las demandas presentadas en los tribunales de Ontario sólo podrían ser tramitadas a partir de ese momento si han sido efectuadas por empresas o seres humanos. ¡Incluso las leyes se pueden mejorar gracias a la ufología exótica!.

PICARESCA, RESTOS ALIENÍGENAS Y CONSPIRACIONES

Conspiración es un término tradicionalmente asociado a la ufología, y la historia moderna de los No Identificados ha dado pruebas más que evidentes de la autenticidad de ese vínculo. Sin embargo, la hipótesis del “cover-up” o encubrimiento oficial de la verdad de los ovnis alcanza cotas asombrosas en el terreno exótico. Y si no que se lo pregunte a Dan Sherman, militar retirado y veterano de la Guerra del Golfo, quien en el verano de 1999 y con vistas a la promoción de su libro, desveló que soldados americanos con facultades paranormales formaban parte de un cuerpo de elite encargado de contactar telepáticamente con los extraterrestres. Todo ello durante más de tres años y como parte del programa supersecreto “Proyecto Preservar el Destino”, del que él mismo había formado parte por tener unas facultades paranormales innatas fruto de la manipulación genética a la que fue sometida su madre cuando fue abducida durante su embarazo.

Igual de curiosa es la propuesta de los norteamericanos  Helmut y Marion Lammer, autores en 1999 de la obra “Milabs”, contracción de Military Abductions, un libro en el que los autores afirman haber descubiertos que las abducciones son realmente el fruto de un programa de control mental terrestre, desarrollado incluso con pilotos y militares de cara a manipular el comportamiento. Y si hablamos de manipulaciones hemos de mirar a comienzos de 1997, cuando el almirante Lord Hill Norton, ex jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas británicas, se sumó al enfoque demoniaco que ufólogos como el célebre Gordon Creighton, editor de la revista Flying Saucer Reviem, adjudican al fenómeno OVNI. En unas sorprendentes declaraciones, este eminente militar se mostró partidario de la naturaleza satánica del enigma OVNI, al que considera un instrumento de manipulación mental. Otros muchos han ido más allá, afirmando que las astronaves son pilotadas por el propio Lucifer, cuyas tropas secuestran, violan y esclavizan a los seres humanos. Ya en un temprano 1954, Gordon Cove afirmaba sin rubor en ¿Quién pilota los platillos volantes?” que “Satán es mayor el genio militar jamás visto”, mientras una década después otro histórico ufólogo, Brad Steiger, concluía que los ovnis contaminaban el agua con drogas hipnóticas. Algo tan extravagante como la postura mantenida durante décadas por el mayor del Ejército Real Húngaro Coleman von Keviczky, quién alcanzó cierta notoriedad en los círculos ufológicos de los años sesenta y setenta, al mantener la hipótesis de que los ovnis eran la avanzadilla de una invasión que había que evitar militarmente. “Mientras los líderes científicos, políticos y militares hablan de alucinaciones colectivas y de histeria, las Fuerzas Galácticas de Vigilancia continúan su tarea” aseguraba von Keviczky.

Acabamos nuestro repaso por estos intrincados rincones de la ufología ocupándonos de una de sus facetas más pintorescas: la picaresca y su inseparable relación con el dinero. En honor a la verdad hay que reconocer que bastantes aprovechados han encontrado entre el público interesado en los OVNIs, víctimas que no han dudado en confiar ciegamente en lo que se les contaba, y en pagar por ello. En Estados Unidos son frecuentes los congresos de pago en lo que se “engancha” al público prometiendo revelar en el transcurso del mismo “casos y pruebas” irrebatibles de la presencia alienígena en nuestro planeta. Algún contactado de fama internacional continúa ganando actualmente importantes sumas de dinero por medio de sesiones privadas de “conexión” telepática con extraterrestres, mientras que a raíz de la resucitación del caso Roswell a partir de 1995, no han dejado de aparecer aquí y allá filmaciones y fotos de alienígenas diseccionados, junto a restos y piezas de naves extraterrestres estrelladas principalmente en EE.UU. y la antigua Unión Soviética algunas de las cuales han llegado ser vendidas o subastadas.  En abril de 1997 se presentó y comercializó en vídeo una filmación de mala calidad robada supuestamente del Área 51, en la que se entrevistaba a un extraterrestre moribundo y por la que la productora Rocket Pictures Home Video tuvo que pagar una importante suma. Un año después en el documental UFO Cover-up? Live, dos supuestos agentes de inteligencia norteamericana confirmaron, de incógnitos, las sospechas de muchos ufólogos sobre un pacto del gobierno con los aliens, aunque sorprendieron a todos al asegurar que a los extraterrestres les chiflaban los helados de fresa.

