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La autora de El Ataúd Blanco de la Casa Imperial se protege de represalias bajo el pseudónimo de Anka Carand, firmando una historia novelada sobre un supuesto crimen de estado en el trono de Japón.

Se lee como un diario, casi como una confesión o confidencia, una narración en la que la autora se desnuda ante el lector para compartir una verdad velada de una gravedad difícil de calibrar hoy en día. El secreto que vértebra El Ataúd Blanco de la Casa Imperial no es un secreto cualquiera, sino uno de los que hasta hace poco se podían cobrar la vida de quienes osaran desvelarlo. La autora vivió la fascinación y el vértigo propios de quién se siente partícipe y cómplice de algo que puede cambiar el rumbo de una superpotencia y la manera en la que un pueblo asume la integridad de quien gobierna, por ancestral decreto divino, su destino. Sin embargo a Judith, protagonista y al mismo tiempo autora de este peculiar texto, también la atenazó durante años la duda de estar cautiva de las fantasías de un adictivo megalómano, de un personaje contradictorio que se decía adiestrado para afrontar cualquier desafío, con una autobiografía en la que se situaba en peligrosas misiones de campo en la esfera de EE.UU. y la OTAN, y que a pesar de ello no pocas veces se mostraba absurdamente vulnerable.

La bomba de relojería que esconden las páginas de esta historia novelada nos habla de una conspiración que habría despojado del trono de Japón a su legítimo heredero. A pesar del tiempo transcurrido, Anka comparte sus vivencias desde el anonimato, firmando con un seudónimo al entender que su integridad no está del todo garantizada, o al menos, la serenidad de su actual vida. A pesar de ello está convencida de que esta historia necesita y merece ser contada, ya sea para exorcizar sus dudas a través de la luz que puedan aportar los lectores, o para hacer justicia dando a conocer la que, presume, puede ser la verdadera historia de usurpación que rodea a los herederos del trono en Japón.

Anka tenía durante la primera década de este milenio, cuando se desarrolla el grueso de los acontecimientos relatados, una exitosa carrera como ejecutiva en una multinacional con oficinas en Cataluña. En los vagones de su envidiable tren de vida no faltaban los viajes a los destinos más diversos, la exquisitez gastronómica, el lujo o el ocio más elitista. Fue en esos años cuando accedió a la comprometedora información que revela en su libro, tras conocer y vivir una tortuosa relación sentimental con Harada Minamoto, quién se decía víctima de una oscura conspiración. Según su relato, él era el legítimo heredero al trono en el País del Sol Naciente, pero sus padres fueron asesinados dándole a él por muerto. El relato de Anka ahonda en los detalles de este episodio narrando la, por momentos bucólica, y por otros vertiginosa, vida que llevó Harada desde entonces. Hay instantes en los que la lectura parece irreal, ya sea por el halo fantástico que impregna algunos pasajes, como por lo absurdamente contradictorio que en ciertos momentos se muestra el coprotagonista de la trama. Harada es víctima de pasiones y pensamientos rumiantes peligrosamente autodestructivos, y al mismo tiempo comparte confidencias que a la autora y protagonista le resultan inverificables, y que al lector se le antojarán, cuando menos, bastante desconcertantes.

Como todo libro en el que su autor desnuda el alma, en El Ataúd Blanco Anka-Judith comparte momentos de extrema crudeza vital, escenas de felicidad en lo cotidiano, episodios de conflictividad familiar, instantes de evocador erotismo y situaciones de trepidante acción, lo que hace de este libro un texto difícil de encajar en un solo género. En la línea del tiempo del relato nos veremos inmensos en el viaje que realiza una mujer que ha tenido y disfrutado de una vida de placer y lujo, y que termina en un infierno vital del que es rescatada gracias a la bondad y altruismo de unos ángeles de carne y hueso que le devuelven la esperanza.

“Soy una mujer como tantas otras –asevera la autora. Tengo dos hijas, ellas han sido la fuente de energía de la que me he nutrido cuando he vivido en el infierno. Con los años de experiencia acumulados, he llegado a la conclusión de que nuestro destino está escrito, que no importa lo que hagamos, lo que evitemos, lo que rechacemos o lo que deseemos, porque al final será siempre lo que tenga que ser. Viví todo lo que cuento, fue real, pero ¿lo fueron también las relevaciones de Harada? Hoy me lo sigo preguntando”

El ataúd blanco de la Casa Imperial

Autora: Anka Carand

1º edición – marzo 2022

ISBN: 978-84-09-30014-3

Páginas: 476

Dimensiones: 210x150mm (Tapa blanda)

Venta y contacto: www.ankacarand.com

 

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