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Cumplir años y hacerlo mientras te mantienes en activo desde el punto de vista profesional implica ir convirtiéndote también tu en una efeméride, en un focalizador de etiquetas capaces de condensar en escuetos titulares, quien sabe si de forma algo incompleta, facetas o etapas profesionales que con frecuencia han sido arduas, laboriosas y constantes. Internet y su mundo, este mundo desde el que puedes acceder a estas líneas, por su condición efímera y reciente implantación (aunque te sorprenda, Internet es un fenómeno de anteayer), carece de memoria a medio y largo plazo. Se la estamos creando con nuestras aportaciones, con la incorporaciones de bases de datos digitalizadas que permiten acceder a hemerotecas, archivos, colecciones, etc., que originalmente nacieron y perduran estoicamente en papel, en ocasiones desde hace siglos. Eso posibilita acceder con mayor facilidad a los clásicos, a las fuentes originales, a las referencias, democratizando el acceso, haciendo justicia a los creadores y ayudando a desmontar – a quien quiera tomarse el tiempo de ir más allá de un twit-, versiones ficticias o interesadamente tergiversadas del pasado, incluso de la historia propia o ajena.

Implementar esa memoria preinternet ayuda a contrarrestar esa lacra tan moderna y fácil de usar constituida por la llamada posverdad, la distorsión deliberada de la realidad para manipular a la opinión pública por encima de los hechos. La posverdad viene a resumirse y definirse en su razón de ser con la sentencia “el que algo aparente ser verdad es más importante que la propia verdad” Todo apunta a que la posverdad es claramente otra forma de mentira, y aunque el uso del concepto esta prácticamente circunscrito a la política y a los de medios de comunicación como agentes necesarios para influir en la opinión pública -es bueno recordar aquello de “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”, atribuida al líder nazi Göbbels- vemos expresiones de posverdad constantemente y a escala doméstica en las redes sociales, en nuestras propios perfiles y en los de aquellos con los que simpatizamos.

Al hilo de lo anterior y corriendo el riesgo de haber aburrido -y perdido como lectores- a quienes prefieren un consumo rápido de información, (tengo la impresión de que eso te hace más vulnerable a la posverdad) simplemente quiero compartir con el lector la alegría de una efeméride que además supuso un hito editorial en Canarias, concretamente en el mundo de la prensa. Corría el año 2003 y tras un buen puñado de vicisitudes finalmente publicaba mi libro Canarias Mágica, con la editorial Corona Borealis, obra que si te interesa encontrarás actualizada en la edición de 2016 de Editorial Luciérnaga como Guía Mágica de Canarias. Aquel libro, el tercero tras Los OVNIs en Canarias (1995) y Canarias Misteriosa (2002) costó años de viajes e indagaciones, y reconozco que salió adelante en gran medida por la insistencia de mi editor y viejo amigo, Jesús Callejo. Bueno, por eso y por una seria y puñetera lesión de tobillo que me tuvo postrado un mes completo…

Pero el protagonista no es ese libro, que tras 15 años sigue vivo y vendiéndose, como guía de referencia para turistas y curiosos con la que recorrer los itinerarios del misterio y lo mágico por Canarias. El protagonista y el hito en el mundo periodístico canario lo constituyó la colección CANARIAS MÁGICA, comercializada por el periódico EL DÍA desde el domingo 25 de mayo de 2003 por espacio de unos cuatro meses. Ese texto fue producto de la selección y fusión de textos de los libros Canarias Misteriosa y Canarias Mágica, implementado con contenidos inéditos. 16 pequeños volúmenes puestos a la venta de forma semanal en cientos de kioscos que contaba con su propia caja estuche. Toda esa idea, abrazada con entusiasmo por un periódico que encabezaba las ventas y el número de lectores en toda Canarias en una época en la que de verdad se vendían muchos periódicos a diario, fue de Jesús Callejo. La propia dinámica de las colecciones, con potentes inicios y un desgaste progresivo, hace muy difícil saber cuantas se vendieron con exactitud, aunque la estimación de colecciones completadas en kiosko por los lectores siempre rondó las 17.000 unidades. Esta cifra se triplicó fácilmente en el día lanzamiento -domingo de elecciones en la que petaron las ventas- y durante las primeras semanas con los primeros libros. También habría que contabilizar el goteo de los años posteriores, en ventas presenciales o a distancia que realizó el periódico para toda España y algunos paises hispanoparlantes, que también destinó un meritorio número de unidades como obsequió para visitantes ilustres y colectivos. En definitiva, que varias decenas de miles de colecciones de Canarias Mágica viven en otros tantos domicilios de dentro y fuera de Canarias desde hace 15 años¡¡¡, atesorando las informaciones primigenias y totalmente vigentes que tanta inspiración ha dado sobre asuntos como los misterios del Barranco de Badajoz, mis queridísimas luces populares, expedientes como el del Valbanera, el crimen de la Familia Alexander, los misterios del accidente de Los Rodeos, el Alma de Tacande, leyendas urbanas de Canarias, la fauna misteriosa, el esoterismo de nuestra arquitectura o los aspectos más insólitos de nuestra arqueología

Como digo, la idea de crear la colección y llevarla a buen puerto en cooperación con el por entonces jefe de marketing de El Día, mi apreciado Víctor Arbelo, fue de Jesús Callejo, quien a través de la editorial que dirigía se encargó de la maquetación y de gestionar las ilustraciones que acompañaban en portada a cada libro.

Finalmente le hicimos una puesta de largo el día 29 de mayo de 2003 con una fabulosa presentación en el Club La Prensa, de esas que si no te enteras es porque no estabas por las islas, en la que además de Jesús Callejo estuvo como padrino nuestro querido y respetado amigo Paco Padrón. Aunque ya había compartido la presentación de otro libro mío, el hecho de que Paco Padrón estuviese allí en esta ocasión, apoyando y sumando para darle mayor visibilidad a la colección, fue un gesto decidido y valiente, que hablaba de su sincera pasión por estos temas y del valor que daba a la amistad y al respeto del trabajo ajeno, pues no hay que olvidar que Paco Padrón trabajaba para la “competencia”, pues publicaba semanalmente y de forma ininterrumpida para el periódico Diario de Avisos desde los años ochenta. Es decir, que siendo un valioso activo del Diario de Avisos no dudó en sentarse a mi lado para bendecir una colección que lanzaba la competencia, El Día. ¡Qué bueno y saludable es haber curtido el alma con gestos tan determinantes como aquel…

La cosa con aquella colección fue a mayores y tuvo en el momento cierta repercusión nacional, pues tras contarles la idea se sumaron apoyando la iniciativa buenos amigos, los primeras espadas del momento del periodismo escrito de misterio, Fernando Jiménez del Oso como director de Enigmas, y Javier Sierra como director de Más Allá. Enrique de Vicente también se sumaba, pero quienes le conocemos sabemos que aún sigue en ello, con tanto ajetreo como lleva. Para la ocasión se hizo un despliegue publicitario gigantesco que puede ser rastreado por cualquiera en las hemerotecas, y hasta tuvo anuncio de televisión a nivel regional.

En fin, este 2018 se cumplen 15 años de aquel hito histórico único, puede que irrepetible tal y como está el mundo de la prensa escrita en general. Esta crónica deja constancia, en la era de la posverdad, de la verdad de aquel momento, que es y siempre será, la verdad.

José Gregorio González

 

 

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