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Una ruta visibiliza las curiosidades, hechos insólitos y enigmas del municipio.

Al combinar “misterios” y “Granadilla” una tercera palabra siempre emerge espontáneamente en la conversación, “Tejita”. Su playa se convirtió en el epicentro de los misterios de toda Canarias y España desde que el recordado Paco Padrón viviera en ellas sus recordados encuentros con OVNIs en la segunda mitad de los años setenta del siglo pasado. Para entonces habían transcurrido ya varias décadas desde que el viejo cabrero Salvador, que pastoreaba sus cabras por aquella bella e inalterada zona costera, se tropezara con “dos lebrillos unidos” que aparecieron súbitamente flotando en cielo. El platillo volante no fue lo único raro ya que en escena también irrumpieron de la nada dos seres “altos, rubios y de ojos grandes”, vestidos de blanco, a los que Salvador saludó educadamente con un “buenas tardes” sin recibir respuesta alguna. Es bastante probable que otro cabrero antes que él se tropezara con lo misterioso en la primera mitad del siglo XVII: Pedro de San José Betancur. La tradición sitúa al que luego sería el primer santo canario con sus cabras en la zona, refugiándose en una cueva de la razia de los piratas y alcanzando estados místicos y contemplativos en el lugar, circunstancia que invita a especular sobre las peculiaridades de ese territorio como espacio propicio para vivir experiencias anómalas interpretables como sagradas o de origen divino. Habría que esperar al 9 de junio y al 23 de octubre de 1975 para que los OVNIs y sus tripulantes se manifestaran con rotundidad en la playa de La Tejita ante Paco Padrón y sus acompañantes, en unas experiencias que dejaron algo poco habitual dentro del fenómeno: diversidad de testigos y material gráfico de apoyo. Ese fue el punto de partida de la costa de Granadilla,- aquella en la que paró Magallanes y Elcano en la primera al mundo el 3 de octubre 1519- como Meca a visitar desde entonces por todo aquel interesado en los Objetos Volantes No Identificados, que según muchos rumores se cuelan con cierta frecuencia en los radares del Aeropuerto Reina Sofía.

Reliquias, Perrete, Pareidolias y Luces

Los impulsores de esta ruta por los misterios de Granadilla que se llevó a cabo en la tarde de este viernes 6 de julio eligieron la zona del casco para compartir su anecdotario de anomalías locales. Fue así como los participantes pudieron conocer la vigencia de la creencia en El Perrete hasta bien entrado el siglo XX. “Esa era un forma de referirse a la aparición del diablo, que muchas veces se creía ver encarnado en grandes y amenazantes perros negros. Sin embargo, Granadilla comparte con sus municipios vecinos la creencia de que también podía aparecerse en el mar a los pescadores, amedrentándolos para que abandonaran la pesca adoptando formas de fuego debajo de sus barcas”, explica José Gregorio González. Al respecto el investigador Fernando Hernández añade que la casuística reciente “también nos aporta encuentros de hace apenas unos años en diferentes puntos del pueblo con esos grandes canes de ojos encendidos, turbadores aunque espectrales, que irremediablemente nos remiten a lo que los cronistas llamaron tibicenas tras escuchar el relato de los guanches”

Tal solo hace falta rastrear con interés para tropezarse con referencias a lo insólito en el municipio. La iglesia de San Antonio de Padua tiene su propio fragmento autentificado del

Lignum Crucis, el Santo Madero, una de las reliquias más afamadas de la cristiandad, y en “una fecha tan reciente como 1984, en pleno casco, miles de personas peregrinaron con una mezcla de curiosidad y devoción para contemplar la imagen de la virgen que se había aparecido en la ventana de cristal de una casa. Una pareidolia en toda regla, así como un síntoma de la fascinación que lo extraño nos genera a todos”, explica Hernández.

En rutas como esta no se desatiende la historia con mayúsculas ni los atractivos convencionales de los lugares visitados. El tándem de investigadores y escritores formado por González y Hernández, integrantes del programa Crónicas de San Borondón y artífices de los itinerarios, se ve complementado con el enfoque de los geógrafos e historiadores de Canarii Aventura y Medioambiente, empresa del sector que tiene en el turismo de misterio un producto diferenciador, tal y como mostraron estos días en el Salón Turnatur que acogió el municipio. “Se concilia perfectamente el contar el pasado de Granadilla, con su dependencia inicial de Vilaflor, sus telares y horno de cal, o su acelerado desarrollo por el turismo, con las historias de brujas y aparecidos que aun cuentan sus mayores”, explican Jonathan Sosa y Sergio García de Canarii.

La filiación masónica de unos de sus hijos ilustre, el arquitecto José Enrique Marrero Regalado, que dejó pistas de su simbolismo en el Cabildo de Tenerife o la Basílica de La Candelaria entre otros lugares, o las luces misteriosas que aparecen a la salida del pueblo rumbo a Vilaflor, que la tradición ha terminado por vincular al alma en pena del VII Marqués de la Fuente de Las Palmas, Alonso Chirino del Hoyo, tiroteado en la Cruz de Juan Bello el 17 de agosto de 1840, son dos excelentes ejemplos de lo bien que maridan los enigmas y la historia en Granadilla y alrededores.

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