En el verano de 1999 el Museo de Ciencias de Nueva York recibía un curioso paquete desde Ecuador, conteniendo restos óseos y con el encargo de ser analizados. Tras determinar que se trataba de la osamenta de un niño, los analistas enviaron el resultado al remitente, Juan Machuca, quién montó en cólera. Y no era para menos, unos meses antes Machuca había comprado los huesos por cinco mil dólares (810.000 pesetas), con la firme promesa del vendedor, Víctor Andrade, de que eran los restos de un extraterrestre. El que para Machuca podía haber sido el “negocio del siglo” terminó convirtiéndose en un proceso judicial dominado por la mofa.

El caso de Gary Lowery no es menos insólito. Este inspector de incendios de la localidad californiana de Bakersfield, aseguraba ser víctima del acoso de extraterrestres, que una y otra vez lo abducían y lo visitaban en su dormitorio. Las dramáticas experiencias de estos alienígenas con forma de insectos y reptiles se prolongaron durante dos años, hasta que inesperadamente Lowery proporcionó la prueba física que “confirmaba” la realidad de sus experiencias: una mano que los alienígenas se habían dejado olvidada y que fue presentada públicamente en fotografía por Peter Gersten, director de Ciudadanos Contra el Secreto OVNI de Arizona.

Para concluir y sin ningún ánimo de ofender o parece discriminador, y basándonos en el estudio de Russ Estes y William P. Cone nos atrevemos a recomendar a Gary Lowery y a otros abduccidos, que “salgan del armario”, dado que aunque no lo sepan y ni tan siquiera lo sospechen, tienen el sesenta por ciento de posibilidades de ser homosexual. Lo cuenta Kevin Randle en su libro The Abduction Enigma, recogiendo una encuesta de los citados investigadores según la cual seis de cada diez abducidos son homo o bisexuales, y el 90% presenta disfunción sexual, incluyendo abusos en la infancia.

José Gregorio González

 

CASOS INVEROSÍMILES

La ufología está repleta de casos insólitos, no faltos de cierto humor. El 13 de octubre de 1977 el camionero chino Wang Jian Min observó un ovni con cúpula aterrizaba en la carretera. Presenció a dos humanoides plateados con luces en la cabeza, lo que le provocó un estado nervioso que le indujo a coger una barra de hierro e ir hacia los “visitantes”, que intuyendo lo que podía ocurrir, desaparecieron con su nave. En China también se difundió hace varios años el relato de un cuarentón que de camino a su casa fue en varias ocasiones secuestrado y seducido por una alienígena. Cierto o no ese fue el argumento que le dio a su esposa ante su creciente desconfianza por los constantes retrasos del esposo en llegar al hogar. Muy similar parece la experiencia de Andrzej Domala, un polaco que en el transcurso de un congreso ufológico desveló en 1998 que treinta años antes, el 13 de agosto de 1968, había sido abducido mientras recogía setas. Nada de particular si no fuera porque en la nave fue “obligado” a mantener relaciones sexuales con una bella alienígena del planeta Nea, quién tuvo el híbrido semihumano sobre la marcha. Los congresos son ideales para escuchar este tipo de relatos y en Estados Unidos lo saben. En uno de los últimos y tras registrar al público, un desconocido ufólogo se presentó rodeado de guardaespaldas para contar con caso surrealista: mientras paseaba con su perro por el parque se encontró con un pequeño alienígena, que disparó un rayo luminoso fulminando al perro. La ira hizo que cogiendo un palo del suelo golpeara al extraterrestre en la cabeza, dejándolo aparentemente muerto y llevándolo a su casa donde lo conservó en el frigorífico. Sin embargo, el alien no estaba muerto, desapareciendo del frigorífico misteriosamente.

El 13 de noviembre 1998 Eusebius Vähänläntä, vio una potente luz seguida de una vibración, en su casa de Finlandía, para después de un silencio ver a tres extrañas figuras muy brillantes, paseando por su jardín, mientras una subía a un árbol y permanecía allí algunos minutos. Ignoramos lo que hacía aquel ente en el árbol, como también lo que buscaban varios más en la azotea de tres familias de la ciudad peruana de Pueblo Libre, en la que varios alienígenas con túnica negra “fosforescente” y cabeza romboidal fueron confundidos con ladrones en la noche del 24 de abril de 1999, presentándose denuncia de los hechos.

Recientemente y desde la antigua Unión Soviética, nos llegó otra filmación de mala calidad en la que se podía ver un presunto extraterrestre de 20 cm. Según ufólogos de Georgia

la criatura la encontró en julio de 1996 un anciano en un lateral de una carretera cercana a la localidad rusa de Kashtim, en los Urales. La llevó a su casa, pero el anciano enfermo siendo hospitalizado durante varias semanas, descubriendo cuando fue dado de alta que había muerto. La policía grabó el vídeo del supuesto ser ya fallecido, que como suele ocurrir en estas historias fue confiscado por los servicios secretos.

Aunque para surrealismo y bromas la confusión que en septiembre de 1999 paralizó la estación de metro de Londres, donde fue encontrado a la altura de la Colina de Buckhurst, Eseex, un huevo alienígena de juguete, que fue confundido con un feto humano provocando la intervención de las autoridades policiales y judiciales.

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